La Selección peruana ha crecido a pasos agigantados. El año pasado jugó una Copa del Mundo después después de 36 años de ausencia. A pesar de no haber clasificado a la siguiente ronda, los seleccionados de Perú experimentaron el sisma social que podrían provocar, pues convocaron a más de 40 mil gargantas.
En 2019, el seleccionado nuevamente ha dado de que hablar, tras una fase de grupos decorosa, pues con cuatro puntos avanzó como uno de los mejores terceros lugares de la Copa América. La selección bajo la tutela de Ricardo Gareca, demostró orden y garra y de nuevo hizo historia; después de 44 años Perú esta en una final de Copa América, y de entre todos los héroes incas destaca un caudillo, un hombre que puede ser catalogado como: villano y líder.
Paolo: el futbol en los genes
Paolo Guerrero nació un 1 de enero de 1985 en la Lima Perú y de acuerdo con lo que su madre relata, Paolo demostraba sus dotes como futbolista, ella cuenta que: Los vecinos salían de sus casas para ver jugar a Paolo. Y cómo no iba a tener talento si el pequeño Paolo formaba parte de una estirpe de futbolistas. Por un lado su tío José González Ganosa, mejor conocido como Caico, era el arquero titular de Alianza Lima y de la Selección peruana, pero lo más importante fue el mentor de Paolo, pues lo llevaba a sus partidos y le contaba sobre los secretos de la portería. ¡Qué mejor instrucción para un depredador del área que la de un arquero!
Mientras que los primos de Doña Peta —madre de Paolo— Oscar y Huaqui Gómez Sánchez jugaron en Argentina, pero tal vez el más destacado de la lista sea Chumpitaz, ídolo del futbol peruano y que también es primo de Doña Peta. El destino de Paolo estaba echado, él tendría que escribir su nombre con letras doras en la historia del futbol de su país.
El camino del caudillo: gestas y tragedias
Ahora bien, el camino de todo caudillo suele ser difícil y esta no fue la excepción. Tras hacer las inferiores con Alianza Lima, Guerrero tuvo que abandonar su patria en busca de su sueño futbolístico. El destino lo llevó a Alemania en donde junto a su compatriota Claudio Pizarro se enroló en las filas de Bayern de Múnich, en el club bávaro su actuación fue modesta, pero Paolo ya comenzaba a ser convocado con su Selección.
Tras su paso en Múnich el peruano probó suerte con Hamburgo, su experiencia en el club fue lamentable y en tres episodios Paolo marcó su suerte. El primero de ellos fue una lesión que alejó de las canchas a Guerrero, el segundo fue una lamentable actitud hacia un aficionado, al cual le arrojó una botella, y el tercero fue tal vez uno de los peores momentos del peruano. En un partido ante Stuttgart el depredador del área perdió la cabeza y le propino una brutal falta al arquero Sven Ulreich.
Tras disculparse y esperar su castigo, a Paolo Guerreo no le quedó más que regresar a su continente, y tal vez esa haya sido la mejor de sus decisiones. Brasil parecía ser la morada de quién se sentía exiliado por el futbol, pero la historia fue otra, el país amazónico se convirtió en el trampolín para la carrera del delantero inca, ademas de ello estaba relativamente cerca de su país, por lo que podía estar en contacto con su familia y gestar una nueva batalla: ganarse el boleto al Mundial.
Dos grandes batallas: Rusia 2018 y Brasil 2019
Parecía tener resuelto su combate, Paolo era el líder de una selección que dependía de sí misma para clasificar al Mundial y el repechaje ante Nueva Zelanda parecía el camino más accesible. Pero como el mundo no es color de rosa, Guerrero recibió un duro revés, pues fue sancionado por dar positivo en un control antidopaje, hecho que lo dejó fuera de la final de la Copa Sudamericana y del repechaje.
En otra muestra de valentía, la Selección peruana luchó sin su líder y logró obtener su boleto al Mundial. Paolo tomó otro rumbo, mientras la selección se preparaba para Rusia 2018, él se encontraba en Zúrich a la espera de la reducción de su sanción. Paolo no se rendiría hasta ganar su batalla, y lo logró. El caudillo disputó el Mundial de Rusia 2018, incluso pudo anotar en el partido ante Australia.
Al siguiente año, Paolo lideró de nueva cuenta a un puñado de Incas en el campo, ha marcado 3 goles (uno en la tanda de penales ante Uruguay) y dejado toda su calidad, caracter y orgullo en cada uno de los partidos, incluido la goleada ante Brasil. Con quienes tienen una cuenta pendiente en la final de la Copa América 2019.
Esa es la historia de quien se ha convertido en un caudillo, pues a diferencia de los héroes quienes suelen ser enaltecidos por sus gestas y nos son presentados como personajes intachables, los caudillos tienen que llevar a cuestas sus errores y se caracterizan por tener más de una derrota en su historial. Por si fuera poco, ellos se plantean objetivos altamente ambiciosos y qué mejor ejemplo de ello, que regresar de una sanción para liderar a una selección en la búsqueda de cumplir su cometido, escribir con letras de oro su nombre.
Por José Macuil García