El artillero alemán, Rudi Völler, es recordado por todo el que lo vio jugar por ser uno de los más grandes en el área, de su generación y de la historia. Muy pocos pueden presumir anotar en una final de Copa del Mundo, y tener un total de 47 goles con su Selección -siendo el cuarto máximo anotador de todos los tiempos-, llegar a dos finales como jugador y una tercera como técnico. Pero hay otros datos, hechos y anécdotas de Rudi Völler que hacen de él un gran personaje en las historias que ha protagonizado dentro del balompié.
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El sonado caso de la pelea con Rijkaard en un partido entre Holanda y Alemania durante el Mundial de Italia 90, es una anécdota también recordada por muchos. El histórico central de la Naranja Mecánica le cometió dos fuertes entradas al delantero alemán, antes de escupirle en la cara, Völler reclamó al árbitro y se llevó la primera amonestación. Subió la temperatura del partido para los dos jugadores, el holandés volvió a provocar y de nuevo escupió en la cara; el árbitro para no perder el control del partido decidió expulsar a ambos.
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Aquel incidente causó polémica, Rudi Völler se perdería el siguiente juego contra Checoslovaquia y la FIFA intentó ocultar lo que pasó en el túnel después de que los futbolistas fueron expulsados. Se habla mucho que tres miembros de staff intervinieron después de que el alemán golpeara y azotara contra las paredes a Rijkaard por haber perdido la cabeza ante las provocaciones del defensa central. Fue una de las historias que más se mediatizaron en aquella justa.
Otra de las curiosidades que le dan identidad a este gran personaje del juego es su apodo: La tía Kathy es como le nombró su compañero de cuarto durante Italia 90, Thomas Berthold, por parecerse a las ancianas con cabello gris de Frankfurt. El singular peinado y look de Völler lo identificaron con el término Kathë que es el mismo para referirse las señoras que lucen así. Los medios no esperaron para popularizar el sobrenombre del ídolo teutón.
Pero lo fundamental de un gran personaje es su gran historia, su travesía y sus hazañas, y la de Rudi Völler es digna de una película. El otrora capitán de la Roma, nunca pudo levantar un trofeo de liga en su estadio, una de sus grandes ilusiones en un club donde se volvió ídolo de su afición. Otra desilusión llegó en México 86, después de entrar de cambio y lograr el empate a dos en la final contra Argentina, vio a su equipo caer y perder la Copa tras la asistencia de Maradona a la definición de Burruchaga.
El final feliz solo esperó cuatro años, cuando se volvieron a enfrentar ambos equipos por el campeonato Mundial. El Olímpico de Roma, su casa, esperaba ver alcanzar la gloria a su capitán. El equipo teutón llegó invicto con cuatro victorias y un empate, la albiceleste solo logró ganar dos partidos en tiempo regular. Rudi Völler, recuerda en una entrevista para FourFourTwo:
En la final del 86, estuvimos muy cerca de ganar, pero cometimos un error: querer ganar en los 90 minutos… esa ocasión ellos tenían mejor equipo.
El encuentro estuvo lleno de intensidad y nerviosismo para los dos finalistas, pero más para el campeón defensor que se veía superado y aguantó el cero a cero por 85 minutos. Hasta que, en la jugada decisiva, Völler, ingresó al área, Sensini cruzó abajo por la derecha y el árbitro mexicano, Edgardo Codesal, marcó penal sobre nuestro delantero protagonista. Alemania anotó y se proclamaron campeones del mundo. La tía Kathy logró su más grande anhelo de una forma inesperada: levantó un trofeo en el estadio que siempre se rindió a sus pies usando una camiseta con la que no sería campeón, pero los romanos festejaron el título del alemán como uno de los suyos.
Por: Diego García Mondragón