¿Has escuchado el nombre e historia de Luis Dabo? Muchas veces, los medios de comunicación deportiva gastan su tiempo y reflectores en personajes o noticias que no merecen mayor atención pública. Sin lugar a dudas, la trayectoria de Luis Dabo merece ser conocida por todos los amantes del futbol debido a su gran misión deportiva y humanitaria. Lamentablemente, este increíble entrenador falleció en 2022. Este texto es un homenaje a su carrera y, sobre todo, al rumbo que, desde el balón, le dio a muchos jóvenes inmigrantes en Estados Unidos.
“Mi papá vivió una vida plena, asombrosa y realizada. Hizo y experimentó cosas más allá de lo que la mayoría de nosotros podría siquiera imaginar. Aportó su contagiosa alegría y pasión a todo lo que hizo y nunca he conocido a nadie que haya impactado a la gente de la forma en que él lo ha hecho. Nunca retuvo nada. ¡Él nos amó y nos entrenó a todos con todo su corazón y espíritu!” publicó el hijo de Luis, Nick Tillia, tras la muerte de su padre.
Luis Dabo: más que un entrenador, un maestro
En el futbol, es un hecho que existen buenos entrenadores, sin embargo, hay pocos formadores de calidad. Formar a un futbolista no solo implica explicarle cómo recibir un pase, perfeccionar movimientos ofensivos o dotarlo de conceptos tácticos; ser formador va más allá: representa apoyar el crecimiento deportivo y el desarrollo humano de un futbolista. Luis Dabo entendió esto a la perfección.
En entrevista para Apuntes de Rabona, el actual Director de Operaciones de Los Ángeles F.C., Marco Garcés, nos contó parte de la historia de Dabo. Él era un tipo directo, franco y abierto; íntimo amigo de Eusebio gracias a sus épocas juntos en Portugal. No te pierdas la charla aquí:
Marco Garcés: un directivo dedicado a formar futbolistas
Una niñez lusitana
Luis Dabo nació en África, específicamente, en Guinea-Bissau, sin embargo, fue en Portugal donde creció, hizo su vida y su carrera. Su madre Nhima y su padre Fernando Vaz, formaron una familia de cuatro hijos: un juez, un médico y un sacerdote, pero Luis encontró su camino en la pelota. Rápidamente debutó como futbolista en la Liga Portuguesa donde jugó más de una decena de años. Se desempeñaba como lateral derecho.
Concluida su carrera como futbolista profesional, Luis Dabo comprendió que el balón abre puertas y recompone caminos que ya habían perdido la esperanza. En 1970 llegó a Canadá y comenzó a apoyar a jóvenes inmigrantes para, desde el futbol, poder mejorar su presente y su futuro. Hablaba con fluidez cinco idiomas: portugués, inglés, español, francés e italiano. Esto le ayudó para entrenar niños de todo el mundo y revelarles los secretos del juego.
Academia Santos
No fue hasta 1984 cuando tomó la decisión de mudarse a Estados Unidos. En Arizona continuó con su misión, dirigiendo a varios equipos de jóvenes donde incluso los apoyó para conseguir sus visas y poder permanecer en el país de manera legal. En 1986, la misión de Dabo saltó varios escalones tras fundar la academia de futbol «Strickers», después conocida como Academia ‘Santos’. Gracias a ello, cientos de niños vieron realizar su sueño del profesionalismo o incluso el de estudiar en una universidad gracias a becas deportivas.
“No busco campeonatos. No estoy buscando la gloria. Solo quiero darles a los niños la oportunidad de crecer, sobresalir y mejorar”. Comentó Dabo para Republic en 2004. Como buen hijo de un marino, Luis siempre fue un tipo duro dedicado al trabajo y a mejorar su rendimiento. Le gustaba la disciplina y la organización en equipo durante las sesiones de entrenamiento.
La academia Santos se enfoca en buscar futbolistas latinos para darles la oportunidad de conseguir los papeles migratorios pertinentes y, desde el futbol, ayudarlos a mejorar su situación social. Antes que nada, Luis Dabo buscaba formar seres humanos útiles para la sociedad; si éstos terminaban siendo profesionales, era un plus.
En su época como visor de prospectos, se dice que tenía un ojo clínico para reconocer el talento. Siempre se enfocó en no jugar con los sueños de los niños y tomar decisiones rápidas. No veía al mismo jugador dos veces, siempre supo que “un burro jamás sería un caballo”.
Los diez sueños
Según se cuenta, cuando Luis Dabo acogía a un niño y lo ingresaba en su academia, les pedía escribir los diez sueños que deseaban con mayor anhelo. En su mayoría, los pequeños siempre enlistaban objetivos relacionados a la pelota: ‘Debutar en Primera división’, ‘jugar en un Mundial’, etc.
El coach siempre guardó esas cartas en su hogar, un pequeño departamento que fácilmente podía ser confundido con un auténtico museo del futbol: múltiples playeras firmadas, balones de todo tipo, autógrafos y, claro, su obra más preciada: su foto con “El Rey” Pelé.
Cuando un pupilo de Luis Dabo debutaba profesionalmente, el entrenador buscaba su carta de los ‘diez sueños’ y se la entregaba. Casi ninguno podía ocultar las lágrimas de alegría.
La leyenda sin reflectores
Algunos de los jugadores que Dabo apoyó durante su formación fueron: Pablo Mastroeni (ex seleccionado estadounidense y actual entrenador en jefe del Real Salt Lake); Evan Whitfield (exdefensa del Chicago Fire); Scott Garlick (exportero en la MLS), entre otros.
Sin duda, a este futbol y a este mundo contemporáneo le hace falta gente como Luis Dabo, un tipo que siempre tuvo clara una misión y entendió que la pelota es una escuela de vida y representa un mar de oportunidades. Él dejó de lado los intereses, los dólares y la fama. Gracias a gente como él, la alegría, las oportunidades, y la esencia de la número cinco sobreviven. Descanse en paz, un héroe del llano.
“Para mí, la vida es una cosa simple. Podemos quedarnos aquí inventando excusas o quedarnos aquí haciendo algo sobre lo que estamos enfrentando. No tengo tiempo para excusas”. Luis Dabo.
Conoce la relación entre Dabo y Miguel Herrera aquí:
Por: Diego Albarrán