El futbol está lleno de historias, de múltiples relatos en los que la pelota es protagonista. Se le tiene como el fundamento y principio rector de todo, y con justa razón: es el epicentro del juego, el que hace que todo suceda. En estas historias no puede faltar el amor, al balón mismo, a la camiseta o a la afición. Sin embargo, también hay grandes historias del balompié que no giran en torno al esférico. Un ejemplo de esto es la historia de amor entre Luis Suárez y Sofía Balbi.
Los inicios
Luis es un joven de quince años que pertenece a las divisiones inferiores del Nacional de Montevideo, en Uruguay. En esta época conoce a Balbi. Acá el panorama es fundamental. Luis Suárez es un chico humilde, que si bien ha declarado en varias ocasiones que nunca faltó el plato de comida en su casa, también es cierto que vivía con los justo.
Hijo de una pareja divorciada, vivía con seis hermanos más y no era lo que se dice un prodigio en el ámbito académico. En el futbol ya demostraba talento, pero carecía de absoluta disciplina: se dedicaba más a las diversiones propias de un muchacho de quince años que a matarse por ser el mejor. Se dice que Nacional ya barajeaba la posibilidad de bajarlo del barco.
Por el otro lado, nos encontramos con Sofía, una joven de trece años perteneciente a una familia acomodada que dista mucho de padecer todas las dificultades que el joven Luis atraviesa en el momento del encuentro. Acá es donde la épica inicia. La pareja comienza a salir y desde este momento se ve la fuerza con la que compenetran. El joven delantero llega a caminar hasta 24 km para ir a ver a su novia, mientras que ella comienza a insistirle en que atienda de mejor manera la escuela y, sobre todo, el futbol.
Quizá el trazo más dramático de toda esta epopeya romántica se encuentre en el momento en el que el padre de Sofía se queda sin trabajo debido a que el banco en el que laboraba desaparece. La única salida que ve la familia es mudarse a Barcelona, donde un familiar les puede ayudar a comenzar de nuevo. Como es de esperarse, los jóvenes sufren como solamente los adolescentes enamorados pueden padecer. Un chico pobre del otro lado del mundo está consciente que las dificultades que se interponen son muchas, sin embargo no se rinde. Para la siguiente navidad, con ayuda de su representante (que le prestará fondos) va a la ciudad condal, donde las cosas parecen complicarse todavía más.
Cuando arriba al aeropuerto es detenido cerca de dos horas por las autoridades catalanas. Es menor de edad y no tiene ni idea de a dónde va. Aunque su novia lo espera en el aeropuerto, él sigue retenido debido a que nos sabe explicar nada. Un dato que ayuda a entender la inocencia y la torpeza que guiaba a Luis Suárez: cuando le preguntan sobre su estancia, él afirma que va a ver las montañas y el mar, porque fue lo que pudo contemplar desde las ventanas del avión. Luego del viacrucis en el que es salvado por un paquete que enviaba la tía de Balbi a su familia, que tenía la dirección a la que iba, el joven enamorado toma una determinación: Si quiere estar cerca de Sofía, debe jugar en Europa.
El ascenso de Luis Suárez
Si hacerse de un lugar en los equipos de primera división es una misión sumamente complicada, el objetivo del joven Luis parecía casi ridículo. No solamente aspiraba a ser un futbolista profesional, sino que ponía los ojos en lo más alto: llegar a Europa. Si bien sus intenciones no estaban puestas en el estrellato mundial sino en su pareja, el objetivo no era menos complicado. Tenía que destacar de manera importante dentro de su liga para que los equipos del viejo continente posaran sus ojos sobre él.
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El chico se mata en la cancha y pelea como un desesperado por hacerse de un lugar. Los resultados no tardarían en llegar. Con sólo los 17 cumplidos (dos más de la edad que tenía cuando conoció a Sofía) logra debutar con Nacional en Uruguay. Casi un año después recibe su primer oferta europea de un club desconocido: Groningen.
El éxito
El buen Luis no tiene la más mínima idea del equipo, pero tiene algo perfectamente claro, y es que Holanda está más cerca de Barcelona. Sin pensarlo dos veces, ficha con los holandeses y luego de firmar, no tarda ni una semana en volar para Cataluña para ver a su musa. Tras una dramática petición a Sofía (en aquel entonces de 16 años) para que se fuera con él a Holanda, la pareja no ha vuelto a separarse.
El resto de la historia ya se conoce. Pasó al Ajax donde la rompió. De ahí se fue al Liverpool, donde fue una figura indiscutible del club, pero también siguió padeciendo debido a su carácter, además de ser acusado de lanzar insultos racistas a Patrick Evra (hechos que él ha negado categóricamente).
Sin embargo, quizá lo más curioso de esta historia es que ahora el uruguayo sea un completo referente del Barcelona, tierra que le arrebató a su amor durante su juventud, tierra que lo obligó a ser el mejor para poder estar cerca de Sofía. Es una pequeña ironía que da un toque singular a la historia de Luis Suárez y Sofía. Barcelona les quitó lo más preciado, pero al final tuvieron su revancha y uno diría que salieron victoriosos con creces.
Por Alberto Roman / @AlbertoRomanGar