El 22 de diciembre de 1968, en Poza Rica, Veracruz nació uno de los jugadores más queridos en la historia de la selección mexicana: Luis Arturo Hernández Carreón, mejor conocido como el «Matador”.
Su interés por el futbol surgió desde muy temprana edad, ya que su padre Felipe jugó en la Segunda División con el club Poza Rica. Cuando Luis era niño, su papá dirigía a un equipo en el barrio que llevaba el nombre de Chivas, al que perteneció Luis acompañado de su hermano Carlos.
En su adolescencia, Luis Hernández perteneció a la selección de Veracruz, equipo con el que enfrentó a la selección de Hidalgo, que en ese momento estaba integrada por varios jugadores de la reserva profesional de Cruz Azul con sede en Ciudad Cooperativa Jasso, Hidalgo. En ese torneo, Luis fue seleccionado junto con cinco compañeros, por lo que hicieron sus maletas rumbo a la Ciudad de México para enfrentar su primera experiencia en inferiores.
El inicio tambaleante de Luis Hernández
El debut con el primer equipo de la escuadra capitalina llegó en la temporada 1990-1991 de la mano del técnico Ignacio Prieto. A pesar de tener un buen inicio, tras unas diferencias con la directiva cementera, Luis salió a Querétaro para disputar la campaña 1991-1992, equipo que en ese momento era filial de la Máquina.
Sin embargo en aquel momento vivió una serie de problemas con las directivas de Santos y de Cruz Azul. “Llegue a Cruz azul, y les dije: ‘no me arreglé con Santos’, por lo que me respondieron: ‘ya sabemos que no te arreglaste, tienes que ir arreglar con Santos’ (sic), y yo contesté que ‘no’. Dado ese entorno me dijeron: ‘entonces no vas a jugar en el año’, y dije: ‘pues no juego’. Paré seis meses hasta que me dijeron: ‘puedes arreglarte con quien quieras’ y entonces, en esos seis meses le pido una oportunidad a don Fernando Arredondo, directivo del Monterrey y a Miguel Mejía Barón para que me dejaran entrenar con el club, porque ellos habían sido uno de los equipos que habían pujado por mi en el draft”, mencionó “el Matador” en entrevista con el periodista Javier Alarcón.
Luego de aquel periodo, Luis pasó a formar parte de las filas del equipo regio para el torneo 1992-1993. Ahí logró demostrar la gran calidad que tenía, llegando esa temporada hasta instancias finales, en la que fueron superados por el Atlante. Sin embargo, en el plano internacional lograron hacerse del primer título de su historia y el primero como profesional por parte de jugador veracruzano al ganar la Recopa de la CONCACAF.
En su segunda campaña (1993-1994), la actuación de la ‘pandilla’ no fue tan notable como en la temporada anterior, pero fue debido a un problema con el técnico que los Rayados dejaron ir al nacido en Veracruz.
«Me voy al Necaxa por indisciplina; me corrieron del Monterrey, me negué a jugar un partido contra Necaxa. Hugo (Hernández) me pone de suplente y me enojé, pone a David Patiño y Patiño le dice: ‘Hugo, para mi el que debería de estar jugando es Luis’, y él responde ‘hago este cambio por esto y por esto’, y luego dice ‘voy a hacer un cambio, voy a meter a Luis Hernández’, y yo le digo: ’Hugo, yo así no juego’. Era muy alocado en aquel entonces, y bueno, salgo por esa situación, sale Hugo Hernández, salgo yo también, me castiga la directiva del Monterrey y me compra el Necaxa”.
Electrocutando a México, un gran paso con lo rayos
En el conjunto hidrocálido, Hernández se integró a un equipo que marcó época. Contaba con una directiva comandada por Enrique Borja, un cuerpo técnico bajo las órdenes de Manuel Lapuente y acompañado de jugadores con gran carácter y personalidad como Alberto García Aspe, Alex Aguinaga o Ignacio Ambríz. Además, ahí se reencontró con su hermano Carlos “el Abuelo” Hernández, lo que a nivel personal tomó mayor significado.
Con este plantel, ‘El Matador’ y sus rayos dominaron la temporada 1994 -1995, obteniendo sus primeros campeonatos a nivel individual en México. Se alzaron como campeones de la liga mexicana, la Copa México y la Recopa de la CONCACAF. Además, en la siguiente temporada (1995 – 1996) se alzó como bicampeón de la liga.
Estas actuaciones lo llevaron por primera vez a defender al representativo mexicano, con quien debutó en 1995 contra Uruguay. En 1996 disputó su primer torneo internacional al colarse en la convocatoria para la Copa Oro, misma que sumó a su palmarés.
Para la temporada de Invierno 1996, nuevamente los hidrocálidos lograron hacer un gran torneo, alcanzando una vez más instancias finales ahora en contra de Santos, mismas en las que estuvieron a punto de obtener el tricampeonato si no hubiese sido por un desafortunado error arbitral.
En 1997 invitaron a la selección mexicana a participar en la Copa América celebrada en Bolivia, y Luis Hernández fue convocado para encabezar el ataque Azteca, tarea que cumplió de gran manera. El combinado tricolor se quedó con el tercer lugar de la competición y Hernández se llevó el título de goleo, al empujar el balón a las redes en seis ocasiones.
Este último torneo lo puso en la vitrina mundial, y varios equipos como el Mónaco de Francia o el Borussia Mönchengladbach de Alemania preguntaron a los Rayos por el oriundo de Veracruz. La oferta que terminó por seducir a Luis vino desde Buenos Aires, pues Diego Armando Maradona había recomendado a la directiva de Boca Juniors fichar al jugador azteca.
La gran aventura Xeneize
Hernández reforzó al conjunto azul y oro para la temporada 1997-1998, convirtiéndose en el primer jugador mexicano que defendía está casaca. Sin embargo, nunca terminó por hacerse de un lugar constante en el club. Dos inconvenientes principales limitaron su potencial: las plazas de extranjeros ya estaban ocupadas, manteniéndolo al margen para participar en la Superliga Argentina; y nunca logró ser del agrado del técnico Hector Vieira, quien solamente utilizó al jugador para los partidos de la Supercopa sudamericana.
Su debut en está última llegó en un partido en contra de Colo-Colo en el Estadio Monumental de Chile, mismo en el que marcó su primer tanto como Xeneize y lo celebró en compañía de Martín Palermo, Juan Roman Riquelme y el mismísimo Diego Maradona. El ’10’ se ausentó varios días después de ese partido en Santiago de Chile, pero al llegar al entrenamiento lo primero que hizo fue buscar a Luis Hernández.
“Eso fue un sábado; sábado, domingo, lunes, martes, miércoles, el jueves que llega estoy en el vestidor y me dice: ‘Luisito, vení, sos un hijo de puta, ¿dónde estabas en el hotel el sábado? Te fuimos a buscar el Guille (Coppola, ex representante de Maradona) y yo. Te íbamos a festejar tu gol… Íbamos a festejar tu gol con 20 putas”, recordó ‘el Matador’.
En Argentina también se ganó un nuevo apodo: “el pájaro”, debido a su parecido con el jugador argentino Claudio Caniggia. A pesar de que su andar por Buenos Aires no resultó tan fructífero al participar solamente en cuatro encuentros y marcar en dos ocasiones, fue lo suficiente para conseguir tres objetivos. Salió campeón de la Primera División de Argentina; se ganó el respeto y cariño de sus compañeros y de algunos aficionados; es el único jugador mexicano que puede presumir el haber jugado con Diego Armando Maradona.
“Mi decisión de irme a Argentina fue muy buena. No me arrepiento, al contrario. Estar en Boca fue una de las experiencias más bonitas de mi carrera. Me hice hincha de Boca y nunca me voy a arrepentir de haber tomado esa decisión”.
De vuelta en tierras mexicanas
Luego de su fugaz paso en Argentina, Luis Hernández regresó con los Rayos para disputar el Torneo Verano 1997 buscando tener mayor continuidad ya que se acercaba el Mundial de Francia 1998. En esta temporada nuevamente llegó a un imponente Necaxa que alcanzó una vez más las instancias finales, sin embargo se vieron frenados por el Toluca en lo que sería su último partido con la casaca rojiblanca.
Al finalizar el torneo se reportó a la concentración de la selección mexicana para disputar su primer Mundial. En esta competencia nuevamente mostró su gran nivel y se le recuerda principalmente por haber marcado el gol del empate a la selección holandesa, el cual le permitió a México avanzar a octavos de final. También marcó la memoria de la afición por tener una noche agridulce en los octavos en contra de Alemania, donde marcó un gol y erró una gran oportunidad que pudo significar el pase a cuartos de final.
A pesar de ese sabor amargo, el artillero azteca anotó en cuatro ocasiones a lo largo del campeonato y con ello ganó la Bota de Bronce, lo que lo convirtió en el jugador mexicano con más anotaciones en un Mundial.
En su regreso a México estuvo a punto de fichar por las Chivas, sin embargo, decidió probar suerte una vez más en el norte del país, en está ocasión defendiendo a los Tigres. Con el conjunto felino participó a partir del Torneo Invierno 1998. En él nuevamente mostró la gran capacidad goleadora que lo caracterizaba, sin embargo, a nivel colectivo no obtuvo grandes resultados en ninguna de las cuatro temporadas que estuvo. Decidió partir a la Ciudad de México, pues en Coapa el América esperaba su arribo.
Entre América y Galaxy
Con los de Santa Úrsula, Luis Hernández llegó para disputar el Torneo Invierno 2000, pero al mismo tiempo alcanzó un acuerdo con el LA Galaxy. Este estipulaba que Hernández participaría en México en la primera mitad del año y en los Estados Unidos en la segunda. De esta manera fue que, durante dos años, ‘El Matador’ alternó camisetas y vivió entre la capital del país y la ciudad de los Ángeles, hasta que el trato se terminó al acabar la temporada 2001.
El primer torneo en el que perteneció por completo al conjunto azulcrema fue en el Torneo Verano 2002, en el que Luis Hernández llegó a una nueva final que se terminó llevando el equipo de Coapa. Sin embargo, no pudo jugar la final pues el Mundial de Corea-Japón 2002 y la final del torneo mexicano compartían fechas.
En aquel Mundial, su participación se vio mermada, pues no fue titular en ningún encuentro, además de que fue ahí donde se colocó la casaca azteca por última ocasión en la derrota en contra de Estados Unidos, aunque se retiró siendo el máximo goleador de la Selección en ese momento.
La última campaña con el cuadro americanista lo vivió en el Torneo Apertura 2002, participando únicamente en 2 partidos.
El fin de una era
El último gran chispazo que demostró el matador fue en el Torneo Clausura 2003, cuando regresó a su natal Veracruz a defender la casaca de los Tiburones Rojos. En este torneo una vez más logró tener regularidad llegando hasta semifinales, mismas en que fueron eliminados por Morelia con marcador de 2-1.
La última aventura en Primera División la vivió en el Torneo Clausura 2004, ahora en el sur del país defendiendo los colores de Jaguares de Chiapas, aunque con el conjunto no logró tener un buen nivel y solamente participó en cinco encuentros.
Finalmente, Luis Hernández decidió partir rumbo a Puebla; los Lobos BUAP esperaban ansiosamente integrar a sus filas a un histórico jugador como él. Así fue como a lo largo del Torneo Apertura 2004 y el Clausura 2005, Hernández defendió la casaca licántropa en nueve ocasiones, anotando cuatro goles.
“No me costó el retiro, yo supe y decidí irme en el momento adecuado, con todas las condiciones físicas impecables, y eso cuando la gente te ve en la calle y te dice: ‘¿por qué te retiraste?’ Quiere decir que a mí no me retiró el futbol, o sea, yo me fui y me fui por la puerta grande”.
Por: Fernando Ayala Acevedo / @Fernando20AA