Luis Francisco Barrón Romo nació en el poblado de Ahome, Sinaloa. Con 26 años de edad pudiera parecer que el sinaloense tiene el mundo futbolístico nacional en sus pies, pero lo que hoy brilla no siempre fue tan resplandeciente y la historia del mejor contención mexicano de la Liga MX en la actualidad, no estaba llena de éxitos.
Romo salió muy joven de Ahome, cuando tenia 14 años de edad, lo conoció Luis Antonio Orozco, padre de Javier “el Chuletita” Orozco, y decidió que lo más prudente sería llevarlo a la Noria para que Cruz Azul se quedara con él.
Cuando llegó con los Cementeros, se dieron cuenta que tenía material para ser un gran jugador, pero el destino le tenía preparadas cosas muy diferentes.
Raza con talento
Sinaloa es uno de los estados donde abunda un talento incontenible a nivel futbolístico, y Romo solo es la última estrella incandescente de una larga fila de nombres que engalanan al estado de noreste de México.
Empezaremos nombrando a Iván “el Guti” Estrada, lateral que se cotizó alto en nuestro futbol. Otro que se jacta de ser una joya sinaloense en dicha posición es Fausto Pinto, así como Francisco Javier “Maza” Rodríguez y Héctor Moreno, sin olvidar, claro, al multicampeon con las Águilas del América, Paul Aguilar.
La valla está extremadamente bien resguardada con nombres como Rodolfo Cota y Óscar Dautt, apoyados por una gran talento en el medio terreno, por mencionar a algunos, con Erick Gutiérrez y Alberto “El Venado” Medina y, para cerrar con broche de oro, se suman nombres como Omar Bravo y Jared Borgetti.
El eterno rechazo
Romo también ha sido objeto de rechazo, Cruz Azul lo recibió en 2010, justo en febrero, para que nueve meses después el equipo cementero lo hiciera a un lado, ahí apareció Gallos Blancos de Querétaro. Club que arropó y llevó de la mano en un proceso que a la larga terminó por forjar a uno de los mejores jugadores que ha exportado el equipo queretano.
En las fuerzas básicas del conjunto gallo, Romo ya llamaba la atención de los grandes equipos y uno de ellos fue Chivas. El representante de Luis lo ofreció, pero al no haber debutado en Primera y, en realidad al ser un completo desconocido, lo terminaron rechazando.
Aún así, Querétaro nunca perdió la ilusión en su jugador y el 17 de enero del 2018 lo debutó en Primera División junto a un gran equipo que daba para mucho y que, como siempre, terminó siendo desmantelado.
Dieciséis días antes de cumplir dos años como titular en el conjunto de Querétaro, Cruz Azul no lo dudó y remendó el error que habían cometido una década atrás, así que lo fichó para conjuntar un plantel que prometía el terminar con un largo letargo sin campeonatos.
La presión del mejor
Desde que llegó a la Noria, en sustitución del argentino Iván Marcone, Luis demostró que tenía capacidades, no solamente de suplir, sino de construir su propio camino. Romo se volvió fundamental, hizo dudar a Siboldi sobre la titularidad tanto de Rafael Baca como de Yoshimar Yotún.
No solo se creó un espacio en el cuadro titular, incluso aprovechó la lesión de Pablo Aguilar para posicionarse como un jugador polivalente y plurifuncional, esta vez, ocupando la zaga donde, ante la baja de Igor Lichnovsky, encontró el espacio perfecto para poder encajar en el esquema del entrenador uruguayo.
Ante el cambio de técnico, tras aquel partido desastroso en semifinales ante los Pumas Romo siguió siendo fundamental, Reynoso respetó su buen juego y lo dejó libre. Luis aparecía en todos lados, como contención, como central, como extremo, en fin era él y diez más y los resultados no tardaron en llegar.
Con Luis Romo a la cabeza, en compañía de Jonathan Rodríguez y Orbelín Pineda, armaron un ataque de miedo llegando, primero empatando el récord histórico de más victorias consecutivas. Además de colocar a Cruz Azul como el equipo que más puntos consiguió en el torneo; llegaron a la liguilla y con un juego sólido en defensa y efectivo en el ataque consiguieron la tan ansiada novena estrella.
Camino a la consolidación con el Tri
En una selección de segunda línea, como lo es la mexicana, los jugadores pueden ser llamados por una buena temporada. Hay algunos que con meter cuatro goles en un partido aseguran una convocatoria, pero Romo llegó al tricolor con actuaciones de calidad y esfuerzo, como se dice, se lo ganó a pulso.
Romo llegó a la selección en época de pandemia, casi no tuvo participación con el equipo de Gerardo Martino, pero con el torneo en marcha y con sus buenas actuaciones en curso, le siguió llenando el ojo al entrenador argentino hasta asegurarse su lugar en la contención del tricolor. Hoy ya es un hecho que será refuerzo para los Juegos Olímpicos, demostrando que los sueños se pueden hacer realidad con trabajo y dedicación.
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Por: Marcos Olvera / @MarcosOlvG