Si hablamos de la liga uruguaya, podemos resumir toda su historia en un partido: Peñarol vs. Nacional. ¿Por qué? Bueno, no es solo porque sea el clásico más viejo del país, sino porque, además, entre ambas instituciones juntan 99 de los 118 campeonatos nacionales.
El nacimiento
Primero hay que considerar que el Peñarol no siempre estuvo bajo ese nombre, ya que, cuando fue fundado en 1891, fue bautizado como CURCC (Central Uruguay Railway Cricket Club). Su lugar de nacimiento fue afueras de la ciudad en Villa de Peñarol, y fueron inmigrantes ingleses los que decidieron comenzar el proyecto.
Ocho años después apareció la competencia. En 1899 un grupo de criollos se reunió para resolver un problema: los equipos de futbol eran conformados prácticamente en su totalidad por inmigrantes ingleses. Así que, tomando el mando del Albion como un equipo que rescataba el nacionalismo, decidieron fundar el Nacional.
Hacer historia
Rápidamente ambos equipos comenzaron a ganar popularidad, por lo que el morbo de qué pasaría si ambos se vieran las caras comenzó a crecer, pero por suerte no se tuvo que esperar mucho. El 15 de julio de 1900 se jugó oficialmente el primer partido entre ambos equipos en la historia. El encuentro se realizó en el Parque Central, en donde el equipo conformado por ingleses tenía el favoritismo.
El duelo fue muy atractivo, ningún equipo cedió ni un centímetro del terreno de juego, por un lado estaba la experiencia por parte de los veteranos del CURCC y por otro el corazón y garra de los jóvenes del Nacional. Al final poco pudieron hacer los Albos, y marcaron su primera derrota ante los experimentados.
De aquí en adelante esa fue la pauta que marcó de estos enfrentamientos. El CURCC tomó una cómoda ventaja en cuanto a los duelos ganados, el Nacional, aunque presentara partidos excepcionales, no podía salir victorioso en la mayoría de los juegos. Las cosas cambiaron cuando llegó el nuevo nombre (aunque para algunos es la fundación oficial del Peñarol).
Diferentes historias
Para 1913 el CURCC dejó de existir, y aquí comienza la polémica. En la historia oficial del club, esto solo representó un cambio en la imagen del equipo, mientras que para aficionados y algunos expertos, fue una ruptura y un nuevo equipo naciendo de lo que quedó de su antecesor.
Eso podía provocar que los anteriores partidos disputados entre ambas instituciones dejaran de existir, pero también cambiaría la historia sobre a quién se le consideraría el equipo más longevo en el país. A esto se le conoce como el Decanato, el cual año con año se recuerda cuando alguna de las instituciones decide publicar algún comentario conmemorando la historia del club.
Pero regresando a los partidos, en 1914 y ya bajó el nombre de Peñarol, las cosas cambiaron drásticamente. Ahora era el Nacional el que tomaba ventaja, y como prueba de ello lograron imponerse seis juegos consecutivos, equilibrando la balanza y sumando más morbo.
Imponiendo colores y victorias
Las cosas volvieron a emparejarse, ahora ya se repartían tanto victorias como derrotas, haciendo de los encuentros unas verdaderas bellezas para los ojos de los fanáticos. Cualquiera podía ganar, pero algo era seguro, nadie quería perder. No solo se jugaban algunos puntos más, era mantener una pelea fija por el título del más grande de Uruguay.
De 1900 a 1950 prácticamente solo hubo dos equipos en Uruguay. Por un lado el Nacional conquistó 13 campeonatos de liga, mientras que el Peñarol, contando sus trofeos “heredados”, alzó 26 coronas; sumando estos títulos entre ambos, ostentan 39 de los 50 torneos que se jugaron en el país.
La tendencia nunca cambió. Actualmente ambos equipos son los más ganadores de Uruguay. Peñarol acumula 56 trofeos en su palmarés, mientras que el Nacional se ha quedado medianamente rezagado con 48. Su rival más cercano tiene apenas 4 campeonatos, y lo comparten tanto el Defensor Sporting y el Danubio.
Y tan solo se están contando los títulos de la liga uruguaya, pero en cuanto a subcampeonatos la cosa sigue más o menos la misma línea ya que, prácticamente, cuando uno se corona, el subcampeón es el otro, teniendo algunas excepciones claro, pero la tendencia es esa.
Aun así el tricampeonato del Nacional obtenido de 1922 a 1924 puede considerarse menos interesante que todos los demás títulos. La razón es bastante sencilla, su más odiado rival no estaba en la competencia.
Una rivalidad que trasciende
En 1922 la relación entre la Asociación de Fútbol Uruguaya y el futbol argentino no estaba del todo bien, por lo que los duelos entre ambos países fueron prohibidos. Aún así el Peñarol sostuvo un duelo amistoso con el Racing, por lo que fue expulsado de la liga por 3 años.
Pero esa es solo una de las tantas anécdotas que se pueden rescatar de esta historia. Una de las más importantes fue “el Clásico de la Fuga”, que ocurrió el 21 de Julio de 1947. Ambas escuadras se vieron en el Estadio Centenario, en donde el Peñarol fue mucho mejor que su rival. Estaban imparables, pero no pudieron capitalizar completamente, ya que al finalizar la primera parte solo iban ganando 2-0.
Pero aquí no fue el problema. Las condiciones no eran las mejores, una niebla se esparció por todo el terreno de juego, por lo que el Nacional reclamó. Su argumento era que la visión no era la mejor, que el partido tenía que suspenderse, pero el árbitro hizo caso omiso. Para cuando se tuvo que reanudar el encuentro el Nacional no se presentó. Ante la mirada incrédula de todos los aficionados se pitó el final del partido sin siquiera jugar los 45 complementarios.
Ésta es solo una de las pruebas de lo que hace este partido tan especial para los habitantes de este país. No es solo un juego más, no es dos equipos que se han vuelto viejos y solo se presentan para recordar antaños tiempos. Estos son los partidos que definen campeonatos, los que cambian el rumbo del título.
Pero la pasión no se queda solo en su país. Sus enfrentamientos ya se volvieron algo común en la Copa Libertadores. Ambos se han visto las caras en 38 ocasiones, en los Aurinegros siguen manifestando su supremacía sobre los Albos, llevándose 13 victorias y 10 derrotas.
Los números, la pasión y el compromiso que tienen ambos equipos es innegable. No se trata de solo llegar a un terreno a ver quien gana, es pelear cada balón, combatir cada minuto, demostrar que solo hay lugar para un grande en el país. Y eso, es lo que precisamente logran el Peñarol y el Nacional, en lo que ya sabemos que es el superclásico de Uruguay.
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Por: Miguel Ángel Bustamante Rosas / @MiguelB07