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Fibra, muchachas, exclamaba el entonces jefe del Departamento del Distrito Federal, Octavio Sentíes. Así animaba a las seleccionadas mexicanas que participaron en el Mundial Femenil de 1971. El mismo equipo que el año pasado ganó el tercer puesto en el primer campeonato de la especialidad en Italia.

Lourdes de la Rosa, Eréndira Rangel, Alicia Vargas Ángel, María Eugenia Rubio Ríos, Patricia Hernández Montoya, María de la Luz Hernández, Silvia Zaragoza Herrera, Yolanda Ramírez Gutiérrez, Bertha Orduña, Martha Coronado Díaz, Paula Pérez, Sandra Tapia Montoya, Elsa Huerta Méndez, Elvira Aracen Sánchez, Irma Chávez Barrera, Cristina García Gómez, y Guadalupe Tovar Ugalde, Elsa Salgado Pérez, María Acela Nila Mejía, Paula Pérez Padierna (QEPD) Rebeca Lara Pérez Tejada, Teresa Aguilar Alvarado (QEPD) Yolanda Ramírez Gutiérrez, María de la Luz Cruz Martínez y Esther Mora eran las guerreras que enfrentarían a Argentina e Inglaterra, equipos que conformaban el Grupo A de esta justa –mismo que jugaba en el Estadio Azteca-. El timonel fue Víctor Manuel Meléndez.

En tanto, el otro Grupo estaba conformado por Italia, Dinamarca y Francia, equipos que jugaron en el Estadio Jalisco.

El futbol femenil en México vivía una etapa de crecimiento nacional. Desde abril de 1969 se conformó el primer torneo de la categoría, la Liga América. Para 1971, este certamen ya contaba con 26 asociaciones estatales y más de mil equipos femeniles, distribuidos en todo el país.

Una vez recibida la invitación al segundo torneo de la especialidad, la Federación Mexicana de Futbol Femenil (FMFF), en conjunto con la CODEME (Confederación Deportiva Mexicana), nombraron al Comité Organizador del Campeonato y, ante la prensa, dieron a conocer las visorías y la campaña de preparación para conformar el selectivo nacional. Asimismo, se publicó a la mascota el evento: Xóchitl, nombre náhuatl que significa “flor”.

Entre 1970 y 1971 se realizaron pruebas y partidos de preparación para conformar el cuadro mexicano. Incluso, la selección viajó a Sudamérica, donde perdió 2-1 ante su similar albiceleste y ganó 3-2 a las peruanas.

Ya en el Mundial, las mexicanas lograron vencer 3-1 a Argentina y 4-0 a Inglaterra. En Semifinales vencieron 2-1 a Italia y en la final cayeron 3-0 ante Dinamarca. Este último juego, en el Estadio Azteca estuvo a punto de no llevarse a cabo ya que no se habían cubierto los viáticos a las mexicanas. Tras una charla con el Comité Organizador, el cotejo sí se llevó a cabo en el Estadio Azteca y ante 110 mil aficionados, pues argumentaban el aplauso del público valía más que dos millones de pesos.

Las crónicas de aquel entonces relatan el fervor con el que el público festejó los goles de las mexicanas en el Estadio Azteca. A cada anotación, la tribuna se cimbraba. Las jugadoras dejaron las celebraciones hasta el final, fundidas en saltos y abrazos. Ante las albicelestes, la gran figura fue María Rubio La Peque, quien abrió el marcador.

Esta euforia mundialista continuó hasta el final, aunque el golpe anímico de las jugadoras mermara su rendimiento ante Dinamarca. La novedad por este campeonato se vio reflejada en las entradas. En los duelos que México no jugó, asistieron 20 mil espectadores; en tanto, en los juegos donde estaba presente el Tri Femenil se llegó a superar la cifra de 80 mil espectadores. En la Gran Final, la cifra de asistentes es la más alta que se tiene registrada en un partido de futbol femenil no oficial.

El reconocimiento de estas chicas fue el mejor de los premios, pues se rompió un tabú presente en la sociedad mexicana: el de creer que el futbol era solo para hombres. Incluso, la prensa dudó de la capacidad de las jugadoras para llevar a cabo «un deporte que no está hecho para las características físicas de la mujer ya que les costaría llegar a dominar la técnica, o bien sería imposible poseer los reflejos y la elasticidad que se requiere para una tarea en la que el esfuerzo y derroches físicos».

Pasando esta justa mundialista, la Liga siguió su camino. Por desgracia, la generación dorada se esfumó en el Mundial de 1975. Poco a poco, se le dejó de tomar en serio al futbol femenino en el país, lo que impidió que se consolidara una liga profesional que fungiera como un semillero real de talento en décadas posteriores.

Muchos recuerdan el Mundial del 70 en México, pero ¿por qué se nos olvidó esta competencia?, ¿por qué se dejó de impulsar el fútbol femenil en el país?   

Por: Georgina Larruz | @LarruzMG

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