Fueron alrededor de cuatro meses los que tuvieron que transcurrir para que el panorama del Olympique de Marsella pasara de ser un reflejo de sus históricas glorias, a una auténtica crisis. La situación por la que pasa el cuadro francés es “complicada”, por decirlo de manera sencilla, y sin lugar a duda, marcará un antes y un después en la historia de la institución.
Las mieles del éxito
En septiembre de 2020, la escuadra dirigida por el estratega portugués André Villas-Boas consiguió una auténtica hazaña. Pues derrotar al jerarca de la última década y subcampeón de la UEFA Champions League, en el Paris Saint Germain no es poca cosa.
A pesar de haber sido una victoria discreta 1-0, con el gol de Florian Thauvin, una de sus máximas figuras, y que finalmente el partido terminó en una riña encabezada por Neymar y Álvaro González. El haber vencido a una plantilla que es alrededor de tres veces más valiosa monetariamente, le dejó un exquisito sabor de boca a “Les Phocéens”.
Sumado a esto, el OM logró clasificarse para disputar la UEFA Champions League, después de una ausencia desde la temporada 2013/2014. Dentro del Grupo C, que si bien, se encontraba con un líder de grupo en el Manchester City de Pep Guardiola, podría buscar un posible segundo lugar en los enfrentamientos con Porto y Olympiacos, respectivamente.
Un sabor fugaz
No obstante, la historia que se ha escrito en esta temporada es significativamente a lo que se esperaba en ese entonces. Actualmente, la escuadra de Marsella marcha en media tabla del torneo doméstico y terminó en último lugar del Grupo C en Champions League, privando al equipo de permanecer en cualquier competición europea.
De igual manera, perdieron la Supercopa de Francia, otorgándole la revancha al Paris Saint-Germain. Como si fuera poco, los problemas se han convertido en una auténtica “bola de nieve” que no deja de hacerse más grande para el Olympique. Incluso los mismos “aficionados” se han visto inconformes con el desempeño del equipo.
El partido programado para el 31 de enero del presente año, tuvo que ser pospuesto debido al altercado en los campos de entrenamiento del equipo. Donde cientos de ultras se concentraron con palos, piedras, pancartas y bengalas, con la intención de entrar a “La Commanderie” y exigir la destitución de los actuales dirigentes del club. En especial del presidente Jacques Henri Eyraud.
Una crisis amarga
Pocos días después y tras haber finalizado el mercado de fichajes, el entonces director técnico del equipo, André Villas-Boas dimitió de su cargo, como reflejo de su inconformidad con la dirección deportiva del club. Esto después de enterarse del préstamo hasta final de temporada de Olivier Ntcham proveniente del Celtic. Un movimiento que él previamente se mostró en contra.
“El mercado ha finalizado con la llegada de Ntcham. Es una decisión que ha sido tomada sin mí, y lo he dejado claro esta mañana. Es un jugador por el que he dicho no. He presentado mi dimisión al club. No estoy de acuerdo con la política deportiva. No quiero nada de dinero del Marsella, solo que me dejen salir. Espero la retroalimentación de la dirección deportiva.” Expresó el portugués en una rueda de prensa.
El técnico también se responsabilizó del mal paso deportivo del equipo, sin embargo, no de las demás situaciones que rodean al club. «Esos resultados son culpa mía, pero no puedo decir lo mismo de otras cosas. Estoy muy enfadado, ni en mis peores pesadillas esperaba estar en esta situación. Cuatro derrotas consecutivas, no me había pasado en mi carrera. Quiero salir de esto. Tengo una relación de amor con el Marsella, con Francia. Quiero cambiar la situación.” Fue lo que dijo el portugués.
Después de las declaraciones del DT, el club decidió partir caminos con él y comenzar la búsqueda del estratega. Nasser Larguet ha sido nombrado entrenador interino por el momento, sin embargo los nombres de Rafa Benítez y Jorge Sampaoli también se han rumorado para tomar el cargo.
Una cosa es segura, el siguiente encargado del proyecto deberá dar vuelta al timón, por lo menos en el aspecto deportivo, para iluminar al Olympique de Marsella. Un histórico club que, en la actualidad, su peor enemigo parece ser la incertidumbre.
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Por: Mario Badillo / @n7mariobadillo