Todo aficionado de la Liga MX suele llegar a la conversación o debate sobre quién ha sido el extranjero más talentoso que jugó en nuestro balompié. Una charla que puede tomarnos horas. En nuestros argumentos normalmente aparecen figuras como: José Saturnino Cardozo, Evanivaldo Castro “Cabinho”, Carlos Reinoso, Miguel Marín, Álex Aguinaga, André-Pierre Gignac, Rodrigo “Pony» Ruiz, etc. La lista es interminable.
Sin embargo, ante tanta el exceso de calidad solemos ignorar nombres que fueron capaces de marcar época en la historia del futbol mexicano. Entre ellos: Osvaldo Castro Pelayo, mejor conocido como «Pata bendita” y con semejante apodo merece un espacio para resaltar sus logros como profesional.
Una pegada única
Nació el 14 de abril de 1947 en Copiapó, Chile. Su infancia se basó en dibujar un par de arcos en el frontón de su vecindad, donde solía jugar una cascarita con sus compañeros. A partir de ese entonces comenzaron a apodarle “Pata bendita”, ya que nadie le pegaba al balón con tanta potencia, sea de larga o corta distancia. Un atributo que se convertiría en su más grande aliado como profesional. Además, nació con el síndrome del icónico Mané Garrincha: tener una pata más corta que la otra.
En 1965 debutó con el Unión Calera de la primera división chilena y tras destacar en los campeonatos ligueros fue buscado por los grandes clubes de su país: entre ellos el Santiago Wanderers, quien venía de ser campeón en la temporada 1968. Sin embargo, las negociaciones no acabaron por concretarse y se unió al Deportes Concepción al año siguiente, donde sería el máximo romperedes de la temporada con 36 anotaciones. Siendo el segundo mejor registro goleador en una temporada del futbol chileno.
Tirar de larga distancia
Con las estadísticas y el rendimiento a su favor, comenzó a sonar su nombre en varios clubes extranjeros y en 1971 fue transferido al Club América, uniéndose al temible ataque de Enrique Borja y Carlos Reinoso. Su temporada debut se vería afectada por una fractura de pierna en un partido contra el Irapuato, sin dejar atrás sus problemas de adaptación en el plantel de José Antonio Roca, ya que nunca se había acostumbrado a jugar como extremo izquierdo. Tan solo jugaba de “9” cuando Enrique Borja descansaba.
Fue hasta la temporada 1973-74, cuando Osvaldo demostró porque su piernas estaban bautizadas como dichosas. Aquellos 26 goles anotados en liga lo convirtieron en campeón goleador y el americanista con más anotaciones en una temporada, récord que más tarde emparejó el camerunés Francois Oman Biyik. Además de alzar la Copa Mx tras vencer 2-0 al Cruz Azul y ser el máximo romperedes de la competencia.
Sus actuaciones le valieron un lugar en la convocatoria de Luis Álamos para la Copa del Mundo de 1974, certamen donde el equipo chileno tan solo sumó dos puntos de seis posibles. Osvaldo no disputó ningún minuto del campeonato.
Nuevo destino
Tras el Mundial de Alemania, “Pata Bendita” permaneció una temporada más en Coapa. Su nuevo destino permaneció en México, uniéndose a las filas del Club Jalisco; equipo que tenía como socio administrativo a Pelé. Incluso él crack brasileño convenció personalmente a Osvaldo para que fichara por el plantel tapatío. En cuatro temporadas “Pata Bendita” anotó 91 goles, permaneciendo como el máximo goleador histórico de la extinta franquicia.
Su sueño de pertenecer a un club emblemático en Chile se dio hasta 1978 (31 años de edad) tras haber fichado con la Universidad Católica, pero su bajo rendimiento lo hizo regresar a México en el ocaso de su carrera, vistiendo las camisetas del Coyotes Neza, Atlético Potosino y Pumas.
Tras colgar los botines, su legado lo enfocó a la formación futbolística y al desarrollo de fuerzas básicas a través de la creación de la Escuela de Futbol Colo-Colo, donde han salido futbolistas como Pablo Barrera o Luis Pérez, y laborar dentro de las juveniles de Pumas.
dEBIDO A SU TÉCNICA DE GOLPEO, INCLUSO EQUIPOS DE LA NFL LO BUSCARON COMO PATEADOR, AQUELLOS EQUIPOS FUERON los Vaqueros de Dallas, los Angeles Rams y los Pieles Rojas de Washington.
«Pata bendita», un golpeo que hizo historia
En el terreno de la estadística pocos futbolistas destacan tanto como “Pata bendita”. Es el sexto futbolista y tercer extranjero con más goles en la Primera División Mexicana (214); por detrás de Esteban Paredes.
Es el segundo futbolista chileno con más goles en partidos oficiales según el IFFHS (358) y ocupa la posición 74 como máximo goleador en la historia del futbol. Sin embargo, no todo son estadísticas, es por ello que también Osvaldo Castro merece un lugar en aquel diálogo sobre los extranjeros más exitosos de la Liga Mx.
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Por: Nuri Kalach Chelminsky