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Necaxa

A Luis Medrano, 

mi necaxista favorito, 

para siempre.

En el futbol mexicano, cuando del Impulsora del Deportivo Necaxa se trata, se piensa en un equipo de Aguascalientes que desde el torneo Invierno 1998 no es campeón, y que hace veinte años, aún jugaba de local en la ciudad de México, en un Estadio Azteca que solía lucir vacío. Pero quizá pocos ubiquen al Necaxa como un equipo con mucho barrio, tanto que ha cambiado de sobrenombre ocho veces, incluso cambió de nombre; y ni hablar de las sedes, pues se ha mudado en cinco ocasiones en sus apenas 99 (casi cien) años de existencia. Además, ha protagonizado partidos épicos con abultados resultados, y peleas campales que se han inscrito en la historia de la violencia del futbol mexicano. Sin mencionar que, es un equipo que figura en la literatura del futbol y en el cine mexicano. 

Los sobrenombres 

Todos los equipos tienen su nombre oficial y el sobrenombre que la afición les concede. Difícilmente, un mismo equipo puede conservar un único apodo, pero al Necaxa, su afición y la prensa lo han bautizado hasta ocho veces ¡ocho! En sus inicios, década de los 20, se les llamaba los “electricistas” debido a sus orígenes: la fusión de los equipos de trabajadores del Mexican Light and Power Company Limited y de la Compañía de Tranvías de México.

En esa década, también, se les llamó los “rojiblancos”, por los colores del uniforme. En la década de los 30, al Necaxa se le bautizó como “los once hermanos”, ya que el equipo contaba con una onceava espectacular en la que predominaba el buen ambiente entre los jugadores, lo que les permitió conseguir 5 campeonatos. Gracias a este buen desempeño, el periodista Francisco Martínez de la Vega, los nombró “el campeonísimo”, al parecer el primero del futbol mexicano. 

Las décadas posteriores fueron de altibajos para los necaxistas, y fue tan volátil su paso por la liga mexicana que incluso estuvieron inactivos por 7 años, ya que el dueño se negó a la profesionalización del equipo, así, en 1943, el Necaxa simplemente se despidió de los torneos. Regresaron en 1950, pero para entonces habían perdido muchos aficionados. 

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Sin embargo, estamos hablando de que al Necaxa no le falta barrio, pues acá va una anécdota que seguro los mantiene humildes: en 1971, al Necaxa no solo los volvieron a bautizar, sino que incluso les cambiaron el nombre a “Toros” del Atlético Español. La historia oficial indica que, debido a los problemas económicos, la directiva vendió la franquicia a un grupo de empresarios españoles; pero José Woldenberg tenía otros datos, al menos así lo expresó en una nota publicada en 1984, en el diario La Jornada:

“Debe recordarse el lamentable episodio que hizo de los electricistas unos insípidos Toros del Atlético Español. Esa maniobra para desterrar a los jugadores que deseaban hacer un sindicato todavía deja huella: si no, de qué otra manera se pueda explicar que sea el Necaxa el equipo que tiene menos seguidores.” 

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Sea lo que fuere, los “Toros” del Atlético Español jugaron en el estadio Azteca de 1971 a 1982, año en el que el equipo nuevamente fue vendido, pero ahora a la empresa Televisa, quien los renombró como “Rayos” del Necaxa. Y bueno, cuando se trasladaron a Aguascalientes, en 2003, se les empezó a decir los “hidrorayos”.

Las sedes

Dice Juan Villoro que “[l]a gente que quiere domingos sencillos le apuesta a un equipo triunfador, poderoso. Los que nos queremos hacer la vida más complicada optamos por equipos gitanos como el Necaxa.” Gitanos, como menciona Villoro, porque el Necaxa no solo ha cambiado de nombre, sino que, también lo ha hecho de sede. 

Su primer estadio, el Parque Necaxa, se construyó en 1930, Javier Bañuelos Rentería, en Balón a tierra (1896-1932) menciona que “[l]a construcción del Parque Necaxa simbolizó el arraigo pleno del futbol en México”, y es que para la época era un estadio súper Pro; pero a la hinchada necaxista le duró poco el gusto porque en 1943, el equipo se fue de la liga mexicana. Ahora bien, cuando el Necaxa regresó a la vida, como Lázaro, jugó de local en el Estadio de la Ciudad de los Deportes de 1950 a 1955.

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Sin embargo, su nomadismo los llevó a cambiar de sede (otra vez), el elegido fue el Estadio Olímpico Universitario, su paso por este templo deportivo fue de 1955 a 1965, obviamente, porque durante esos años estaba en obra el Estadio Azteca, el cual sería su casa hasta 2003. Y bueno, ya todos sabemos que el Estadio Victoria fue construido específicamente para que el Necaxa jugara de local. 

La épica

Con tanto ir y venir, es obvio que el Necaxa tiene en su haber historias de locura, por ejemplo, en el torneo 1932-1933, peleó el título de liga contra el Atlante, el cual terminó con un marcador de 9 a 0 a favor de los “electricistas”. 

Además, el Necaxa cuenta con el récord del partido “más largo registrado en la historia del futbol nacional”, según relata Carlos Calderón Cardoso en el Anecdotario del fútbol mexicano, el 15 de febrero de 1955, dentro del Torneo Copa México, se enfrentó al Toluca en el Estadio Luis Gutiérrez Dosal “La Bombonera”, en el cual, después de dos tiempos extras en los que el marcador seguía sin movimientos, los árbitros del encuentro decidieron que el criterio de desempate sería por la vía del penal, consiguiendo un resultado de 18 a 17 a favor del Necaxa. De hecho, hubo “[u]na placa en el estadio de Toluca, puesta allí por petición de los aficionados que asistieron a ese encuentro, [la placa] recuerda con amor y entusiasmo aquel memorable partido entre dos colosos.”

Y bueno, también destaca el encuentro en el que el Necaxa venció al Tampico con un marcador de 10 a 9 en penaltis, en la final del torneo 1959-1960. En resumen, al Necaxa, y a los necaxistas, por qué no decirlo, les gustan las finales épicas. 

Las campales

Ahora bien, dentro de los claroscuros del Necaxa, están los violentos episodios que han vivido sus aficionados (sí, nadie podría creer que los ahora “hidrorayos” han sido impetuosos en algún momento de la historia del futbol mexicano). Uno de los más significativos fue el incendio del Parque Asturias. Cuenta la leyenda que el 29 de marzo de 1939, el Necaxa y el Asturias se enfrentaron para definir al campeón del torneo.

El equipo local, Asturias, quería ganar el encuentro como fuera, así que los defensas lesionaron a la figura del equipo contrario, Horacio Casarín, quien, por cierto, ya había anotado para “los once hermanos”. Por si fuera poco, el árbitro marcó un #noerapenal a favor del Asturias, lo que enojó a los necaxistas, y en protesta, que incendian el Parque Asturias.

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Pero eso no es todo, el 27 de mayo de 1985, en la liguilla por el no descenso, se armó la campal en el estadio Coruco Díaz de los “cañeros” del Zacatepec. En esta ocasión, la trifulca no la empezó la afición del equipo visitante, sino la de los locales, que no querían ir a la segunda división, así que “volaron botellas, varillas, piedras. Hubo agarrones en tribunas, campo y estacionamiento. La policía de Zacatepec fue insuficiente y hubo que pedir refuerzos a Cuernavaca. Los jugadores del Necaxa fueron evacuados en camionetas paneles y transportados así hasta la caseta de cobro de la carretera Cuernavaca-México», según narra José Woldenberg en una nota publicada al día siguiente en el diario La Jornada

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En fechas más recientes, el 30 de enero de 2016, las barras de los equipos Necaxa y Atlético San Luis tuvieron una riña afuera del estadio Alfonso Lastras Martínez. Todo comenzó porque el Necaxa ganó el encuentro por un gol, lo cual enfureció a la porra del San Luis, quienes corretearon los camiones de los necaxistas, quienes se defendieron de algún modo. La cosa es que, al parecer, la policía local disparó al aire para dispersar a la multitud y algunos aficionados visitantes, que aún no salían del estadio, se refugiaron en la cancha. 

La literatura y el cine

Dice Juan Villoro que el Necaxa es “el más gitano de los clubes”. Para José Woldenberg “la afición del Necaxa [es] escasa pero erudita”. Luis Miguel Aguilar escribió que su amigo Mario Huacuja “no dejaba de augurar, en cada niño que venía al mundo, un futuro adepto a la causa necaxista.” Y Rafael Pérez Gay relata que, el 06 de junio de 1966, asistió con su padre al estadio Azteca para presenciar el segundo partido jugado en el coloso de Santa Úrsula, un Necaxa-Valencia, y que ese día, se hizo “necaxista para siempre.” O sea, los intelectuales mexicanos, abiertamente confesos hinchas, van por el Necaxa. 

Pero ¿de dónde surge este fervor por el Necaxa? Seguramente porque es un club que tiene mucho barrio. No, quizá los altibajos a los que se ha enfrentado a lo largo de su historia, lo hacen un equipo absolutamente literario y hasta cinematográfico. Baste recordar que en el cuento “Lenin en el fútbol” de Guillermo Samperio, el protagonista es un portero del Necaxa. 

Además, este equipo cuenta con un conmovedor poema, escrito por un aficionado anónimo, el 18 de abril de 1943 y publicado en algunos diarios de la ciudad de México cuando el Necaxa se despidió de la liga, aquí los versos:

Y hoy por vez postrera

Con cruces rojiblancas

Brillará por la mañana,

Como antes otras tantas.

Cuando ruede el balón

Sobre el césped del campo

Y recuerdes Necaxa

Que te quisimos tanto,

Rodarán por mis mejillas

Dos adioses de plata…

Y eran los once hermanos.

Once reyes en la cancha.

Por otro lado, en cuanto a lo cinematográfico respecta, destaca el hecho de que Horacio Casarín, máxima figura del futbol mexicano durante la primera mitad del siglo XX, canterano del Necaxa, participó en las películas Los hijos de Don Venancio y Los nietos de Don Venancio, dirigidas por Joaquín Pardavé. Ya unos años antes, en 1937, el productor de cine Luis Sánchez Tello y el director Guillermo Hernández Gómez, pretendían que el popular portero Raúl “Pipiolo” Estrada participara en la película La Adelita, pero el arquero se puso nervioso en las pruebas de grabación y pues su carrera actoral ahí quedó. 

Otro encuentro entre el cine mexicano y el Necaxa se dio gracias a la película Atlético San Pancho, en la que el protagonista, el entrenador del equipo, “El figura” Estrada, interpretado por Plutarco Haza, es jugador del Necaxa. De hecho, hay una escena en la que aparecen los jugadores Sergio Almaguer, Nicolás Navarro, Alex Aguinaga, un súper jovencito Luis Pérez, Picas Becerril y Alexandro Álvarez. 

Cuando el Necaxa venció al Real Madrid en el Mundial de Clubes

Y bueno, si aún hay dudas de que al Necaxa no le falta barrio, acá unos datos random que lo respaldan: 

  • En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1935, el equipo de los «once hermanos» se «disfrazó» de la selección mexicana y ganaron la medalla de oro
  • El 2 de febrero de 1961 el Necaxa le ganó al Santos de Pelé con un marcador de 4-3 a favor de los rojiblancos 
  • En el primer Mundial de Clubes, en el año 2000, el Necaxa quedó en tercer lugar

Al Necaxa no le falta barrio, ni afición, ni equipo, al Necaxa le hace falta una directiva que recuerde que es un club «campeonísimo», con mucha garra, que no puede ser de media tabla para abajo. Ya pasaron 20 años que su hinchada tiene atorado el grito de «somos campeones» en el pecho, y aún así, están con ellos semana a semana para apoyar al equipo de sus amores. Ojalá pronto los veamos peleando algo importante, su gente y su historia lo merecen. 

Por Jaina Mata / @jainamata

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