Usted pensará, curiosamente, que estamos hablando aquí de simple ropa deportiva. Pero de ninguna manera, fíjese bien que detrás del color y de la primera imagen que proyecta el uniforme, se alcanzan a percibir las Barricas del Sud, Racing.
Mire bien que las cosas sólo se iluminan cuando las miramos con atención. Tristemente, éste no es un retrato de la enamorada de Santomé ni mucho menos una patética foto de algún héroe histórico. Ésta es una armadura forjada antes del tiempo, cuando el mundo aún era joven, es la albiceleste de Racing de 1910.
Se puede cambiar de casa, de cara, de familia, de religión, de dios…pero hay algo que no se puede cambiar, de pasión.
–Sandoval, en «El Secreto de sus ojos».
Momento por favor, no piense usted que hemos llegado al final sin alargue ni penales, si acaso es la mitad del inicio de la introducción. Es Perfumo bloqueando un pase largo, es la historia que se escribe con una gambeta poética que irrumpe la realidad. En otras palabras, la resistencia frente al poder. David antes de la batalla; justo en el momento cuando el futuro rey baja silenciosamente al Valle de Ela.
Un triunfo sin duda, pues hemos llegado al final del principio. Es 1910 y en un juego ante Boca. Racing gana el ascenso frente a 4000 espectadores, el futbol se revuelve otra vez como en la época dorada de las cícladas.
Aquí, Racing Club de Avellaneda adquiere el uniforme forjado en honor a la Revolución de Mayo. Aquella histórica piel de franjas celestes y blancas que rinde tributo a la lucha de un pueblo futbolero ilustrado por la magia de sus poetas.
Podemos concluir a manera de inicio, que la novela El Secreto de sus ojos hace lindo homenaje al Racing de los sesenta. Recuerdo casi de memoria la escena en que el buen Benjamín Espósito y, su ayudante y amigo, Sandoval, discuten cómo encontrar al asesino; Platón les da cuenta de todos los jugadores de época, aquel equipo que probó la entereza y fidelidad de sus seguidores, un Buda para Ananda, un equipo para sus hinchas. Después de nombrar a Julio Bavastro, Ataulfo Sánchez, Norberto Anido, remata diciendo: Racing es pasión.
Mire bien, no es el uniforme de Racing de 1910, es Avellaneda peinándose frente al espejo.
Por: Andrés Piña @andreslp2