David Hume decía que el cuestionamiento más filosófico que la existencia nos plantea es el suicidio, pues involucra a los tres grandes temas de la historia de la humanidad: la vida, la muerte y la libertad. Hoy recordamos al extraordinario portero Robert Enke, quien se quitó la vida debido a un largo proceso de depresión clínica en el 2009. Un 24 de agosto pero de 1977, nacía en Alemania Oriental en medio de un país dividido y en una época histórica poco alegre y llena de penumbra como el frío que se vive en su ciudad natal, Jena.
Robert Enke, de la portería a la depresión
Comenzó su carrera en el pequeño club local, el F.C. Carl Zeiss Jena debutando a los 18 años. El Borussia Mönchengladbach fichó al guardameta de buena talla apenas un año después de su debut. Estuvo ahí del 96 al 99 para fichar por el Barcelona de Louis Van Gaal, aunque sólo disputó cuatro partidos oficiales y decidió emigrar a Tenerife, luego a Portugal con el Benfica donde estuvo del 99 al 2002. Después de pasar efímeramente por el Fenerbahçe turco se acomodó en el Hannover 96, club que lo abrazaría y lo acogería durante 5 años con una calidez que no había recibido antes.
El periodista alemán Ronald Reng, amigo cercano a Robert desde su paso por Lisboa, hace un detallado análisis de la vida del portero y de su continuo estado depresivo en el libro Una vida demasiado corta. La tragedia del ex portero de la selección alemana Robert Enke. Cuenta que aunque se dice que los problemas de Robert Enke venían de afuera del campo, en realidad todo empezó en el Barcelona cuando fue relegado al banquillo por un joven catalán llamado Víctor Valdés.
Mourinho recomendó que fuera a Barcelona pero ahí: «no tenía ni un solo amigo, se aferró a la idea de que todo iba en su contra y le llegaban rumores de que Valdés era titular por ser catalán». Hay que agregar la continua presión que recibía de parte del entrenador de porteros, Frank Hoek, por su similar juego al de Edwin Van der Sar, portero élite en ese momento. Ronald describe a Robert como una persona que se echaba en cara sus errores, los magnificaba y se autoinculpaba; a pesar de parecer muy fuerte, en realidad era vulnerable y vivía periodos de angustia.
El éxito futbolístico del que disfrutaba parece dejar todo lo anterior como una clara mentira. Debutó en Die Mannschaft en 2007 y dos años después ya era el titular después del retiro de Oliver Kahn y sin la presencia de Jens Lehmann. Ya en la Eurocopa de 2008 había sido suplente y tenía el camino trazado hacia la titularidad de no haber sido por su terrible decisión de quitarse la vida el 10 de noviembre de 2009 al aventarse a las vías del tren a los 32 años. Lamentablemente decidió renunciar a Sudáfrica 2010.
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Quizá lo futbolístico eran sólo pequeños signos y el golpe fuerte llegó cuando en 2006 perdió a su hija de dos años que padecía una dolencia cardíaca congénita. Aunque la pareja adoptaría a otra pequeña, Robert nunca se repondría. La verdad es que Robert Enke nunca expuso sus problemas depresivos por temor al rechazo y eso hizo que muy pocas personas lo pudieran ayudar.
En este mundo del futbol, no hay espacio para sentirse mal o sentirse débil, uno tiene que usar la máscara del más fuerte si quiere sobresalir en el eterno mundo de la vil competencia que arrasa con cualquier individualidad.
«Aquel día de noviembre el gran portero le comentó a Teresa, su mujer, que volvería tarde a casa por el entrenamiento, y nunca regresó.»
La realidad es que el fallecimiento del portero fue un duro golpe para Alemania, quizá se escucharon ecos de los miles de suicidios que sufrió el país después de la Segunda Guerra Mundial, en plena separación de territorio, sobre todo del lado comunista. Miles de personas se congregaron con flores afuera del AWD-Arena, fortaleza del Hannover 96 para homenajear al portero.
Si existe un país que entiende que el fortalecimiento de la memoria colectiva es clave para no repetir errores que ya se dieron en la historia es Alemania. ¿De verdad se cree fácil, como alemán, tener museos y monumentos que recuerden por ejemplo al holocausto? Lo más fácil sería borrarlo todo y hacer como si nunca hubiera pasado semejante vergüenza. Al revés, nada más digno que aceptar y recordar todos los días que un día nos equivocamos terriblemente y buscamos superarlo mediante la objetivación del dolor.
Después de la muerte de Robert, nació una nueva fundación encargada del problema depresivo que viven los deportistas y que luchan por ocultarlo. La fundación Robert Enke de investigación y terapia de la depresión busca comprender mejor el fenómeno depresivo clínico para saber cómo tratarlo y, a petición de la viuda de Robert Enke, la fundación también trata con problemas cardíacos en infantes.
Claro que había que crear la fundación, ¿o de qué manera uno se explica que, como diría E.J. Rodríguez, uno puede atajar enfrente de 45 mil personas y lucir sonriente cuando por dentro te estás muriendo y sientes un vacío profundo que no te permite ni levantarte de la cama al siguiente día?
Por: Diego Andrade/@diego_a72