César Villaluz perteneció a ese grupo de jóvenes que le dieron un nuevo sentido al 2 de octubre. En las alturas andinas de Lima, Perú, César Villaluz, Carlos Vela, Giovanni Dos Santos, Héctor Moreno, entre otros, le dieron a México su primer título mundial Sub 17. Teníamos grandes esperanzas en ellos; iban a ser los que nos llevarían al quinto partido, los que iban a deslumbrar en el extranjero…
A medias se ha cumplido. Muchos más de esa primera generación que de la segunda -un mundial disputado en México, con el Azteca viendo a sus jugadores proclamarse campeones del mundo- han despuntado en diversas latitudes. Pero César Villaluz no.
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Nacido en 1988, veinte años después, vería su primer golpe. En 2008, Cruz Azul jugaba la final contra Toluca. Un golpe durísimo de José Manuel Cruzalta cuando el cementero intentaba ingresar al área lo dejó fuera de combate para el resto del partido, que a la postre dejaría como campeón a los choriceros. César Villaluz nunca fue el mismo. En 2012, Cruz Azul lo vendió al San Luis, club que en una extraña maniobra se convertiría en Jaguares de Chiapas. Sin embargo, una barrida de Jesús Molina le fracturó el tobillo, sacándolo de las canchas por varios meses. En ese periodo, fue vendido a Tigres. Sin embargo, Tigres no lo quiso aceptar hasta que estuviera completamente sano. Los médicos de Jaguares aseguraban que el jugador estaba listo, los de Tigres, no.
En ese momento, parecía que ninguno de los clubes se quería hacer cargo de él. César Villaluz declaró: Es un problema de directivas que a uno lo dejaron en medio, porque tienen que solucionar ellos para ver dónde voy a quedar yo, si me quedo en Jaguares o me quedo con Tigres, no sé, pero en lo que ellos deciden yo ahorita estoy parado.
El famoso Pacto de Caballeros lo dejó en incertidumbre y desazón. Ante la falta de respuestas, César Villaluz entrenaba en el parque, en las canchas cerca de su casa en la colonia Guerrero, esperando a que se hiciera justicia. Finalmente, Tigres lo dio de baja por bajo rendimiento y porque no entraba en planes de Ricardo Ferretti. Después de estar en Chiapas un par de años (2013-15), jugó un tiempo en el Ascenso MX con el Atlético San Luis (2015-16). Posteriormente, defendió la playera del Celaya FC en la Segunda División del futbol mexicano.
Sin embargo, en 2017, después de 14 partidos con el Celaya donde no anotó ni un solo gol, recibió una nueva oportunidad. El grupo empresarial IQ Finanzas, mediante su sección IQ Futbol que se encarga de exportar jugadores mexicanos al extranjero, llevó a César Villaluz a jugar para el CP Cacareño en la Tercera División de España, con la intención de impulsar su carrera.
En julio del 2018, a sus 30 años, César Villaluz fue fichado por el Deportivo San Pedro, equipo de la primera División de Guatemala. Un club que acababa de ascender y que veía en el jugador una mutua esperanza. Aportó dos goles en el último torneo y se posicionó como el creativo del equipo. Actualmente vive con su familia en San Pedro Sacatepéquez, en el municipio de San Marcos, en el país centroamericano.
Aquí una entrevista realizada a César Villaluz en diciembre del año pasado, portando una playera distinta: mitad la Selección Mexicana, mitad su nuevo club guatemalteco. ¿Cómo terminará su carrera?
Por: Redacción