“Dijo hola y adiós y el portazo sonó como un signo de interrogación” escribió Joaquín Sabina en su legendaria canción 19 días y 500 noches y dicha frase representa de manera impecable lo que ha pasado con la Liga MX tras la derrota de los equipos de las televisoras, América y Mazatlán aquel sábado y la eliminación total de los equipos de la liga mexicana de la Leagues Cup.
Tan fuerte han cerrado la puerta los equipos norteamericanos a los mexicanos que decenas de signos de interrogación han tomado un lugar en las tertulias futboleras en los bares, en los programas de televisión y en los escritorios de los directivos de fútbol.
Y la dificultad de responder a esos cuestionamientos consta en que intentar razonar desde lo deportivo un beneficio económico sería igual de incongruente que explicarlos versículos de la creación desde la ciencia, no tienen nada en común desde su origen, pero en algunos versos, riman.
Mientras a inicios del milenio los equipos mexicanos aspiraban a competir en la Copa Libertadores, contra Boca, River, Flamengo, Nacional y otros equipos de una historia y jerarquía monumental, los equipos de la MLS y su selección comenzaron a construir la narrativa de rivalidad con los clubes de la Liga Mexicana y su selección, y si, este es uno de los versos donde ambos tiempos riman, pues en ese entonces los equipos mexicanos se quejaban de los viajes, de las canchas en mal estado y de los arbitrajes parciales, como el día de hoy pero ahora ante equipos que tienen menos de una década de creación.
La MLS ha creado una copa a modo para sus equipos que ya llevan una veintena de partidos en su temporada y la liga mexicana ha aceptado competir en ella con la consciencia de que deportivamente pocas cosas son rescatables.
Hace unos años fui a un concierto con una producción impresionante, la iluminación hacia brillar el lugar con una infinidad de colores y efectos, las pantallas eran de la máxima calidad posible, el sonido vibraba en todos lados y podías escuchar con claridad cada instrumento, pero el cantante y sus músicos habían perdido el vuelo, apenas tenían un par de horas de llegar a la ciudad y su participación fue tan desafortunada que tocaron 4 canciones y fueron echados por la audiencia que salía del lugar con un mantra comunitario que repetía ¿Qué les pasó?.
Y es que para hacer del deporte un espectáculo, el país de las barras y las estrellas, es único; los estadios, en su mayoría semi vacíos, o semi llenos, son impresionantes, la calidad de transmisión de Apple Tv es envidiable, (muchos de nosotros notamos por primera vez el tatuaje de Newells del Lolo Faravalli en la parte posterior del brazo), las narraciones son bastantes agradables y en dos idiomas, pero, como en aquel concierto, una de las partes simplemente no puede competir, al espectáculo le hace falta algo y la afición no está satisfecha.
“Hemos jugado 4 partidos en 14 días”; “No hemos podido entrenar en la mañana, lo hicimos hasta la noche y hemos terminado ya muy tarde”; “No hemos podido reconocer la cancha porque pusieron el césped hace 4-5 días”; “Si fuera a visita reciproca tuviéramos ventaja” ; “Son las condiciones del torneo y las sabíamos antes de comenzar y las aceptamos” son frases que mencionaron algunos de los entrenadores de los equipos de la liga mexicana que lejos de dar contexto han sugerido una sensación de justificación por las eliminaciones.
Claro que la conclusión inmediata es el impulso por afirmar que “ya nos superaron” pero ¿cómo mantener esa idea válida cuando en el torneo de la confederación, en igualdad de condiciones, apenas nos han superado en una ocasión en aquella final del 2022 entre Pumas y Seattle?
Enfoquémonos en lo que es evidente y comprobable, la MLS ha dado varios pasos hacia adelante en la formación, detección y exportación de jugadores, están construyendo equipos altamente competitivos y han tomado el lugar que tenía México como una opción para jugadores extranjeros que buscan el sueño de salir de su país, por otro lado, la liga mexicana se ha estancado en un sistema de competencia mediocre, monopolizado y cuya única prioridad es económica y las consecuencias de estas decisiones las podemos constatar todos los días.
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Finalmente, la Leagues Cup tiene un potencial enorme si se ajustan algunas de las situaciones que generan una absoluta desventaja entre los equipos de las federaciones, pero si se mantiene este sistema que no protege al talento de nuestra liga, no solo perderá el poco interés deportivo de los clubes si no también el de la afición que hasta ahora estaba siendo testigo del desempeño de sus equipos.
Para concluir me queda hacerles una atenta invitación a evitar caer a esos puntos comunes que la chiringuización del futbol por momentos nos tienta a redundar al momento de analizar una situación tan compleja y multifactorial como los resultados de los equipos mexicanos en la Leagues Cup.
Por Macky Pinzón