Pablo Larios dejó la grama. El ex portero nacional fue un símbolo bajo los tres palos y también fuera de las canchas. El portero nació en Zacatepec, Morelos, el 31 de julio de 1960. Si infancia es destino, parecía que el suyo ya estaba trazado por la historia y la geografía pues las raíces del vocablo náhuatl ‘zaka-tl’ significan ‘pasto’, y su nacimiento tuvo lugar justamente enfrente del estadio Agustín “Coruco” Díaz. Ninguno de los primeros ocupantes de las butacas del estadio sospecharían de un vecino que terminaría por ser el arquero encargado de defender la portería de los cañeros. En medio de la población de este pequeño pueblo de Morelos que se repartía entre el Ingenio Azucarero Emiliano Zapata y un estadio, Pablo Larios comenzó su ascenso hacia lo más grande del futbol nacional.
Los inicios de Pablo Larios
El primer testimonio que hablaba de la jerarquía del cancerbero era el hecho de que Bora Milutinovic lo convocó para ser portero con la Selección Mexicana, aún a pesar de que en ese momento él jugaba en la Segunda División. El guardameta desempeñó un importante papel para que México llegara al ansiado quinto partido en la Copa del Mundo de México 86. Desgraciadamente, nada podría hacer frente a Alemania Federal en los penales y el combinado nacional vió frenado su aspiración por el campeonato.
Su estilo de juego era paradójico. Era un portero osado que gustaba de salir por el balón, circunstancia que evitaba dejar cualquier historia a medias: o terminaba por convertirse en un héroe que había arriesgado cuando nadie más lo habría hecho, o un villano que había cometido la pifia de salir cuando claramente ninguno en su posición se habría aventurado. Acostumbrado quizá a las altas temperaturas de su tierra, siempre optó por decisiones de poca aprobación.
Este perfil fue el que lo llevó a Cruz Azul, donde logró vivir algunos de sus mejores años aunque no consiguió llevar a los cementeros al título, pues únicamente alcanzó el sub campeonato en 1986-1987 y 88-89. Éste último sería el motivo de su salida del equipo, pues en la final, el arquero cometió el error de entregar el balón a Zague en un saque de meta en los primeros minutos del encuentro. El partido terminó con un marcador de 3-2 y el global de 4-5, por lo que el error de Larios fue para muchos el causante de que los cementeros no pudieran sumar una estrella más a su palmarés.
Sus mejores años
Fue con el Puebla donde vivió su mejor momento como futbolista. Ahí logró alcanzar por fin un campeonato en la temporada 89-90 al superar a la U de G en la final con un marcador global de 6-4. Además del campeonato de liga, también levantó la Copa Nacional en una final contra los Tigres.
Luego de varios años con los ‘camoteros’, Larios pasó a ser parte del mítico Toros Neza. Con este club logró un sub campeonato más en 1997 al ser derrotados por las Chivas y vivió su última etapa como profesional. Ya con los guantes en el vestidor, el ex cañero intentó hacer carrera como auxiliar técnico, pero sus problemas con las drogas, así como una serie de tragedias, terminaron por frenar su desarrollo. Pisó el área chica de la política en el estado de Morelos sin mucho éxito.
No cabe duda que la mejor manera de recordarlo es como aquel arquero que salía con valentía a ejecutar su papel como el último hombre de su clan con posibilidades de evitar la tragedia colectiva.
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Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar