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Raimundo Orsi

La ciudad de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires, fue el sitio donde nació Raimundo Bibiani Orsi, el 2 de diciembre de 1901. Y fue precisamente en el barrio de Avellaneda donde después de cada clase de violín en el Conservatorio de Música, Mumo, como le apodadan también comenzó a patear el balón.

Pronto la cadencia, agilidad y velocidad con que aquel adolescente desbordaba por el extremo con su zurda llamó la atención de diversos clubes. Entre ellos el Club Atlético Independiente, con quienes terminó por integrarse para debutar en 1920.

Su pasión por el tango parecía ir de la mano con el futbol. Pues en cada partido sus recortes inesperados sacudían el césped, además de cambios de ritmo en los que sus rivales le contemplaban absortos. Nadie suponía que ese cuerpo que parecía tan frágil terminara por ser potente al tomar y cubrir la redonda.

Con el club de Avellaneda consiguió el ser campeón de la Asociación Argentina de Football (1922, 1926), hoy Primera División Argentina, así como conquistar la Copa de la Competencia (1923, 1924,1925).

Sus buenas actuaciones le llevaron a vestir los colores de la albiceleste en 1923. Con Argentina se coronó en el certamen del Campeonato Sudamericano 1927 (hoy Copa América). Para los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928, el cuadro argentino se enfrentó a su similar uruguayo en la final, el marcador favoreció 2-1 a los charrúas para conquistar el oro.

Al otro día, tras caer contra Uruguay, ambas delegaciones viajaron en el mismo tren a París, por supuesto en diferentes vagones. Al llegar a la capital francesa, los argentinos recibieron la visita de Carlos Gardel, quien les hizo la invitación para que esa misma noche acudieran al cabaret El Garrón. Cuando los jugadores de la albiceleste llegaron se dieron cuenta que los uruguayos también estaban ahí.

Gardel había extendido la invitación a ambos equipos ¿La intención? Dar por zanjado el tema del partido, el cual había levantado fuerte tensión incluso tras haber concluido. Así que el cantautor dispuso a sentar de manera intercalada a un argentino, uruguayo, argentino…

Todos comenzaron a hablar entre sí. Hasta que de pronto Gardel pidió silencio: «Les voy a cantar a los campeones sudamericanos —para generalizar—». Y agregó: «Mumo, ¿por qué no me acompaña con el violín? Vamos a hacer La Cieguita«.

Parecía que todo iba de maravilla hasta que un grupo de jugadores argentinos y uruguayos comenzaron a pelear. Gardel dejó de cantar y se hizo a un lado. Orsi no lo pensó y golpeó un par de charrúas con el violín.

De tango a tarantela

Su juego prolífico, en que goles y asistencias lo enmarcaban como un jugador que hacía diferencia le llevaron Italia. Allá, la Juventus de Turín lo recibió en 1928. Con los bianconeri (blancos y negros) pronto dejó claro el motivo se contratación, pues su virtuosismo con el balón se materializó en títulos, fueron 5 campeonatos de liga los que consiguió (1930-31, 1931-32, 1932-33, 1933-34, 1934-35).

Y no solo el medio futbolístico italiano quedó hipnotizado por la danza y gambetas que daba con el balón, pues Benito Mussolini pidió que Orsi se nacionalizara italiano para poder jugar con la azzurri (azules). Sobra decir que el argentino terminó por convencerse ante tal solicitud.

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La irrupción de Raimundo al calcio precisamente coincidiría con los preparativos que el régimen de Il Duce (El Líder) realizaba para recibir el certamen mundialista de 1934. De hecho, Mussolini veía como una clara oportunidad de propaganda la Copa del Mundo, de tal manera que podría evidenciar a niveles agigantados el “poder” del Partido Nacional Fascista. Es así que si el balón iba a rodar, lo haría bajo el yugo del fascismo.

Mumo compartió vestuario en aquella selección con otros argentinos nacionalizados italianos: Attilio Demaría, Enrique Guaita y Luis Monti. Además, claro, de hacer dupla con un joven atacante que en aquella época jugaba para el Inter de Milán, Giuseppe Meazza.

Italia terminó ganando la segunda edición de la Copa del Mundo, por lo que la Jules Rimet se quedó en casa del anfitrión. Y quién más sino Orsi, fue pieza fundamental para tal conquista. La selección de Checoslovaquia enmudeció a los asistentes al Estadio Nacional del Partido Nacional Fascista (derrumbado en 1953), cuando el atacante Antonín Puč anotó al 76´. Mumo descontó al 81´y en el tiempo suplementario Angelo Schiavio (95´) colocó la cifra definitiva. Raimundo Orsi fue elegido el mejor jugador del torneo.

Turinés y bonaerense

Tras la conquista Mundial, el nacido en Avellaneda regresó a su natal Argentina, donde en ocasiones llegó a citarse con su ídolo: Carlos Gardel. Estando ya en la tierra que le vio nacer firmó una vez más con Independiente (1935). De ahí en más transitó por diversos clubes de su país: (Boca Juniors (1936), Platense (1937) y Almagro (1938).

Después de ello cual melodías de violín se deslizó por otras latitudes: a Uruguay con Peñarol (1938 y 1940), en Brasil con Flamengo (1939), siendo su último club como futbolista profesional en Chile con el Santiago National (1943), donde se retiró a los 43 años de edad.

Mumo murió el 6 de abril de 1986 con 84 años de edad. Raimundo Orsi, el argentino que en la cancha desembocó pasos pasionales con el balón como si de una pieza de tango se tratase: fuerza y delicadeza en cada desborde. Con goles tan precisos como el de aquella final con Italia, ecos de una melodía digna del mejor violinista.

 

Por: Ricardo Olín /@ricardo_olin