El Real Betis Balompié es un club cargado de memorias. En sus más de cien años de historia, cuentan con un campeonato de liga y tres Copas del Rey.
Su historia inicia en 1907, año en el que varios estudiantes de la Escuela Politécnica se reunieron para formar un nuevo conjunto de futbol en tierras andaluces: El Sevilla Balompié (esta última palabra tenía la intención de evitar el uso de la expresión inglesa foot-ball). La nueva institución quedó registrada en el Gobierno Civil español el primero de febrero de 1909 y pronto comenzó a hacerse de cierto renombre debido al poco tiempo que tardó en cosechar títulos. En sólo un lustro levantó en cinco ocasiones la Copa de Sevilla e incluso llegó a ser invitado a la Copa de España, pero debido a problemas económicos no pudo presentarse.
Justamente en 1909, un escisión dentro de la directiva del Sevilla Balompié tuvo como consecuencia el nacimiento del Betis Foot-ball Club. Esta primera etapa sería sumamente breve ya que en 1913 se disolvería. Sin embargo no tardaron mucho en volver y sólo un año después lograrían ser reconocidos con el Título de “Real” por parte de Alfonso XIII el 14 de agosto de 1914.
A pesar de esto, la existencia de la institución continuaba tambaleándose, lo que generó que se buscará la fusión con el Sevilla Balompié, quienes ya estaban constituidos como un equipo más sólido que sobresalía en los torneos locales. Esta unión se cerró el 6 de diciembre del mismo año, logrando el reconocimiento del Gobierno Civil de Sevilla para el siguiente.
El nuevo club (renombrado Real Betis Balompié) tenía los títulos, jugadores e instalaciones del Sevilla, mientras que el Real Betis Foot-ball aportó el título de Real. Tras volverse a coronar campeón de Sevilla, el recién fundado club comenzó a vivir un lenta debacle que hizo que el fantasma de la desaparición pareciera cada vez más real. Esto se debió en gran parte a la ausencia de capital, así como al envejecimiento de la plantilla que tantas victorias había conseguido.
Con todo y el escenario adverso que atravesaba el club, estuvo cerca de arrebatarle al Sevilla F. C. el campeonato de Andalucía en tres ocasiones, además de lograr el nuevo terreno de juego del Patronato. Para ese entonces, los colores que vestía el Real Betis alternaban entre el azul pavo real con blanco y el verdiblanco.
¿Cómo surgió la rivalidad entre el Real Betis y el Sevilla?
En el 24, el club logró repuntar (en gran medida debido al retorno de muchos miembros originales de la directiva original) y para 1926 levantó la Copa Santander. En los siguientes años obtuvo múltiples subcampeonatos y finalmente en 1928 alzó la Copa de Andalucía. Ese mismo año se fundó el Campeonato de Liga Nacional y el Real Betis Balompié debutó en la segunda división el 17 de febrero, con la mira puesta en conseguir el ascenso a la primera división.
“¡Viva er Beti manque pierda”.
En los años treinta se comenzaron a usar los términos “Betis” y “béticos” para referirse al club, que vio una de sus épocas más gloriosas en esta década. En poco menos de diez meses consiguió ser la primera escuadra del sur de España en coronarse campeón de la Copa de España y para celebrar su cuarto de siglo, consiguió el campeonato de la segunda división el 3 de abril de 1932, siendo el primer club de toda Andalucía en acceder al máximo circuito español.
La temporada 1934-1935 es recordada como una de las mejores en toda la historia del club. Patrick O’Connell armó una gran plantilla: Urquiaga, Areso, Aedo, Peral, Gómez, Larriona, Adolfo, Lecue, Unamuno, Timimi, Saro, Caballero, Rancel, Valera y Espinosa. Estos quince gladiadores lograron superar por un punto al Real Madrid al final del torneo, consiguiendo darle a la afición verdiblanca su primer y único título de Liga.
El portero Joaquín Urquiaga, transterrado español y guardián del puerto de Veracruz.
Sin embargo, la alegría se acabaría pronto, debido a varios factores que golpearon al equipo durante las temporadas siguientes. La Guerra Civil diezmó las filas del club, la partida del presidente Antonio Moreno Sevillano generó una crisis económica, el envejecimiento de los jugadores que permanecieron en el club afectó el nivel de juego y la partida de O’Connell al Barcelona desmantelaron al equipo defensor del título, que acabaría descendiendo cinco años después de ser campeones.
Un par de años después lograría regresar al la división de oro. Sin embargo, el gusto duraría muy poco y en el 43 volvería a segunda, donde las cosas no irían a mejor y el 13 de abril de 1947 perderían por goleada frente al Racing de Santander, siendo sentenciados a conocer a la tercera división.
Durante esta época, la afición creó una expresión que terminaría por convertirse en una frase característica de un club que, lejos de garantizar victorias abultadas o glorias constantes, había comenzado a crear un historia llena de altibajos que constantemente ponían a prueba a una afición que solamente le faltaba meter goles: “¡Viva er Beti manque pierda”.
En aquellos años de sequía en la tercera división forjaron una afición que acudía a apoyar a su equipo en la tragedia, mostrando una lealtad a prueba de victorias. El apoyo de las gradas era el canto de quienes están dispuestos a hundirse con su barco antes que sucumbir al canto de las sirenas que invitan a olvidar los colores.
La afición se vio recompensada luego de casi un década de duros golpes y para el 54. El Real Betis logró regresar a la segunda división. Con el retorno a la categoría de plata también llegaron las famosas “marchas verdes”, mareas de seguidores que abarrotaban su casa para respaldar a su equipo. El reencuentro con la primera división se divisaba cercano, sin embargo, no sería tan sencillo y fueron necesarios cuatro años para que los verdiblancos lograran regresar al máximo circuito el 1 de junio de 1958.
Tras tres lustros alejados de la élite del futbol español, el Real Betis no solamente logró volver, sino que además, logró hacerse de la propiedad del estadio y remodelarlo, lo que parecía una premonición de grandes gestas por venir. En el 62 haría su debut con el equipo el histórico Rogelio Sosa, que justo a sus compañeros logró conquistar el tercer lugar de la temporada 63/64 (la mejor posición alcanzada desde el campeonato del 35).
Gracias a esto, el club tuvo su primera aventura europea en la Copa de Ferias, la cual sería muy breve tras la derrota frente al Stade Français. Los siguientes años fueron una montaña rusa entra el Olimpo de la segunda división y el Hades del máximo circuito: Descendieron en 1966, 1968 y 1973, pero lograron el ascenso en 1967, 1971 y 1974.
El 25 de junio de 1977 se convirtió en un día en el que la épica del equipo alcanzó uno de sus puntos álgidos al levantar la Copa del Rey tras vencer al Athletic de Bilbao en una tanda de penales eterna: tras 22 tiros, el portero del Real Betis, Esnaola logró detener uno y con esto los entonces dirigidos por Rafael Iriondo se convirtieron en mitos inmortalizados por un trofeo más en las vitrinas de los verdiblancos. Ese año también accedieron a cuartos de final de la Recopa de Campeones, dejando en el camino al Milan y en un ejercicio de congruencia con su historia, esa misma temporada volvieron a la segunda división.
En el 79 volvieron a la división de oro y comenzó la época del “EuroBetis” debido a que en el 82 y el 84 consiguen ingresar a la Copa de la UEFA. A esto se sumó el subcampeonato de Copa en el 86, que cerró la era para dar paso a una nueva debacle tanto deportiva como económica, arrastrando al equipo a la segunda división en 1992.
Ese mismo año una crisis de magnitudes gigantescas se posó sobre el Real Betis que casi lo lleva a su desaparición. Todos los equipos de la liga española fueron obligados a convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas. El plan de saneamiento forzó al club verdiblanco a pagar 1200 millones de pesetas, cantidad que casi duplicaba las sumas exigidas a otras instituciones tanto de primera como segunda división.
La afición una vez más supo respaldar a su equipo y en poco menos de tres meses lograron reunir 400 millones, sin embargo esto no fue suficiente y tuvo que entrar Manuel Ruiz de Lopera a poner lo restante, convirtiéndose en el socio mayoritario de la SAD.
Con el arribo de Lorenzo Serra en 93 – 94, el equipo andaluz logró volver a la primera categoría. Lo que vendría los siguiente tres años sería otra postal que define a un equipo que vive entre la gloria y la pena.
Luego de estar a punto de desaparecer, en su primer torneo en primera, logró terminar tercero del certamen, mientras que en el 96 – 97 volvió a ocupar un sitio entre los cuatro primeros y logró llegar a la final de la Copa del Rey, donde caerían en la tanda de penales frente al Barça.
Sería precisamente este club el que aquel año se llevaría del banquillo a Serra Ferrer, salida que trajo consecuencias pues en 2000 los béticos descendieron una vez más a la división de plata; lograrían regresar el año siguiente e incluso clasificarse en la Copa de Europa.
Si bien el club conseguía mantenerse en primera, las siguientes dos campañas fueron grises, por lo que se buscó a Serra Ferrer para que regresara al conjunto. La formula dio resultados y en 2005 los andaluces consiguieron terminar en la cuarta posición de la tabla, además de levantar la Copa del Rey 2004 – 2005 frente al Osasuna. Solamente dos meses después de esto lograron ser el primer equipo de Andalucía en clasificarse a la Liga de Campeones en el formato de eliminatorias, dejando en el camino al Mónaco (en ese momento subcampeón).
Para 2006, Serra no fue renovado y una crisis de dimensiones parecidas a finales de los ochenta se desató. El accionista mayoritario del club, Manuel Ruiz de Lopera fue imputado por problemas con la hacienda española.
Todo este proceso coincidió con un Real Betis que peleó por permanecer en la primera durante tres años, hasta que finalmente el 31 de mayo del 2009 terminó por volver a la segunda división. Quince días después de esto, la afición se volcó hacia las calles para pedir que se marchara Ruiz de Lopera, quien intentó vender sus acciones, sin embargo, una jueza paralizó la negociación.
Finalmente, Rafael Gordillo ascendió a la presidencia del equipo en el 2011 y, en medio de una delicada situación económica, el club logró llegar una vez más a la Liga BBVA y permanecer en ella durante tres ciclos seguidos, llegando incluso a participar en la Europa League. Con la llegada del nuevo descenso también recorrieron la presidencia una gran cantidad de nuevo presidentes. En 2015, la situación se estabilizó un poco más con el levantamiento de las medidas cautelares y el arribo de Ángel Haro García.
2017 se convirtió en otro año positivo para la afición ya que el club consiguió quedar en sexta posición y regresar a los torneos europeos, de la mano de alguien que les había dado grandes alegrías en la última década: Serra Ferrer, pero ahora como vicepresidente deportivo. Este último llevó a Quique Setién al banquillo. Ese mismo año, tras un largo litigio, la junta directiva finalmente llegó a un acuerdo con Ruiz de Lopera para comprar su parte de las acciones, terminando así con ese amargo ciclo.
Durante estos últimos años, el Real Betis ha mostrado un gran juego y una constancia que no solo les ha permitido estar entre los mejores lugares de LaLiga, sino de ganar, también, su tercera Copa del Rey junto al chileno Manuel Pellegrini en la campaña 2021-22.
Además de esto, se han hecho de gran jugadores que no solamente aumentan el valor económico del club, sino también el deportivo, como es el caso de Andrés Guardado, Nabil Fekir o Borja Iglesias.
Sin duda la historia del Real Betis no es la de los vencedores que salen airosos de cada adversidad, sino más bien parece una odisea cargada de claroscuros. Es el camino de los que no claudican, porque el balón siempre puede volver a rodar.
Por: Alberto Román / @AlbertoRomanGar