La única portera que ha ganado el Balón de Oro es Nadine Angerer, jugadora alemana que hizo de su carrera todo un ejemplo para el futbol. Nació el 10 de noviembre de 1978, y a pesar de que llevaba seis años de retirarse de las canchas, en el verano del 2020 tuvo que volver a ellas como arquera suplente del Portland Thorns tras las lesiones de las titulares.
Un lugar en el arco
Como otras personalidades, Nadine no inició bajo los tres palos. De hecho, era la enemiga directa del guardameta: era delantera. Sin embargo, su rumbo cambió y de este modo, inició la historia.
A los 15 años, comenzó en el ASV Hofstetten y a esa misma edad fue cuando modificó su ubicación en el campo. La gente le pedía que le diera una oportunidad al arco, luego de que la portera estaba lesionada; se la dio y después, ya no salió de él. Sus atajadas y actitud, le fueron suficientes para ser llamada a la selección de Alemania y debutar en ella en 1996 contra los Países Bajos.
Sus siguientes equipos fueron el Nürnberg y el Bayern Múnich, con quien logró ascender a la primera división de la Bundesliga Femenina en el 2000. Posteriormente, fichó por el FFC Turbine Potsdam y ahí alzó dos ligas, una copa y una Champions League Femenina en 2005.
Su labor era determinante y eso la llevó a estar en el equipo representativo de su país. A pesar de que había sido llamada desde el 96, estuvo más de una década sin tener gran actividad dentro de la selección. Con sus compatriotas ganó la Copa del Mundo del 2003, tres Eurocopas (1997, 2001 y 2005) y dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y Atenas 2004, todo desde el banquillo suplente.
Una posibilidad mundial
Silke Rottenberg se lesionó. Silke era la portera titular desde 1993 y una rotura en el ligamento cruzado la dejó sin jugar el Mundial Femenil China 2007. Pese a la lastimosa situación, era la oportunidad de oro para Angerer, quien obtuvo tantos logros, aun sin jugar con Alemania. En ese momento dejó la banca y la dejó para siempre.
En el 2007 rompió un récord al no recibir ni un solo gol en el certamen. Tener una buena participación en un Mundial es admirable pero atajar todos los balones y dejar tu marco en cero, lo es todo. Más, cuando uno de esos tantos tiros a gol fue el de Marta, la brasileña nombrada seis veces como la mejor jugadora del mundo, desde vía penal, en la final de la copa del mundo y con la que le negó el empate a las sudamericanas. Luego, Nadine se coronó campeona con su equipo.
Un año después, llegó al futbol de Suecia. Militó para el Djurgårdens IF y, posteriormente, regresó a la liga de su país. Allí, jugó para el FFC Frankfurt durante cinco años. En la selección ya era la titular indiscutible y su responsabilidad fue mayor cuando Birgit Prinz se retiró y dejó el gafete de capitana a Nadine.
Guantes de oro
El 2013 fue un año muy importante para Angerer, no solo ganó la Eurocopa, sino que también emigró a Australia en busca de nuevos retos. “En Europa todos tenemos el mismo estilo y nuestra mentalidad es bastante similar», comentó para el portal The Women’s Game, “Quería saber cómo están practicando otros países. Quería tener una experiencia diferente del fútbol. Me gusta hacer mi propia opinión, mi propia experiencia sobre las cosas”.
La portera que siempre vestía un sombrero diferente cuando se le veía en los viajes o en los compromisos con la categoría mayor alemana, recuerda que un día su teléfono empezó a vibrar demasiado. No se imaginaba por qué; cuando lo tomó y vio las notificaciones, se dio cuenta que ella, junto a Marta y la estadounidense Abby Wambach, eran las favoritas a ganar el Balón de Oro de 2013.
En la gala, junto a las otras nominadas, lució un gorro negro. Aquel accesorio que siempre la acompañó, también apareció en la premiación personal más importante de su carrera. La jugadora que pasó de no jugar minutos con la selección de su país por diez años, a ser la titular de cabecera, que impuso una marca de 540 minutos sin que le anotaran un gol, y ser la capitana de Alemania, se convirtió en la primera portera en recibir el máximo reconocimiento mundial por ser la mejor jugadora del año.
«Estoy muy orgullosa de haber sido candidata junto a estas magníficas jugadoras”, dijo en el discurso de la premiación, “Pero éxitos como éstos no se consiguen sola. Estoy orgullosa de jugar en mi selección y en mis equipos y les doy las gracias a todos». En ese misma temporada, también fue la mejor futbolista de su continente.
Un nuevo camino
Después del furor por el Balón de Oro, Angerer declaró que viajaría a Estados Unidos para porterear en el Portland Thorns. Su carrera no solo experimentó el modo de juego de Europa, sino también el de Oceanía, al jugar en el Brisbane Roar, y el norteamericano, país que ha sido una potencia en el balompié femenino.
La arquera jugó de 2014 a 2015 para Portland, escuadra en la que terminó por retirarse en septiembre de ese año. Asimismo, ya había dejado los guantes de su selección, después del Mundial de Canadá y en donde perdieron el juego por el tercer lugar ante Inglaterra.
En su último juego contra el Washington Spirit, la alemana vivió un momento muy emotivo. El partido también despedía a Rachel Van Hollebeke y el club y la propia afición las homenajearon.
Con números de papel blanco, los admiradores lucieron un “1” por el dorsal que ocupaba Angerer y luego un “16” por Van Hollebeke. Al término del duelo, ambas se acercaron al público a agradecer el apoyo, a recibir regalos, a saludarlos de frente y a chocar los cinco. Para diciembre de ese mismo año, Portland Thorns ya la había nombrado como directora de porteras. En ese cargo ha permanecido desde entonces.
Atajadas que no se acaban
No obstante, en julio del 2020, Nadine tuvo que salir de su retiro profesional, y con 41 años, salió como portera suplente de Britt Eckerstrom en algunos juegos del torneo Challenge Cup. Esto por las lesiones de Adrianna Franch y Bella Bixby, quienes defienden la portería del club americano.
A sus 42 años, Nadine demuestra que sigue siendo valiosa para el balompié femenino. Su personalidad divertida y extrovertida, la congratulan como una jugadora que con su experiencia quiso guiar a las futbolistas más jóvenes.
En vísperas del Mundial de Francia 2019, comentó para la página de la FIFA que el gorro no es para llamar la atención, sino porque le daba pereza peinarse en las mañanas y con eso lo ocultaba. Sin embargo, más allá de su justificación, resalta la imagen de una arquera que dejó todo en la cancha y que es un ejemplo vivo de niñas y mujeres que quieren dedicar su vida al futbol.
Por: Samantha González Silva / @ssmanthaglez