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Ley Pelé

Lo hecho por Edson Arantes do Nascimento con el balón a sus pies, hizo que el orbe futbolístico se rindiera ante él. Pero por increíble que parezca, su figura como multicampeón con Santos y Brasil trascendió más allá de la cancha. En 1998 surgió “La ley Pelé”.

O Rei comenzó su carrera en 1956 con Santos y pisó por última vez el césped como futbolista profesional en 1977 con NY Cosmos, sin embargo, de alguna manera u otra su vida no se desligó del balompié. Tras su retiro, incursionó en el mundo empresarial e incluso en el cine, pero dio un paso más allá: política.

De pantalón corto a uno largo

En 1994, Pelé se integró al gabinete del entonces presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso. ¿El cargo? Ministro Extraordinario de Deportes. En su momento, Mário Jorge Lobo Zagallo, comentó respecto a la incorporación del exjugador: “Es el hombre correcto en el lugar correcto». 

Aunque dentro de esta historia no todo fue buen recibimiento, especialmente -y por increíble que resulte-, por parte del entonces presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ricardo Teixeira, así como el expresidente de la FIFA, Joáo Havelange. Ambos personajes mantenían una guerra declarada y pública contra Pelé.

El desencuentro entre los tres personajes surgió en 1991, cuando en una entrevista el 10 brasileño señaló: “Me gustaría que el futbol en Brasil funcionase tan bien fuera como dentro del campo. Por desgracia, en la Federación tenemos un montón de problemas y esos problemas impiden ayudar lo suficiente a los jugadores jóvenes». Comentó que en la CBF primaba la corrupción.

Cambiando las reglas de juego

A pesar de ello, Pelé siguió y buscó con una sola idea: moralizar el deporte en Brasil. Durante dos años, el multicampeón del mundo, trabajó en un proyecto contra la corrupción de la CBF.

Entres los puntos principales de dicho proyecto destacaron: La posibilidad de que los equipos se convirtieran en empresas comerciales, desde categorías infantiles; los tribunales deportivos podrían ser designados por entidades de la sociedad civil y no por los dirigentes de los clubes; permitir a los clubes crear sus propias ligas y desvincularse de la Federación; el que los árbitros constituyeran sociedades independientes que serían contratadas para prestar servicios de arbitraje a las ligas. Y uno de los puntos más importantes, el que después de dos años de que la nueva ley entrara en vigencia, los futbolistas tendrían derechos absolutos sobre su transferencia.

Dichas cambios estructurales señalados dentro del proyecto se estipularon para poder incidir en el desarrollo económico de los equipos. Lo que a su vez traería como consecuencia el impedir que centenar de futbolistas brasileños buscaran mejores contratos en el extranjero.

Esto no le gustó en absoluto a Havelange, quien en 1997 amenazó con expulsar a la selección brasileña del Mundial de Francia 98´si el proyecto era aprobado por el parlamento y la presidencia. Y es que al final dicha iniciativa estaba dirigida a terminar con el poder con el que operaba la CBF. A pesar de ello, el proyecto fue aprobado como Ley en 1998. Pelé concluyó aquella victoria con la siguiente frase:

«Ha sido uno de los goles más difíciles de mi vida, pero ahora el deporte brasileño está equipado para el siglo XXi”.

 

Por: Ricardo Olín / @ricardo_olin

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