“Tú no puedes jugar porque eres niña”, eso fue lo que le dijeron alguna vez a Cecilia Santiago, una de las actuales futbolistas más importantes de nuestro país, y la mandaron a sentarse a la banca. En aquel entonces ella era solo una niña que decidió jugar con los niños, pues no encontró ningún equipo femenil. Sin embargo, para muchos de los entrenadores de los equipos contrarios e incluso para los papás de sus rivales, ser mujer fue motivo suficiente para excluirla.
Lo más lógico sería que ante este panorama de trabas, burlas y discriminación, la joven guardameta se diera por vencida y decidiera pasar su tiempo libre haciendo cualquier otra cosa antes que jugar fútbol. Pese a todo, Cecilia fue la excepción a la regla y con el apoyo de sus padres siguió avanzando en el mundo del deporte hasta consolidarse como el referente que es ahora.
Cecilia y la portería ya se conocían. En sus primeros partidos se desempeñó en esa posición, no obstante, cuando formaba parte del Club Laguna, ella jugaba como defensa central. Quién sabe si fue destino o mera coincidencia, pero una vez, disputando un torneo, la arquera titular se lesionó y Santiago fue llamada a sustituirla, nada más y nada menos que por tener una estatura por arriba del promedio.
A partir de este reencuentro, Cecilia se planteó seriamente retomar su posición inicial, pese a que su papá continuamente le recordaba todas las desventajas de ser arquero: que si era muy arriesgado, que si iba a sufrir mucho, que si sus errores iban a notarse más que los del resto, etcétera, etcétera, etcétera. El entrenador del equipo habló con el señor Santiago y pidió darle una oportunidad a su hija, estaba casi seguro de que la chica desertaría al darse cuenta todo lo que implicaba.
Nuevamente Cecilia fue la excepción a la regla y no se rindió, incluso comenzó a avanzar a pasos agigantados y mostrar grandes aptitudes. Al darse cuenta de ello, ya nadie discutió la decisión y comenzó sus entrenamientos y presentaciones como arquera.
Su talento y esfuerzo la llevaron a disputar su primer mundial sub 20 en el año de 2010. Experiencia que se repetiría dos veces más y en 2011, debutaría con la selección mayor. Con solo 16 años era la responsable de cuidar la meta nacional, situación que le hizo ganarse el apodo de “pollo”.
Para Cecilia el fútbol es de momentos, es por eso que ella se exige y prepara constantemente. Su fórmula le ha resultado, pues hace apenas unos cuantos días, en la final de la liga femenil, atajó dos penales, mismos que le dieron el triunfo al América, equipo del que actualmente forma parte. El futuro luce prometedor para Santiago, pues tiene dedicación, talento y personas que la apoyan. Seguramente seguirá siendo la excepción a muchas otras reglas.
Por: Alejandra Sánchez