Los problemas políticos y sociales a nivel mundial han incrementado en la última década, debido a la decena de miles de personas que huyen buscando una mejor calidad de vida en contra de lo que viven dentro de sus países. Algunas naciones han abierto sus puertas y se han mostrado condescendientes mientras que otras han limitado el acceso de los refugiados. Sin embargo, en Italia hay un equipo de futbol que abre las puertas a quienes buscan una nueva oportunidad: Liberi Nantes.
El proyecto nació en 2007 de la mano del primer presidente de la asociación: Gianluca Di Girolami. El nombre, al igual que la ideología que rige al conjunto, es de carácter incluyente, popular e histórico. En los orígenes del futbol dentro de Italia, cuando comenzó a popularizarse y salió de los círculos elitistas, había muchos clubes que se llamaban Rari Nantes, parte de un verso de la Eneida de Virgilio. Rari Nantes in gurgite vasto, que quiere decir pocos náufragos en el vasto remolino, hace referencia a los pocos que consiguen salvarse de la furia del mar y fundar la ciudad de Roma, donde se ubica el actual equipo de asilados.
Liberi Nantes ofrece, a través del futbol, la oportunidad de que los refugiados recuperen sus vidas.
Rari fue sustituido por Liberi con el fin de convertir el mensaje en algo esperanzador, para quienes han logrado escapar de las difíciles condiciones de su propio país estableciendo nuevas vidas. De igual forma, con el nombre se pretende fortalecer el lazo con el deporte más popular y famoso en el mundo, así como también con el enlace histórico que significa el movimiento de migración, pues este mismo también forma parte de los poemas épicos en la época Clásica.
El conjunto romano está conformado completamente por refugiados políticos y asilados, principalmente por aquellos que viven en los Centros de Acogida romanos. Liberi Nantes nació el 26 de octubre de 2007 gracias a la iniciativa de nueve jóvenes que asistían con frecuencia a los Mondiali Antirazzisti (Mundiales Antirracistas), un proyecto de carácter internacional que se festeja cada año cerca de Bolonia, donde cientos de aficionados de toda Europa se congregan por días para jugar al futbol como un juego de esparcimiento y diversión, sin árbitro y con equipos mixtos de hombres y mujeres. A partir de este campeonato no oficial fue que surgió la idea de crear un conjunto de inmigrantes y refugiados con el fin de aliviar las peripecias vividas con anterioridad.
El equipo juega en la Terza Categoria, la división más baja del balompié italiano, pero su situación tan particular no solamente se limita a su conformación y a los jugadores. A pesar de los múltiples triunfos de la escuadra, siempre permanecen con 0 puntos debido a que los elementos no cuentan con los papeles de sus respectivas federaciones, lo que también les impide pelear por el ascenso, una iniciativa que, sin duda, sería de gran significado para quienes buscan en el balón una nueva forma de vida.
La historia de la cancha donde entrenan no es menos fascinante. El Estadio XXV aprile –que refiere en su nombre a la fecha en que se celebra la liberación de Italia del fascismo–, tampoco está habilitado para que Liberi Nantes dispute los juegos como local, pero el proceso está más cerca gracias a que la sede es compartida con Ardita, cuadro que está en el mismo sector que los asilados.
Liberi Nantes ofrece la oportunidad a hombres y mujeres que han salido de sus países en guerra la recuperación de la dignidad humana y la reconstrucción personal a través del deporte. Y aunque las dificultades de traslado y los distintos trabajos impiden que Liberi Nantes repita alineación, no deja de ser un aliciente futbolístico para quienes han vivido situaciones poco gratas en la tierra donde nacieron.
Por: Obed Ruiz/@ObedRuizGuerra