“A veces solo quedan los recuerdos, los suspiros, cerrar los ojos y evocar un gol, una jugada por la banda y una rabona bien ejecutada, a veces tus recuerdos tienen forma de concreto y acero, días de sol junto al rectángulo verde, tiempo de pantalones acampanados y música disco, memorias imborrables, pasajes memorables que no volverán”
Aquellos días de futbol en los 80 y 70 en el Estadio Municipal de Querétaro no volverán, pues oficialmente ha sido demolido, en su lugar se construyó el complejo “Distrito Alameda”, el cual cuenta con un centro de arte emergente y un polideportivo, cuya joya de la corona es el Estadio Olímpico.
Cuando el gobernador Francisco Domínguez anunció hace algunos años la demolición del estadio, muchos sectores de aficionados se pronunciaron en contra de aquel “atropello” a la identidad del futbol en Querétaro, así como a la historia de las grandes gestas deportivas que se llevaron a cabo sobre su césped y tribunas.
¿Qué pensaría de esto Justino González, Silvano Téllez, Juan Tancredi o Juan Carlos de la Barrera? Alfiles de Gallos y Campesinos, quienes vieron tantas batallas en el viejo inmueble. Hoy el tiempo parece tener la razón, lejos de la nostalgia y cerca del progreso, de poder darle cabida a distintas formas del arte y del deporte.
¿Caminar sin mirar atrás?
La verdad es que cuando vi el nuevo Estadio Olímpico de Querétaro me sorprendí mucho, me dio gusto saber que la ciudad contaría con nuevas instalaciones de primer nivel para la práctica del futbol y del atletismo. Aunque por otro lado, me sentí nostálgico al ya no ver la vieja tribuna del antiguo Estadio Municipal.
Es que a veces dejar ir tanta historia no es fácil. Parecía que el tiempo no había pasado por aquel inmueble, inaugurado en 1939 por Lázaro Cárdenas, uno de los primeros estadios de concreto, no solo de Querétaro, sino del país, tal vez junto al viejo Estadio Revolución de Irapuato, ahora también extinto. Se dice que el progreso tiene un precio y así como cayó el viejo Wembley en Londres, el Estadio Municipal de Querétaro también se fue.
Lobos, Campesinos y Gallos
Equipos diferentes, 3 historias con un común denominador; empezar a escribir un sueño en el umbral de las divisiones; pero siempre usando el viejo inmueble, a unos pasos del centro histórico de la ciudad, tan cerca de la Alameda Hidalgo, entre Avenida Corregidora y Avenida Luis Pasteur. Aquí comenzaron los sueños de Lobos, Atletas Campesinos y Gallos Blancos de Querétaro.
Ahora solo quedan en el recuerdo de los viejos aficionados aquellas grandes batallas en la Segunda División. Queda ya lejano aquel 15 de junio de 1980 cuando se llevó a cabo el juego de ida de la final de Ascenso entre los Osos Grises de Toluca de Vicente Pereda y los Atletas Campesinos de Don Antonio Carbajal.
El fuerte sol que se dejaba caer sobre la capital queretana, el concreto del graderío lleno desde horas antes del juego, aficionados que portaban un jersey con un tractor y banderines de los Campesinos. Tal vez, al voltear hacia el palco, podríamos ver la figura de Don Armando Presa, orgulloso, pero a la vez un poco nervioso, optimista del futuro.
El genio de Atletas Campesinos
Armando Presa fue un visionario, genio de pantalón largo que logró el ascenso a Primera División con Campesinos. El empresario polémico que puso un patrocinio de sus negocios agropecuarios en el jersey del equipo, teniendo algunos encontronazos con la FMF, en la época en que usar patrocinio no era común en ninguna liga del mundo. El tractor era el emblema de aquella escuadra y de los negocios de Presa Fernández, de ahí el afamado mote.
Aquellos Campesinos jugaron algunas temporadas en Primera Nacional, hombres como ítalo Estupiñan, Leonardo Cuéllar o Walter Gassire, defendieron la causa del tractor en la máxima categoría.
Sobre este campo también se dio el primer ascenso de un club queretano en la historia, siendo en 1971 los Lobos de Querétaro quienes lograron la hazaña al subir de Tercera a Segunda División. En la explanada del viejo estadio existía una placa conmemorativa por la gesta deportiva.
“Nunca fuimos tan buenos como todos juntos”, rezaba una inscripción colocada en 2011.
El futuro es hoy
La antigua tribuna quedó destruida, es su lugar ahora luce una pista de tartán de primer mundo en color azul, la orientación del graderío cambió, el complejo cuenta con espacio para 4,600 espectadores distribuidos en 2 bandejas, además de contar con un palco y un restaurante en la cabecera sur y un majestuoso mural en la norte. Se colocó además un pebetero para ambientar los eventos deportivos y fomentar el espíritu deportivo. El estacionamiento ya no es problema, bajó el complejo se cuenta con 4 niveles.
Hace unos días se anunció que el equipo femenil de Gallos Blancos jugaría en dicho inmueble, honrando totalmente la historia y tradición futbolística en Querétaro. Aunque también será un lugar apto para futbol americano, rugby y hockey de pasto, teniendo así la posibilidad de albergar nuevas franquicias deportivas en el estado.
Incluso con el tema de la pandemia y los juegos a puerta cerrada, no sería descabellado ver un juego de máximo nivel sobre su césped, es cuestión de llegar a un acuerdo entre FMF y Club Querétaro.
Nuevas historias
Los accesos para ambulancias y túneles que conducen a vestidores son realmente geniales, una buena experiencia para los visitantes y para el equipo local. Estadio amigable, rampas de acceso y señales en braille son parte de la infraestructura.
Si, efectivamente los días de sol y aquellas gloriosas batallas en la Segunda División sencillamente no van a volver, ahora es turno de los nuevos equipos de la ciudad escribir una nueva historia, un nuevo comienzo en una de las obras más importantes en materia deportiva. Es inevitable extrañar el anterior estadio, pero esperamos tener nuevas glorias, historias relacionadas al arte y al deporte que seguramente van a escribirse en este nuevo recinto de Querétaro.
Leer más: Gallos Blancos UAQ y el ascenso que nunca llegó
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Por: Carlos Eduardo Silva / @saga0003