Texto publicado originalmente en la revista Pumas, en 2005, posteriormente salió en Soccermanía, en 2007. Se subió en la sección Futbol Retro del sitio web de la revista en octubre de 2014. La entrada original la puedes revisar aquí.
Cuando se habla de Renato Cesarini existe un común denominador: lo consideran un maestro, un revolucionario del futbol y un hombre excepcional.
Catalogado como un entrenador adelantado a su época por sus colegas y discípulos, Renato Cesarini arribó a México en agosto de 1962 para hacerse cargo de la dirección técnica del Club Universidad, en donde sentó las bases del trabajo que aún es utilizado en el equipo, según cuenta el director de Fuerzas Básicas de la institución, Guillermo Vázquez, quien recuerda a Cesarini con gran cariño.
“Renato Cesarini fue mi gran formador, tanto en el aspecto deportivo como en el aspecto humano. Era una persona muy dedicada a todo lo que son fuerzas básicas, fundamentos y conceptos y es, sin duda, uno de los grandes pilares de Universidad”, dice Memo Vázquez.
Renato Cesarini: un poco de historia
Nació en Senigallia, una población cerca de Ancona, Italia, el 11 de abril de 1906, y a los pocos meses su familia emigró a Buenos Aires, donde murió el 24 de marzo de 1969.
Como futbolista jugó para Chacarita antes de emigrar a Italia, en 1930. Se enroló con la Juventus, donde destacó como mediocampista, ganó cinco “Scudettos” de forma consecutiva y anotó muchos tantos en los últimos cinco minutos de los partidos, algo que en Italia aún se conoce como “gol área Cesarini”.
“En Italia triunfó como jugador y se le recuerda mucho por el ‘gol área Cesarini’, que es el que se anota del minuto 40 del segundo tiempo en adelante; él hizo muchos goles importantes en esos últimos cinco minutos. Según contaba Renato, él jugaba con reloj en la muñeca, nosotros nos reíamos y nos decía que éramos unos ignorantes, que en Italia hacía frío y jugaban con mangas largas, así que no había ningún problema, que miraba el reloj y trataba de anotar cuando consideraba que podía definir el partido. En Italia quizá no lo recuerden mucho ahora, pero si usted pregunta por el ‘gol área Cesarini’, saben de qué está hablando”, dice Jorge Raúl “Indio” Solari, quien fue dirgido por Cesarini en River Plate y en la Selección argentina y que fundó una escuela de futbol en honor de su maestro.
Don Renato volvió a la Argentina en 1936 y ganó dos títulos más como jugador de River Plate, antes de dedicarse a entrenar a los juveniles de ese club, que en 1940 le dio la oportunidad de conducir al primer equipo con un plantel que más tarde haría historia y sería conocido con el sobrenombre de “La Máquina”.
Ahí comenzó a forjarse la leyenda del Cesarini entrenador que al lado de Carlos Peucelle y con jugadores como José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Juan Carlos Muñoz, Ángel Labruna y Felix Lostau, la mítica delantera de “La Máquina”, conquistó el bicampeonato en 1941 y 1942. Cesarini conquistó su tercer título con los Millonarios en la temporada de 1945, antes de pasar fugazmente por equipos como Racing, Banfield y Boca Juniors.
Convencido de su capacidad como entrenador, en la década de los 50 Cesarini cruzó el Atlántico para dirigir a la Juventus de Turín, con la que ganaría el bicampeonato en las temporadas 1959-60 y 1960-61, para después volver a América, en donde México fue su destino.
El arribo a universidad
En su campaña de debut en Primera División, la de 1962-63, Universidad marchaba, tras nueve fechas, en el último puesto con sólo una victoria, dos empates y seis caídas, situación que le costó el puesto al entrenador, Octavio Vial (se había ido en la fecha siete y en su lugar se quedó, como interino, el defensa brasileño Carlito Peters, durante dos jornadas).
Fue entonces que la directiva del equipo, encabezada por el presidente, Javier Ortiz Tirado, y el vicepresidente, Manuel Mangas, decidieron la contratación de Renato Cesarini, quien gozaba de gran prestigio internacional por los títulos que había ganado con River Plate y la Juventus.
“Cuando Cesarini llegó a México ya venía con un prestigio muy importante después de su paso por River Plate y por Italia (Juventus)”, cuenta Ángel Papadópulos, quien fuera asistente de Cesarini en Pumas y a quien el argentino le heredó el puesto en 1965.
“Renato fue un técnico adelantado a su época, no sólo en el futbol mexicano, sino el en el futbol mundial. Tenía una gran capacidad de enseñanza y dejó cosas muy importantes en el país, como el trabajo con los jóvenes”, dice Papadópulos.
Guillermo Vázquez señala la importancia que tuvo Cesarini en el desarrollo de la cantera azul y oro.
“No te puedo decir que él formó la cantera de Pumas, pero sí se preocupó por observar y darle seguimiento a los muchachos de fuerzas básicas, por darle la atención a esos jóvenes y desde entonces los jugadores de Pumas tuvieron mejores condiciones para desarrollarse”.
Vázquez agrega que las enseñanzas que dejó Cesarini en Pumas continúan vigentes y se tratan de aplicar desde las inferiores hasta el primer equipo.
“Cuando él llegó decía que nosotros estábamos atrasados 30 años en cuanto a la preparación y yo así lo creo, porque todos los conceptos y fundamentos que nos dio, afortunadamente los seguimos aplicando, esa semilla que dejó dio frutos, porque el nos dio los parámetros a seguir para dar a los jóvenes lo que es un verdadero conocimiento de lo que es el futbol. El talento del jugador es innato, pero uno como entrenador debe saber cómo pulirlo.
“Él enfatizaba mucho en el aspecto físico, pero cuidaba mucho lo técnico y más adelante empezaba con cuestiones tácticas. Una de las principales enseñanzas que recogí de él fue el ‘aspecto defensivo’. Cesarini nos decía que muchos escogen a los jugadores por lo que hacen con la pelota, pero no por lo que hacen cuando la pierden o cuando no la tienen, pocos jugadores tienen buenos fundamentos y conceptos, y él se preocupaba por esto último”.
Para Vázquez, Cesarini también revolucionó la manera en que hasta esos días se entrenaba en México.
“Desde que llegó empezamos a entrenar todos los días y lo hacíamos hasta un día antes de los partidos, cuando antes entrenábamos dos o tres veces por semana. Pumas estaba en el último lugar y cuando él llegó comenzamos a repuntar y terminamos arriba de media tabla siendo un equipo con poca experiencia, recién ascendido. Entrenábamos una hora en lo físico, otra de técnica y ya después hacíamos futbol”, señala.
Coincide con Vázquez otro símbolo de Pumas, Héctor “Capi” Sanabria.
“Cuando lo trajeron Cesarini dijo: ‘Este equipo nada más corre’, y mandó a hacer el frontón para que perfeccionáramos la técnica. Creo que Renato Cesarini tiene que ver mucho con el desarrollo del futbol mexicano, porque en esa época se entrenaba sólo martes, miércoles y jueves, y se jugaba los domingos. Pero Cesarini dijo: ‘Vamos a entrenar de lunes a lunes’ y así se hizo, llegábamos a las 10 de la mañana y nos íbamos hasta las cuatro o cinco de la tarde, no entrenando todo el tiempo, pero ahí nos tenía, enseñándonos muchas cosas en el frontón”.
El famoso frontón mandado a construir por don Renato Cesarini, único por aquellos años en México, es la fuente de inagotables anécdotas y un legado del técnico argentino para el balompié azteca.
“Recuerdo que ‘Panchito’ Hernández (ex directivo del América) iba y se quedaba mirando todo lo que hacíamos. Ya después el América tuvo su frontón, pero el primero fue el de Universidad”, dice el “Capi” Sanabria.
Enrique Borja, quien fue debutado en Primera División, en 1964, por el técnico argentino, también tiene gratos recuerdos del frontón.
“En el frontón me enseñó a golpear el balón con la pierna izquierda, esos ejercicios se convirtieron en un gusto para mí y todos los días, antes o después del entrenamiento, iba al gimnasio a golpear con la cabeza los balones que había colgados ahí, a golpear la pelota contra la pared, todo eso fue muy importante para mí, porque Don Renato te decía: ‘La pared no se equivoca, como le das la pelota te la regresa’, fue una gran enseñanza”, señala Borja.
El gran guía
Además de las enseñanzas que dejó sobre el terreno de juego, Cesarini es bien recordado por sus discípulos por su don de gente, su camaradería con los jugadores y por su cercanía con los mismos.
“Con los profesionales era muy exigente, conocía tu vida al ciento por ciento, sabía qué hacías cuando terminabas de jugar, a dónde ibas, con quién. En un principio te molestaba, pero después entendías su preocupación.
El aspecto personal era muy importante para él, por eso estaba en contacto con nosotros todo el tiempo. Cuando estábamos concentrados, después del desayuno salíamos a caminar con él y todo el tiempo platicábamos, igual después de la comida y la cena. Cuando viajábamos, antes de su llegada a los jugadores nos daban un viático para que comiéramos donde quisiéramos y con él no, todos comíamos juntos, se preocupaba mucho por el grupo.
“Procuraba atender muy bien a sus jugadores, quería siempre lo mejor para nosotros; con los juveniles era muy paciente, se detenía a enseñarles, se estaba horas con ellos en el frontón, al igual que con los entrenadores”, dice Memo Vázquez.
Uno de sus discípulos más cercanos, el argentino Jorge “Indio” Solari resalta también la capacidad que tenía Cesarini para transmitir sus conocimientos.
“Cesarini trabajó con juveniles y con profesionales. Con los primeros enfatizaba, sobre todo, en la técnica individual y el trabajo colectivo, era un obsesionado con la perfección y entendía cómo enseñar y tratar a los jóvenes, cómo motivarlos, les corregía permanentemente. Y con los planteles profesionales era un técnico que daba la libertad necesaria para que el jugador expresara lo suyo… Fue el tipo que más me enseño en mi vida y el que más me motivó en mi carrera.
“En Argentina ha habido grandes técnicos como Ángel Labruna, Osvaldo Zubeldía, (Juan Carlos) Lorenzo, pero Renato Cesarini era superior a todos ellos por su capacidad de enseñanza, sus conocimientos, él hace 40 años trabajaba cosas que recién algunos comienzan a hacer ahora. Él dio cátedra aquí (en Argentina) y en el extranjero, fue un gran formador”, recuerda Solari.
Por su parte, el “Capi” Sanabria resalta el buen trato que Cesarini tenía con sus jugadores, tanto con las figuras del equipo como con los novatos.
“Me tocó la suerte de ser dirigido por don Renato y considero que era una persona excepcional en su trato. En primer lugar trataba igual a los ‘cracks’, que en ese tiempo eran Raúl Chanes, Carlito Peters, Carlos Gutiérrez, que a los que acabábamos de llegar al equipo. Hubiera querido tener (como DT) a Cesarini cuando yo era más maduro, para aprenderle más”.
Y Enrique Borja no deja de mencionar el agradecimiento eterno que tiene a Cesarini por haberle dado la oportunidad de debutar con Universidad.
“Renato Cesarini fue el entrenador que me dio la oportunidad de debutar en Primera División, en el año 64, pero antes del debut me enseñó muchas cosas, era un entrenador que se interesaba mucho, no sólo en lo futbolístico, sino por las cuestiones personales, se acercaba mucho al jugador y nos aconsejaba, platicaba mucho de las grandes vivencias que había tenido como jugador y como técnico. Era muy exigente, pero siempre tenía una explicación; los jugadores de Pumas teníamos las enseñanzas directas de él, pero supe de entrenadores y jugadores que lo iban a buscar al hotel donde vivía, en la colonia Nápoles, para consultarlo.
“Era una persona enamorada de su profesión y del futbol, siempre dispuesta a ayudar y a enseñar, le voy a estar agradecido eternamente”.
El homenaje
A iniciativa de Jorge “Indio” Solari, en 1978, un grupo de ex jugadores fundó en la ciudad de Rosario, Argentina, la “Escuela de Futbol Renato Cesarini”, una de las más importantes de Sudamérica, pues además de las 52 canchas de futbol con las que cuenta, tiene entrenadores profesionales en cada uno de sus equipos.
“Como jugador de futbol, junto a otros compañeros siempre tuvimos la inquietud de fundar un club, y cuando llegó ese momento y buscábamos un nombre, decidimos ponerle el nombre de Renato Cesarini porque fue un hombre que nos dejó muchas enseñanzas como jugador y como persona”.
De las filas de Renato Cesarini han surgido jugadores de la talla de Santiago Solari (Real Madrid), Martín Demichelis (Bayern Munich), Javier Mascherano (River Plate) y Andrés Guglielminpietro (Boca Juniors).
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Por: Roberto Vargas / @RS_Vargas