Llegado el jueves uno se prepara: en el mejor de los casos la semana laboral comienza su agonía y uno puede comenzar a disponer de su tiempo, en vez de venderlo al que ofrece un poco más. Entre las múltiples ocupaciones que se pueden llevar a cabo en esas 48 horas que uno se gana en los cinco días anteriores, se puede salir al cine, al parque o a algún museo con la familia, con su pareja, con los amigos. Ir por una cerveza, jugar videojuegos. Y también se puede ver futbol, ejercicio sumamente arraigado en nuestro país.
Una jornada normal
Depende de las filias y fobias de cada uno, se puede centrar en distintos ramos del balompié. Por ejemplo, puede ser usted un empedernido del masoquismo y seguir al Atlas. Si el viejo refrán reza que “soy del Atlas, aunque gane”, es por algo. Si a usted la angustia de los últimos segundos del encuentro le apasionan, este tipo de clubes son para usted. Otros son los seguidores de los “cuatro grandes”, de los cuales tres viven de capa caída desde hace años y sólo sobreviven con el salvavidas de las viejas glorias: Chivas, Pumas y Cruz Azul (con su perpetuo “este torneo es el bueno”).
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También se puede inscribir dentro de los que gustan de ver a su equipo ganar. Durante la última década entran acá los del norte: Tigres, Monterrey, Santos. Por el centro, está América. Sí, no me hace muy feliz esta afirmación, pero es verdad. Por último, están los europeos. A éstos les interesa más seguir el futbol del viejo continente, ya sea porque ahí se desempeña el ídolo Mexicano en turno (Lozano, Jiménez, Guardado, Guti, etc.) o porque de toda la vida han sido del Barcelona, el Madrid u otro. O simplemente porque les gusta el futbol de alto octanaje.
Razones para odiar la fecha FIFA
Es claro que hay muchos que quedan fuera, pero los que no existen son los amantes de la fecha FIFA. Luego de esperar toda la semana para relajarse y disfrutar de dos días de ocio, uno se encuentra de que no habrá Chivas – Toluca, ni Barcelona – Sevilla ni nada. En lugar de eso aparecen partidos, por lo menos la mayor parte de las ocasiones, intrascendentes. Para comenzar, la mayor parte de las veces el Tri no consigue tener grandes rivales, esa ha sido la queja de toda la vida. Por ejemplo, el año pasado México enfrentó a rivales como Bosnia y Herzegovina (Victoria 1-0), Escocia (0-0) o Dinamarca (Derrota 2-0).
No es que sean los peores partidos, ni lo más aburridos, pero si tomamos en cuenta que se contemplaron para la preparación del tricolor antes de Rusia 2018, sí son encuentros bastante grises en los que el combinado nacional difícilmente luce su mejor futbol. Y es que este es el siguiente punto.
Período de prueba
Este tipo de encuentros generalmente sirven a los entrenadores para ensayar diferentes parados, con distintos jugadores o simplemente para evaluar el funcionamiento de sus equipos. Es por esta razones que difícilmente vemos grandes partidos. Generalmente nos hallamos ante encuentros grises que pasan sin pena ni gloria y que difícilmente pueden pueden producir otra cosa que no sea sopor y aburrimiento
Otra de las razones para odiar la fecha FIFA es el hecho de que generalmente no se cuenta con los mejores jugadores del plantel. Muchas veces los clubes no les dan permiso de que crucen el charco para que disputen un partido “molero”. En caso de que estos lleguen a asistir, arriban para ser banca y salir a disputar algunos minutos en los que en muchos casos (queda claro que no todos) sólo salen a caminar.
El temor a las lesiones
Y es que tampoco se puede juzgar a los futbolistas en este sentido, sobre todo a los que juegan en Europa. La mayor parte de ellos batallan mucho para hacerse de un sitio en sus equipos, por lo que una lesión contra un equipo de Concacaf en el que no se juega nada, por ejemplo, que los puede dejar fuera del campo por semanas, no aparece como la opción más atractiva.
Y así terminamos por tener un futbol que carece, por lo menos casi siempre, de un despliegue atractivo, con jugadores a medio gas que, a veces con justa razón, están más preocupados por no lesionarse que por el juego mismo. A cambio de esto perdemos el futbol local (bueno o malo) y el del extranjero, que tiene, en la mayoría de las veces, mucho más que ofrecer. Quizá estos partidos son necesarios para que las selecciones puedan llegar en la mejor forma posibles a sus torneos, pero esto no evita que existan razones para odiar la fecha FIFA, que nos arrebata muchos buenos partidos, a cambio de uno, que raras veces resulta memorable.
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar