Está sumamente documentado el peso que ejercen las pandillas en El Salvador, siendo las dos principales la Mara Salvatrucha (MS-13) y la Mara Barrio 18. Actualmente, el país centroamericano vive uno de sus momentos más sangrientos de su historia, pues hace unos días se rompió un récord de asesinatos (62 muertos en un solo día), algo sin precedentes. El récord anterior era de agosto de 2015 cuando se registraron 52 muertes en un solo día, lo que ocasionó que el gobierno sacara a los militares a las calles.
El actual presidente, Nayib Bukele, ha decidido declarar un Estado de emergencia por treinta días (prorrogable), el cual pretende ser un ultimátum para el modus operandi pandillero al restringir ciertas libertades constitucionales, entre ellas, posibilita las detenciones sin órdenes judiciales. En tres días, el gobierno salvadoreño ha capturado a más de 1400 supuestos pandilleros, y ha engrosado las cárceles, las cuales ya se encuentran alarmantemente rebasadas en sus capacidades.
Se estima que, en El Salvador, hay unos 70 mil pandilleros en las calles, una cifra grande si tomamos en cuenta que la población total es de poco más de 6 millones de personas. Estos grupos nacieron tras la guerra civil que duró 12 años (1980-1992) y como efecto de una serie de deportaciones de miembros provenientes de Estados Unidos. ¿Cuál es el efecto de las pandillas en el futbol salvadoreño? ¿Por qué es trascendental conocerlo?
Pandillas en el futbol salvadoreño
Las pandillas han sido uno de los principales retos para los gobiernos salvadoreños. En 2011, el 64% de los equipos de futbol dejó de usar en los dorsales de las camisetas los números 13 y 18, esto debido a la posible referencia a los Mara Salvatrucha (MS-13) y a la Calle 18, hogar de la Mara Barrio 18.
El futbolista argentino, Emiliano Martínez, contó en una entrevista con el medio La Nación, que desde su llegada a suelo salvadoreño tuvo problemas. Al ingresar al país fue detenido cerca de una hora en el aeropuerto, esto debido a sus tatuajes, ya que las marcas con tinta en la piel son el principal distintivo de estas pandillas. Luego, en su corta estadía en el equipo “Chalatenango” pudo darse cuenta de la fuerte situación violenta por la que vive el país. Esto cuenta acerca de los números prohibidos en las camisetas:
«El mejor ejemplo es el ‘Loco’ Sebastián Abreu, cuando vino a jugar al Santa Tecla, equipo de la Liga Mayor, donde fue campeón y goleador. No pudo usar la 13, el número de toda su carrera. Ahí te das cuenta de que esto no es joda. Yo usaba la N° 8», ejemplifica Martínez.
Que nadie ocupe esos números es un acuerdo estratégico entre los clubes para evitar ser relacionados con las bandas. Por su parte, Sebastián Abreu mencionó:
«Sí, me han comentado el tema del número, pero como uno desconoce ese tipo de situaciones, interpretamos que ha sido el número que me ha acompañado a lo largo de mis 22 años de profesional. Simplemente lo que uno hace es darle continuidad, sin tomar partido de ningún aspecto, sin querer generar ningún tipo de conflicto, de inconveniente», dijo el futbolista en una conferencia de prensa.
En 2011, de 20 equipos inscritos en la Liga de Plata, el Chalatenango formó parte de los doce clubes que dejaron de utilizar los dorsales 13 y 18. En tercera división, 27 de 36 equipos siguieron los mismos pasos. Para la Primera división, la situación no es diferente: los clubes Luis Ángel Firpo, Isidro Metapán y Juventud Independiente tampoco asignaron esos números. Por su parte, Atlético Marte y Vista Hermosa únicamente decidieron no usar el número 13. En ese momento, de los 66 clubes inscritos que conforman las tres máximas categorías del futbol salvadoreño, únicamente 14 consideraron seguir utilizando los dorsales 13 y 18.
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Marcelino Díaz, psicólogo forense del Instituto de Medicina Legal, mencionó para El Faro que hacer eso era estar legitimando a los maras y reconociendo su influencia en la sociedad. “Es al Estado al que le corresponde controlar, mediante leyes, la conducta de las personas, pero en El Salvador muchos aspectos de la conducta social los controla un grupo delincuencial, y esto que sucede con el fútbol es un claro ejemplo. Poco a poco estamos dejando que los pandilleros nos impongan lo que tenemos que hacer. Aunque esto del fútbol parezca algo mínimo o simbólico, si se empieza a ceder en estas cosas, luego llegarán más peticiones”, dijo.
“Nuestro portero aún juega con el 13 en la espalda, pero estamos valorando quitar ese número porque algunos jugadores viven en otros lugares y los pueden atacar”, dijo Elba Josefina Peña, presidenta de La Asunción, de Anamorós (La Unión). De momento aún no han existido muertes debido a esto, pero sí agresiones verbales o físicas.
Actualmente la situación en Primera división no ha cambiado, puesto que de las 12 plantillas que la conforman, ningún equipo cuenta con los dorsales 13 y 18 respectivamente.
Por: Julio Rodríguez