Ahí va el balón de Oro. Sin lugar a dudas, uno de los mejores futbolistas no únicamente del mundo, sino de su generación. Viste el jersey de una de las mejores escuadras de la historia, misma que cuenta con una cantidad casi obscena de trofeos en sus vitrinas. La historia respalda al croata: Él es un grande, su equipo es un grande, y sus otros diez compañeros son presente (El mismo Luka, Ramos o Benzema) y futuro (Vinícius o Reguilón) del futbol mundial. Se puede pensar por lo desafortunado de su posición en la imagen, que le falta capacidad. Pero es un verdadero crack, de eso no tenga usted duda.
Pero delante de él va un hombre que ha ingresado desde hace tiempo al Olimpo del balompié. Si quien cae está respaldado por la historia, el argentino tiene lo improbable de su lado. Muy pequeño, con problemas hormonales para crecer, callado y con una capacidad de hablar que no seduce a nadie, Messi pareciera pagar los pecados del Diego. Si la dificultad con El Pelusa es cerrarle la boca, con Lio es difícil conseguir una declaración interesante. Y habría que admitir que con todo y que es probablemente el mejor de la historia, el partido de Copa no fue su mejor despliegue. Pero eso poco importa, la postal no es Lionel Messi en el partido contra Modric, la verdadera imagen es: Messi dejando en el camino adversarios.
Nadie niega el gigante que es Luka, pero Lionel podría dejar de jugar bien, hoy mismo, y su leyenda sería innegable aún. El argentino es inasible para la estirpe humana. Como reza el poema del mexicano Jaime Sabines: «los amorosos juegan a coger el agua, a tatuar el humo». Uno salta de alegría al verlo fugarse de todos y de todo. Pero si ayer no dio su mejor exposición, es porque hay una tragedia que nos persigue, y de la que ni el Messías puede escapar. El tiempo a comenzado a cobrarle factura.
Disfrutemos de uno de los mejores ahora que podemos, porque si hay alguien que no perdona, es el tiempo. Y será precisamente él quien termine por anunciar, al filo del campo, que la vida es un cambio que está esperando afuera de la línea de cal. Messi un día saldrá para no volver más.
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Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar