Recordado por pocos y olvidado en el tiempo, Luis Suárez Miramontes fue el primer gran talento español que marcó historia en todos los campos que pisó. Es el primer y, hasta el momento, único futbolista español en ganar un balón de oro. Un interior izquierdo forjado en el Deportivo la Coruña, educado en el Barcelona y consagrado en el Inter de Helenio Herrera.
De Monte Alto para el mundo
Luis Suárez nació el dos de mayo de 1935, en Monte Alto, uno de los barrios más populares de la Coruña. Su infancia fue perturbada por los inicios de la Guerra Civil Española, donde el dinero faltaba, sin embargo, la ilusión y esperanza de los jóvenes recayó en la pelota.
Ante la gran crisis económica, su familia puso su futuro en el sueño de emigrar a Argentina, pero el destino no lo quiso así y terminaron quedándose en España para abrir su carnicería.
Luis puso de su parte para salir adelante y apoyó en gran medida a los suyos trabajando en la carnicería, aunque en sus tiempos de ocio, el talento español se reunía con sus amigos en la calle para hacer lo que más les gustaba: jugar futbol.
Miramontes tenía 14 años de edad cuando la vida le dio su gran oportunidad. Alejandro Scopelli, ojeador argentino de ojo fino, lo invito a jugar en el Deportivo la Coruña. Luis no lo dudó ni por un segundo y aceptó la oferta, cumpliendo así, el gran sueño de todo futbolista de barrio: jugar en el equipo de su ciudad.
El talento ya lo tenía, solo faltaba forjarlo, no solo como futbolista, sino como persona. Durante su proceso en inferiores convivió con grandes leyendas de la Coruña como: Zubieta y Juan Acuña uno de los mejores arqueros de Galicia. Quiénes con su experiencia se encargaron de enseñarle el arte de entregar la vida al fútbol y disfrutar del mismo.
Un debut con personalidad
Durante la temporada 1953-1954,Luis Suárez dio su salto al futbol profesional, vistiendo la playera del Depor. Desde su primeros partidos empezó a demostrar una gran destreza y personalidad. No tardó mucho tiempo para convertirse en un indiscutible del equipo. Le bastó solo una temporada para dejar de ser una promesa y convertirse en una realidad. Como era lógico, los grandes equipos se fijaron en él y fue Barcelona el que se adelantó a todos para firmar al Arquitecto.
Los culés dieron el clavo con él, pues era exactamente el perfil de futbolista que el Barcelona necesitaba: Luis Suárez contaba con la gran virtud de lanzar pases en el momento justo, al espacio donde siempre aparecían compañeros para quedar de cara al arco. Además, su regate era sencillo y elegante, la famosa carrera, con cambio de ritmo al exterior para dejar la cadera del rival totalmente desecha. Sumado a ser un interior con mucha llegada y gol. Sin embargo, también comprendió que por muy talentosos que era, sus habilidades no valían de nada si no se mataba en el campo, esforzándose al máximo en cada partido.
Transformación culé
En su primera temporada como blaugrana, Sandro Puppo, técnico del club para ese entonces, lo empezó a acomodar como mediocampista defensivo, dando más responsabilidad en las coberturas y salida del balón; Luisito se acomodó y empezó a erigir una gran personalidad futbolística. Durante este ejercicio tuvo el lujo de compartir vestuario con uno de sus más grandes ídolos, el delantero leonés: César Rodríguez.
Helenio Herrera
Al hablar de Luis Suárez es obligado nombrar a Helenio Herrera, quien lo hizo crecer de una manera exorbitante para verlo convertirse en un top mundial del futbol, factor que el nacido en Monte Alto agradeció siguiendo al argentino al Inter de Milán.
Con la llegada de Herrera al banquillo culé en la temporada 1957. El Barcelona logró romper la hegemonía del Real Madrid de Alfredo Di Stefano, ganando dos ligas, dos Copas de Ferias y dos Copas del Generalísimo. Sin duda, la cita más recordada fue la famosa final de los postes, donde el equipo perdió la Final de la Copa de Europa en Berna en 1961.
Ese torneo supuso el fin del dominio blanco en Europa, pues fueron eliminados en semifinales contra su máximo rival: el Barcelona. En Berna, Suárez y compañía dominaron el juego de principio a fin, pero fue de esos partidos donde la pelotita no quiso entrar, no hay más explicación. Situación que favoreció al Benfica para levantar la Copa de Europa aquel día. Marcando así el último partido del arquitecto en Cataluña.
“Si había un partido, de las tres finales que tenía que ganar, era ése”. (Luis Suárez)
Uno de los momentos que también marcaron la carrea de Luis Suárez, fue cuando la revista France Football, decidió entregarle el Balón de Oro. El español tenía tan solo 24 años de edad y se convirtió, hasta hoy día, en el único español en levantar dicho galardón.
La aventura italiana
Un año antes de la final de Berna, Helenio Herrera había recaído en el Inter para buscar dominar el calcio, por esta razón fichó a su mejor pupilo. Luis Suárez fue traspasado al Inter de Milán por una cifra récord para ese entonces: doscientos cincuenta millones de libras (poco más de doscientos mil euros al día de hoy), pago que fue usado para para incrementar el aforo del Camp Nou.
A Suárez le costó adaptarse en aquella primera temporada, pues se tuvo que acostumbrarse a un futbol totalmente distinto al que se practicaba en España, pues en Italia tenía mayor peso el limitar al rival que potenciar las virtudes del equipo.
En el Inter asumió un papel donde tuvo la batuta del medio campo y se encargaba de llenar de asistencias a Sandro Mazzola y Jair Da Costa.
Los neriazurri formaron un equipo de época que dominó el Calcio, ganando el trofeo nacional en 1963, 1965 y 1966. Además, se consagraron como reyes del viejo continente, al derrotar en 1964 al Real Madrid en la final de la Copa de Europa, por un marcador de 3-1. Un año después repitieron la hazaña, pero esta vez contra el Benfica con un solitario gol de Jair.
Durante aquellos años dorados del Inter, el derbi de la Mandonnina cobró muchísima pasión, pues en los banquillos se enfrentaban dos de los mejores técnicos de aquella época: Helenio Herrera y Nereo Rocco, y en el campo se veían las caras Luis Suárez y Gianni Rivera.
Sin pena ni gloria
Tras nueve gloriosos años de derrochar talento en el Inter, para 1970, decidió que su capítulo como nerazzurri había concluido y migró a la Sampdoria, donde colgó los botines en 1973.
Con la Selección Española logró levantar la Eurocopa de 1964 en el Santiago Bernabéu. En total disputó 32 encuentros y marcó 13 goles con la Roja. A pesar de ello, en España se le reprocha mucho el no haber mostrado todo su potencial, pues nunca logró afincar al combinado nacional como potencia durante varios años.
“En España no se imaginan lo que me quiere aquí el aficionado el Inter”. (Luis Suárez)
Después de su retiro, entrenó al Inter de Milán, al Deportivo la Coruña y a la Selección Española. Posterior a eso, se alejó del mapa y fue hasta 2001 cuando recibió la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo en España, consagrándose así como el gran arquitecto gallego, el legendario Luis Suárez Miramontes, el balón de oro de la Coruña.
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Por: Diego Albarrán / @diego_cuba08