La selección femenil sub-17 está haciendo soñar a un país en el que el futbol va más allá de ser un deporte y es en sí mismo, junto con la política y la religión, la base de la vida social mexicana. Claro que hay excepciones, pero el futbol es para el grueso mexicano una pasión tan irracionalmente penetrante que llena los vacíos existenciales de un ciudadano que día a día cae en cuenta que vive en un país con miles de desaparecidos, descuartizados en fosas, y en donde la pobreza –urbana o rural— convive con todos estos problemas. Al mismo tiempo, está la opulencia whitexican que es tan cínica, que trastoca cualquier valorización del esfuerzo o el mérito.
Por esto, lo realizado por estas jóvenes no es solamente digno, sino curioso, y solamente posible, en el deporte. Considerando que la equidad de género en un país donde los feminicidios son tan normales, y la brecha salarial entre hombres y mujeres es tan notoria y ominosa, está lejos de materializarse. Independientemente de si se gana o se pierda la final, México ha destacado históricamente a nivel mundial en las categorías juveniles, sobre todo en la sub-17 y en las categorías donde el deporte no está manchado por la realidad, y por lo mismo, guarda mejor su esencia. No importa el resultado, esto es histórico y refrenda, tanto a deportistas como aficionados, la belleza de este deporte.
Pido perdón por no haber escrito desde el partido de Japón, pero bueno, me fue imposible. Entonces, haré un recuento de lo que considero más importante. En mi último artículo, había depositado toda mi confianza en Allison González, porque a pesar de no haber pesado en los primeros dos juegos de la fase de grupos, tenía toda la capacidad y calidad para hacerlo. Dije algo así como: “en el momento en que esa niña despierte, llevará a México a otro nivel”. Despertó en el momento clave contra Japón. Anotó el gol del empate para México con el que se consiguió el pase a la siguiente ronda, porque Brasil había hecho su chamba goleando a Sudáfrica 4-1. Además, fue un partido difícil.
México va invicto, pero haciendo honor a la verdad, Japón dominó el encuentro y marcó la pauta del mismo. Están eliminadas en parte por su portera, y bueno, fueron psicológicamente débiles en su tanda de penales contra Nueva Zelanda en cuartos de final. Las mexicanas, por su parte, han demostrado que son un equipo con mentalidad de titán, aires de grandeza, y hambre ganadora. Por eso, creo que el sábado, siendo irreverentes con la historia, conquistarán a España y a su vez, la Copa del Mundo.
Contra Japón vinieron de atrás para empatar, pero en el partido contra Ghana fue otro boleto. Físicamente, Ghana era total y abrumadoramente superior a las nuestras. A pesar de que Ghana no monopolizó el esférico, se sentía más el peligro cuando ellas se aproximaban al arco, y también por ello, sin ser inferiores a ellas, les costó. La Selección Nacional vino de atrás dos veces, y a diferencia de las ghanesas, los goles no provinieron de la creación de jugadas, sino del balón parado. México tuvo más la posesión de balón, pero le costó ofender y hacer daño en la portería rival.
De este partido quiero resaltar a dos jugadoras: Nayelli Díaz, y a Nicole Pérez. Creo que ambas tienen una mentalidad como pocas, y emocionalmente, se echaron el equipo al hombro. La mentalidad de Díaz es de admirar, pues empezó de titular contra Sudáfrica, pero después de ese empate a cero donde no pesó, no volvió al 11 inicial. Sin embargo, ha entrado de cambio en todos los juegos subsecuentes, y siempre ha sido un revulsivo que ha mejorado la actuación del Tri. Pasar a la banca después de un partido de titular es durísimo y tambalea a cualquiera. Curiosamente, a ella no, y su mejor futbol se ha visto en este mismo torneo y viniendo desde la banca. Con lo que implica pesar viniendo de cambio, que es mucho más difícil que iniciando. No sólo porque la que viene de ahí tiene menos minutos para hacer algo, sino porque ella no crea, o no participa en la creación de atmósfera del juego desde el principio. Venir de la banca implica adaptarse a un ritmo de juego que es totalmente ajeno a uno que no estaba jugando, y muy pocxs lo logran. Nayelli Díaz, contra Ghana, entró a darle profundidad a México, y su movimiento ocasionó el penal que después Nicole Pérez convirtió.
Por su parte, Nicole Pérez es más que una digna capitana. Ya había mencionado que es la más artesanal de las contenciones, y es porque tiene una técnica privilegiada. Pero, aunado a su capacidad futbolística individual, es una persona capaz de echarse al equipo al hombro, ella saca la casta estando contra la lona, y que se crece bajo presión. Hasta el momento, lleva tres penales cobrados en el mismo certamen, y los tres han sido tirados de manera excepcional. Es más, el cobro de los tres penales ha sido tan bueno, que más allá de rayar en lo sublime, refleja un temple inusual en alguien de su edad, y un temperamento de alta competencia, pues a pesar de ser momentos de mucha presión en los que una falla puede ser determinante en una eliminación, al cobrar, creo que nunca se le ha percibido ni la más mínima expresión o signo de duda o miedo. Eso, aparte de que en primera instancia reditúa pues deriva en buenos cobros tanto de penales como de tiro libre, se contagia. La tanda de penales de las mexicanas contra Ghana fue excelsa: ninguna falló.
Después de que la capitana de Ghana mete su penal. Nicole a pesar de ya haber cobrado un penal en tiempo regular, abraza su gafete y puesto de capitana, se faja los shorts, agarra el balón, inicia la tanda de penales para el Tri. ¿Qué hace? Lo cambia de lado, pero además, se avienta un cobro exquisito donde el balón toca dramática pero gloriosamente el poste derecho, y entra. Tirar dos penales en un mismo juego no es nada sencillo, si no pregúntenle a la capitana de Rayadas Rebeca Bernal, quien en la final del Clausura 2018 se vio en la misma situación, y tras anotar en el partido, erró su cobro en la tanda de penales. Algo que desgraciadamente, contribuyó en la derrota de su equipo frente a Tigres.
Y no me malentiendan, Bernal es una de las mejores centrales de la liga, y una de las capitanas más emblemáticas. El detalle es que siendo capitana, anímicamente influyes más en los momentos de mayor tensión, para bien o para mal. Por ello, un cobro como el de Nicole, siendo la capitana, no sólo da confianza a las demás, sino que inspira a las demás a hacer cosas grandes. Ninguna cobradora -Silvana Flores, Natalia Mauleón, y Julieta Peralta (América)- erró, y tanto el de Silvana como el de Natalia fueron excelentes cobros. El único penal que quizá no fue tan bien tirado fue el último, el de Julieta Peralta. Pero bueno, aunque vaya al centro, si se engaña a la portera y ésta no hace ni por el balón, se puede seguir hablando de un acierto en la cobradora mexicana.
Tampoco se puede dejar de mencionar a Jaidy Gutiérrez. Personalmente, ya lo he dicho, me gusta más Melany Villeda, que anda en la banca. Pero, las dos atajadas de Jaidy en esta tanda de penales fueron de altísima calidad, y creo que lo que mejor hace, es justamente, parar penales. Paró dos, pero adivinó bien los cuatro cobros. Por lo que para meterle un penal a Jaidy, es difícil, y tienen que ser penales muy bien tirados pues ha demostrado que intuye muy bien su dirección.
Después, el Tri tuvo que enfrentar en la semifinal a un viejo conocido de la zona CONCACAF, Canadá. Se le gana por la mínima diferencia, con otro penal de la capitana Nicole Pérez. Sin embargo, México fue totalmente superior a Canadá y pudo haber quedado 3-0. Silvana Flores y Natalia Mauleon reventaron el poste. De este partido, me gustaría reconocer la labor de Silvana Flores. En la contención tiene mucho más sacrificio que Pérez, pero no sólo es de batalla. Tiene también muchísima calidad. Creo que no por nada entrena en el Arsenal. Me habría encantado que su disparo hubiera entrado, habría coronado el gran juego que tuvo tanto en recuperación de balón como en generación de volumen de juego.
Ahora, el sábado viene la final contra España. Estadísticamente, en la sub 17 femenil, España parte como favorita. Es cierto que México, desde 2010, ha calificado a todos los mundiales, mientras que España faltó a la cita mundialista en Azerbaiyán 2012. Sin embargo, en Trinidad y Tobago 2010, España quedó en tercer lugar, en Costa Rica 2014 fue subcampeóna, y en Jordania 2016 quedó en tercer lugar. Ahora en Uruguay 2018 vuelven a una final, y el objetivo es claramente, una copa del mundo que se les ha sido negada. Curiosamente, en Jordania 2016 ha sido la única vez que españolas y mexicanas, y sólo abona a la incertidumbre, porque empataron. Compartieron grupo, y si bien México pasó en primer lugar, y España en segundo, la definición de los lugares se tuvo que ir hasta un tercer criterio: empataron en puntos (7), tuvieron la misma diferencia de goles (+8), pero las mexicanas tuvieron un gol a favor más (10 vs 9). Irónicamente, México quedó eliminado en cuartos de final a manos (o pies en realidad) de Venezuela, y España le arrebató a Venezuela el bronce en el duelo por el tercer lugar tras golearlas 4-0.
Lo único cierto, es que estas selecciones ya se enfrentaron. Tuvieron, antes del mundial en Uruguay un duelo amistoso. El ganador fue España: 2-1. Victoria de la roja, sí, pero un duelo muy cerrado. Aparte, el futbol da revanchas, y qué mejor revancha para el Tri que en la final. Han tenido un gran torneo, tienen enormes jugadoras, y repito, mentalmente están en un nivel en el que ninguna selección femenil mexicana ha estado. Este grupo está ilusionando a todo un país, y no sé, hay veces que no lo puedes explicar, pero sólo sientes que va a ser un día de esos, mágicos. El encuentro será duro, cerrado, pero este grupo tiene estrella, y estoy segura que mañana a las 6 de la tarde, tendrá la copa en sus manos. ¡Vamos México! Hágannos soñar una vez más. Esa final es nuestra.
Por: Alejandra Salazar