Una de las principales características del futbol latinoamericano está fuera del terreno de juego, justo en las gradas, pues la pasión con la que viven los aficionados y las hinchadas es un fenómeno incapaz de encontrarse en algún otro lado del mundo. Es cierto, en todos los países siempre hay grupos que se distinguen por su apoyo constante, pero lo que ocurre en los estadios de esta región es inigualable. Así lo entiende Salvador López, un chileno que en su página se define de una forma simple: soy pintor. Y la somera descripción de su persona no forma parte de una falsa modestia, es el esplendor de su estética e ideología, mismas que traslada a su arte, donde los cuadros de las Hinchadas de Fantasía retratan a los otros protagonistas de nuestro futbol, los verdaderos protagonistas: los aficionados.
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Para mí los verdaderos protagonistas de lo que sucede en los estadios son las personas. –Salvador López
–¿Qué fue primero, tu acercamiento al futbol o al arte?
–Mi padre me enseñó de pequeño el club del futbol, me llevaba a la cancha, me llevaba a los camarines a su equipo de barrio y paralelamente yo estaba imaginando y pintando galerías de estadios de futbol, creo que ambas pasiones se juntaron y luego me di cuenta que era capaz de crear un mundo parecido a la realidad pero que tenía características especiales, y todo ha sido bajo la magia del futbol. Logré entenderlas primero como un juego, el arte y el futbol son juegos. Ambas cosas comparten la misma naturaleza que es tratar de inventar algo que no existe y que puede transformarse en algo que despierten la imaginación de otros.
–¿Qué puede aportarle el futbol al arte y viceversa?
–Creo que el arte está lleno de ingenuidad. El arte sincero, el que brota porque se realiza repetitivamente tratando de encontrarse a sí mismo tiene un dejo de ingenuidad y el juego del futbol también tiene eso. Creo que ambas disciplinas se unen por lo lúdico y por la metodología. El futbol y el arte comparten esas ganas de poder crecer en ambas disciplinas a medida de que tú seas capaz de poder ser metódico y trabajar sobre lo que te gusta. El otro día estaba leyendo una entrevista que le hicieron a Alexis Sánchez, y una de las principales cualidades que él destacaba es que nunca había dejado de jugar. En el arte pasa algo similar, creo que es muy importante dejarse llevar por los impulsos y las emociones que uno siente, pero trabajando, pintando en una tela, con los pinceles, con los colores.
–¿Quién es el verdadero protagonista de tus cuadros, el futbol o el arte?
–Para mí el verdadero protagonista de lo que yo hago es la gente. Para mí es muy importante el tema de la hinchada, la masa y la expresión popular. Hay una frase que acuñé en un cuadro y que ha sido bien conocida “Sin Masa No Seríamos Pan” y es una frase poética que habla un poco sobre la motivación de mi trabajo. Sin las personas y sin los espectadores en un partido no existiría este deporte. La gente ocupa un papel muy importante dentro de todo esto en el continente americano porque nosotros vemos el futbol de una manera muy especial, distinta a como lo ven los europeos. Nosotros mismos somos los responsables de que esta pasión exista junto a este ánimo de que no se acabe nunca el club del futbol, el club del barrio.
Este último es una agrupación muy sincera donde existen amistades, donde la gente asume liderazgo y protagonismos que no son recompensados en plata, son recompensados por el hecho de ganar un campeonato, por un abrazo, por el hecho de mantener la moral en alto cuando hay una derrota. Por lo tanto, creo que el verdadero protagonista es ese que a pesar de todo, a pesar de que en Sudamérica y en toda América han tiranizado al futbol, han subido el precio de las entradas, a pesar de que hay violencia que a veces está organizada para que la gente no asista al estadio, sigue sintiendo un amor por su equipo de futbol. El padre al hijo le sigue infundiendo el gusto por este deporte y creo que por eso la gente es el verdadero protagonista de Hinchadas de Fantasía.
–¿Por qué pintar a las barras como una colectividad y una masa a pesar de la imagen peyorativa que se tiene de ellas y todo lo que se habla acerca de la violencia, de gente de bajos estratos que son inadaptados dentro del futbol y que a veces son un mal?
–Yo creo que la función más importante que puede tener alguien que se dedica al arte es tratar de expresar a la gente que ha sido históricamente relegada de los grandes avances sociales y tecnológicos. Históricamente el hombre ha tratado de luchar en contra de las necesidades, de las carencias, pero en América todavía existe pobreza y el futbol en su amplio espectro guarece a este tipo de personas, le da un espacio a la gente que tiene menos y que aparentemente tiene menos oportunidades de ser vista.
A través de estas Hinchadas de Fantasía o a través de las mismas hinchadas logran hacerse ver, a través de una bandera, de un cántico, una canción muy sencilla, así logran expresarse de forma multidisciplinaria y eso es algo que sobrecoge a todo el que vaya a un estadio y vea a 40 mil personas cantando, saltando, y eso sigue siendo una expresión popular de mucha significancia. Hoy en día, cuando el mundo tiende a ser cada día más individualista, donde al parecer la gente en la calle está más preocupada por sus peleas con el de enfrente que por saludar al otro, el estadio sigue siendo un lugar donde nos podemos abrazar con gente que no conocemos, el estadio sigue siendo un lugar donde el que está al frente mío, por más que sea un rival por los colores, siente lo mismo.
Esa persona está tan enamorada como yo de su equipo de futbol. El futbol es un lugar donde cohabitan desde las personas más humildes hasta las que dicen tener más poder, pero todo bajo un mismo sentimiento común que es tratar de disfrutar de un juego muy sencillo que a nosotros nos hace mucho sentido. Lo que yo trato de hacer es entender la vida a través de estas agrupaciones y darles esa existencia a través de los colores, eso es fundamental, la vida, el color, el amor y la pasión que están sanamente al aire libre.
–¿Las Hinchadas de Fantasía y todos los cuadros que pintas llevan un poco de lo que a veces olvidan los medios de comunicación e incluso los jugadores de estas personas que van de una forma catártica y pasional a reflejarse en la cancha?
–Claro, creo que es muy fácil segregar, todo el mundo lo hace por lo que tienes, por lo que eres, de dónde vienes, en qué lugar has estudiado y creo que en ese sentido el futbol sigue siendo un espacio social a través del estadio, una estructura muy amplia y muy grande donde todavía queda este anonimato y de hecho el motivo de mi arte es el de crear más que individualidades. El estadio funciona como un lugar a veces sagrado donde podemos reírnos, abrazar a alguien desconocido, donde, en definitiva, están nuestros sueños.
Dentro de un estadio de futbol podemos pasar por diversas sensaciones como quedar eliminados o perder un partido hasta ganar uno o también la bulla de un empate. Eso también es parte de la vida, no siempre se gana o se pierde, a veces también se puede avanzar de una forma un poco más gradual. Podemos hacer muchas metáforas respecto a lo que sucede, no tanto en el juego, lo que sucede en un espacio más amplio que habitan los seres humanos que necesitan ver a otros, cómo se mueven, cómo se desplazan y son capaces de inventar el espacio y capaces de transformar, a través de un balón de futbol, una tarde penosa en el día más alegre.
El arte te da la posibilidad de dejar algo impreso hecho con tus manos, con tu imaginación y que es una galería que no se va jamás, que está ahí como una hinchada que te acompaña siempre, esta es la idea de mi arte. –Salvador López
–¿Por qué pintar a las hinchadas y no a los jugadores?
–Para mí los verdaderos protagonistas de lo que sucede en los estadios son las personas. La publicidad y el marketing tienen el poder de contarnos historias fantásticas sobre personas que logran a través del futbol ser superhéroes, pero se olvidan que esas personas también forman parte de un colectivo. Los mejores jugadores del mundo han nacido desde poblaciones, desde villorrios donde compartían con amigos.
Quizás había amigos que eran mejores que ellos para el futbol, pero la motivación de ese colectivo fue lo que los hizo ser grandes jugadores y los grandes jugadores nunca se han olvidado de dónde vienen, nunca se olvidan de sus amigos ni de su familia. Por eso es que para mí la individualidad queda en un segundo plano, creo que eso es más labor de la publicidad, del marketing y no del arte. Creo que lo que a mí me interesa reflejar es el sentimiento de un pueblo, el sentimiento de una masa y lo otro se lo dejamos a las marcas, a mí me interesa lo que sucede alrededor de este deporte, porque lo que pasa adentro de la cancha lo tenemos incluso ahora a través de la tecnología, podemos saber detalle de lo que sucede.
En cambio, la conversación, la canción nueva, el misticismo que hay en la galería queda para los espectadores, para quienes asistimos a la cancha y que desaparecemos como llegamos. Ahí hay una magia muy importante, somos capaces de llenar un estadio y a los diez minutos somos capaces de desaparecer. A mí esa muchedumbre y esa euforia que puede ser muy espuria me llama mucho la atención y me gusta dejarlo perplejo en algo que quede para siempre. El arte te da la posibilidad de dejar algo impreso hecho con tus manos, con tu imaginación y que es una galería que no se va jamás, que está ahí como una hinchada que te acompaña siempre, esta es la idea de mi arte.
–A partir de esto que mencionas de las masas y de la individualidad, el crack es un invento latinoamericano de un jugador más pícaro, que tiene pausas, que tiene la gambeta, ¿él también está reflejando dentro del anonimato y ese mismo protagonismo que está en las Hinchadas de Fantasía?
–Yo creo que el gran jugador de futbol, el artífice de estas jugadas que tú estás diciendo que es pícaro, que es capaz de eludir, que es capaz de gambetear, que es capaz de hacer mentiras líricas –al final el futbol está lleno de mentiras líricas– ese personaje habitualmente se tiene en la galería, es decir, en la hinchada. Este personaje se crió en un tablón, se crió mirando a otros, entonces creo que nosotros también podemos jugar un partido. A mí me hace mucho sentido cuando a veces, es una cosa popular, se dice que la hinchada puede ganar partidos. Eso es cierto. Cuando la gente empieza a cantar en el estadio, cuando empieza a existir un ánimo de apoyo el equipo claramente lo siente y cambia su manera de jugar.
Nosotros aportamos a que el espectáculo deportivo sume en extravagancia, que sume en magia. Esos grandes jugadores aprenden desde chicos a eludir los controles policiales muchas veces, aprenden a estar con sus amigos adentro de la cancha y luego están con las masas en el barrio y tenemos muchos jugadores que tienen mucha magia, que tienen mucha esencia del futbol y eso no se puede explicar empíricamente, eso se siente, lo sienten. Nosotros, en esta parte del mundo, tenemos muchos exponentes de ese colectivo: Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Medel, por parte de los chilenos, Lionel Messi, Diego Maradona o Campos, el arquero mexicano, todos tienen mucha picardía que han aprendido mucho de su barrio, le deben mucho a esta agrupación de amigos, a esta señora que les vende una empanada frita, todos ellos son parte de la cancha y son tan inteligentes como la persona que anda vendiendo diarios, que trata de salvar el día a día.
Ellos llevan todas esas inteligencias a la cancha. Eso es a lo que los europeos y a la gente del primer mundo les llama la atención, que no puedes contrarrestar una verdadera cultura popular del futbol y que ellos la llevan perfectamente con una magia y con unos dotes que solamente ellos tienen y se explica por la convivencia que se tiene en esta parte del mundo que es en comunidad.
–¿Entonces las pinturas de Salvador López también son una especie de manifestación en contra del futbol moderno?
–No diría que lo que yo hago es una manifestación en contra de algo, es retratar lo que sucede en nuestra realidad, en nuestra Latinoamérica. Creo que al futbol le pueden poner millones de tecnologías, de drones, de sensores, pero la creatividad y la espontaneidad no la van a encontrar nunca. Yo creo que, como decía antes, las mentiras líricas que son las gambetas también suceden fuera de la cancha y eso no se puede quitar, eso nace con la calidad del ser humano que tienen los jugadores y la gente que sigue el futbol lo entiende de esa manera.
–En otra entrevista que te hicieron hace algunos años decías que cuando te dedicaste a pintar sabías que éste sería tu tema, que la naturaleza muerta era la hinchada con los brazos en alto, ¿por qué surgió esta comparación?
–Yo cuando era muy niño empecé a pintar a la hinchada, lo hacía de una manera mucho más rústica de la que la hago ahora, lo hacía en la calle, en cuadernos y a mí siempre me llamaba la atención que la gente en el estadio siempre levantaba los brazos como una coreografía y como si quisieran llegar al sol, como si quisieran llegar a alguna parte del cielo, como si hubiera algún lugar. A veces esos brazos se extienden hacia la cancha y hay una energía que ahí se produce.
Cuando he tenido la oportunidad de pintar o de dibujar, trato de hacer esa especie de naturaleza muerta, esa especie de danza y coreografía tan bien realizada por 20 mil personas. Siento que ahí hay unas ganas de poder manifestar algo esencialmente humano que es una sensación a través de los brazos. Hay algo que uno siente en el corazón y que a través de los brazos logra expresar –o también a través de una canción muy simple–. Esa es una verdadera esencia del ser humano que yo vi que tenía la capacidad de expresar y pude hacerlo a través de los colores que es otra cosa que a mí también siempre me ha cautivado. Nosotros como seres humanos tenemos una capacidad maravillosa de poder deleitarnos con colores, y con colores básicos, no estoy hablando de unas mezclas muy rebuscadas sino el color rojo con el azul o el verde con el negro, que nos dan una sensación de que ahí está sucediendo algo.
El color mezclado con esta danza que sucede en los estadios, de los brazos, de un salto que tiene mucha concordancia, la gente se pone de acuerdo en cosas que son muy simples y que en la vida cotidiana no son capaces de ponerse de acuerdo, pero acá sí se puede hacer en cómo cantar, en quién lleva los papeles, en cómo se inflan los globos, cuándo se tiran esos globos, cuándo explota el estadio, son pequeños momentos que reflejan una naturaleza humana que a mí desde chico me conmovió y que hasta el día de hoy siento que soy capaz de representar desde la pintura.
–Justo ahora hablas de los colores y te pregunto, ¿cómo los eliges? Porque si somos un poco más metódicos muchos de ellos pueden relacionarse fácilmente con hinchadas populares, es decir, yo veo las pinturas con el azul y el amarillo e inmediatamente pienso en «La 12», veo azul con rojo y pienso en la U de Chile, en la Butteler, ¿existe también ahí cierta importancia del símbolo y de las barras más importantes o simplemente es la armonía que crean los colores en la pintura?
–Yo lo que siempre he tratado de buscar es que la gente logre imaginar algo más allá de lo que yo propongo. No tengo ese falso ego de creer que estoy inventando una realidad única, creo que el color azul y amarillo, inmediatamente, a una persona sencilla, que le gusta el futbol, lo va a relacionar con el equipo que a él le guste o le interese, puede ser Boca, puede ser Everton, pueden ser los Tigres de Monterrey, pueden ser muchas asociaciones y creo que la asociación libre de los colores y la sensación que produce ver dos o tres colores unidos a mí me llena como artista. Si a alguien logro persuadir con esa sencilla mezcla de colores creo que he realizado mi trabajo.
Lo que yo sigo haciendo es pintar las Hinchadas de Fantasía como si existiera un mundo paralelo al que ya conocemos. Para mí sería mucho más fácil ponerle el logo de Boca o los emblemas que habitualmente existen pero trato de salirme de la realidad y trato de crear una expectativa en el que lo ve. Trato de que esa persona primero lo vea a través de los colores y empiece a interpretar lo que desea. Si luego esa persona empieza a leer los mensajes quizá va a entender un poco mi poética, pero a priori me parece que mi principal responsabilidad es tratar que las personas sientan algo con esos colores, y si sienten algo con esos colores, yo creo que ya estamos en otro estado y ya podemos empezar a disfrutar más de estas hinchadas, podré mostrarle todo mi trabajo y seguramente le va a interesar porque entenderá que ahí hay una sensación mayor que algo tan reducido como un logo o como un nombre, hay algo que es mucho más amplio y que se relaciona con el color, el color que está presente todos los días, a cada rato y que las barras logran unir y también los equipos de futbol con pequeños colores que nos dan significado y ese significado tiene significancia en la vida.
La poesía tiene un lugar en el futbol, una poesía sencilla que todos podemos entender. –Salvador López
–Hablando acerca de eso, ¿por qué los trapos de tus cuadros tienen leyendas que difícilmente podrían verse en un estadio? En Chile, en algún momento, a las mantas y a los tropas, se les empezó a poner consignas hacia el tiempo de Pinochet porque el estadio era un lugar, un templo donde había libre expresión, pues a pesar de que se utilizó para represiones, no era tan vedado como otros sitios.
–Yo soy amante de la poesía. Chile es un lugar de muchos grandes poetas, de poetas anónimos a veces. Donde yo vivo, en la esquina me puedo encontrar con una persona que esté leyendo sus poemas y desde siempre he tenido un gusto por las palabras, por las letras y por el significado que tienen. Entonces lo que yo hago es tratar de poner la poética muy personal, en este caso mi poética dentro de las hinchadas como a modo de una pequeña protesta pero a través del lienzo. Por ejemplo, cuando pongo “Existencia Subsistencia” o cuando pongo “Belleza Simple Belleza Compleja” dentro de un lienzo me estoy refiriendo a Oscar Wilde, a Allan Poe, me estoy refiriendo a Pablo Neruda, a Mario Benedetti. Siento que el estadio y mis hinchadas y los estadios que yo construyo dan la posibilidad para abrirle la puerta a otras artes. A Víctor Jara, por ejemplo, a Gabriela Mistral.
Siento que los artistas nunca están alejados de su pueblo y que es una manera de abrirle la puerta a otras artes, en este caso a la poesía y muchas veces los lienzos expresan algo muy sencillo o algo muy complejo, algo que también sucede en el estadio. En el estadio también hay algunos trapos que dicen frases de amor eterno y de amor infinito que sólo ahí se encuentran. Llama mucho la atención que el futbol sea un lugar casi exclusivo para los hombres, pero hay hombres que son muy sensibles a escribir una verdadera declaración de amor en un trapo. Hay barras que son muy violentas en Latinoamérica pero a través de un lienzo logran entregar un amor profundo y eso habla también de la esperanza que existe en nuestro pueblo. Quiere decir que esos como animales salvajes –que así les llama la prensa– también sienten y si sienten también tienen madre, mujer, familia, hijas, entonces creo que a través de los lienzos podemos expresar que estamos vivos. Como tú dices, en una época en Chile, durante la dictadura militar, las barras de futbol se prestaron para ser un medio de comunicación. En el año 1974, en el Mundial de Alemania, se interrumpió un partido de Chile porque unos fanáticos lograron intervenir la cancha y poner su proclama. El futbol en ese sentido es muy generoso y nos da la posibilidad de poder expresarnos y creo que la poesía tiene un lugar en el futbol, una poesía sencilla que todos podemos entender.
–¿A quién apoyan las Hinchadas de fantasía? Es decir, para que exista un público debe existir abajo un juego.
Las Hinchadas de Fantasía son agrupaciones que entre ellas son amigas. Habitan el Estado de Cumpleaños, un estado muy peculiar. Es una sensación muy similar a la que vive una persona cuando está en una algarabía y una felicidad continua y las Hinchadas de Fantasía apoyan a su colectivo. Están los “Honestos sin razón” que son amigos por ejemplo de “Los Honestos del Oeste” y todos ellos son del “Barrio de los Leales”, son agrupaciones que no tienen fronteras y pueden ser amigos, pueden apoyar a cualquiera que lo necesite. En ese sentido están individualizados los personajes y también están muy bien confeccionadas sus distintas agrupaciones. No tienen un gusto particular por un equipo de futbol, tienen un gusto particular, eso sí, por la voz del humilde, que es lo que más reclaman.
Europa tiene mucho que aprender de nosotros, ellos tienen un orden establecido pero nosotros tenemos la espontaneidad de nuestro pueblo- –Salvador López
–Hace un par de años mencionabas que las Hinchadas de Fantasía estaban en un juego sudamericano, que iban en contra de todas estas ideas europeizantes, ¿qué de tanto tienen acerca de esta idiosincracia del latinoamericano?
–Siempre lo he imaginado, incluso hay un cuadro que trata sobre un partido de Sudamérica contra Europa y las Hinchadas de Fantasía son las protagonistas de poder enarbolar las banderas de nuestro continente, de nuestra pasión. Siento que así como la época de las colonias los europeos vinieron a sacar lo mejor que teníamos, se llevaron nuestro oro, mataron a nuestros aborígenes, no tuvieron consideración alguna con nuestra cultura, hoy también también intentan hacerlo tratando de llevarse lo mejor que tenemos, que es la alegría de nuestros exponentes del futbol, y lo hacen a través de papeles, de dinero. Se llevan la alegría que tenemos nosotros por nuestros jugadores, por nuestros futbolistas, pero eso no nos quita que sigan naciendo nuevas expresiones y nuevos futbolistas. Las Hinchadas de Fantasía tienen un profundo latido latinoamericano que cualquier persona en esta parte del mundo puede entender y que siento que en Europa no lo viven y no lo sienten de esta manera. Europa tiene mucho que aprender de nosotros, ellos tienen un orden establecido pero nosotros tenemos la espontaneidad de nuestro pueblo, nosotros tenemos la naturaleza viva de nuestra creación y siento que en ese sentido nuestras hinchadas reflejan muy bien el espíritu de lo que somos.
Las Hinchadas de Fantasía también tienen un partido ficticio, tienen una cierta contra ficticia contra lo establecido de la cultura europea. Entonces por eso a veces sumo palabras, he puesto algunos lienzos que dicen “Europa, ella vamos”, como si esta vez nosotros fuéramos a conquistarlos y ellos tuvieran que esperar la llegada de nuestras banderas. Es una manera de ficción con picardía, pero también tienen un poco de verdad para poder entender nuestra pasión como nosotros la sentimos y como ellos, lamentablemente por sus características, no tienen.
–Dentro de esta ficción por parte de las Hinchadas de Fantasía uno como aficionado, como hincha, como barra, como se quiera llamar, también tiene la oportunidad de verlo y justamente despiertas esta sensación, esta empatía, porque, por ejemplo, en Chile está el Plan Estadio Seguro, en Argentina se prohibió la entrada de visitantes, aquí en México se prohibió todo lo que se conoce como colorido, ¿qué opinas acerca de eso? ¿Estadio Seguro es una ley de estética retrógrada para la expresión del colorido en las hinchadas?
–Creo que el gobierno, con los ejemplos que has mencionado, se guarece en estas leyes retrógradas y que van en contra de nuestra naturaleza para frenar la expresión popular, para crear la dispersión, porque ellos mismos, en sus leyes, reconocen que hay un rival, que hay una contra. Yo creo que esencialmente es ahí donde está la naturaleza de la violencia, la exclusión genera violencia.
Los gobiernos latinoamericanos no han sido capaces de generar herramientas a través de la educación, a través del amor, a través de la solidaridad y del compañerismo para que nosotros entendamos que no existen rivales, sino que existe alguien que puede pensar distinto, que puede tener otros colores pero que sigue siendo igual de hermano e igual de persona que yo, son medidas que hacen que nuestro pueblo sienta rabia y que exista un verdadero campo de batalla en las canchas, dominado por la policía, muchas veces policía montada, policía que en vez de protegerte y hacer que las cosas funcionen, te ataca, y eso crea un estado de tensión en nuestro pueblo.
Genera que muchas personas no quieran ir a los estadios, eso hace que las familias y los niños abandonen estos espacios de represión en que se ha convertido al estadio y después lo más fácil es culpar a quien reacciona. A mí me ha tocado muchas veces estar en la galería y he sido atacado por los carabineros, por la fuerza pública, donde ni siquiera la gente del equipo rival me ha atacado. Existe un círculo de violencia que comienza por la autoridad. Las leyes tienen que tratar de educar, tienen que ponerse en el contexto que se sitúan, es cierto que no existen dentro de las políticas deportivas, no existen las ganas de poder construir hacia el entendimiento de que el deporte es un colectivo, que yo existo en la medida que el otro también existe y son cosas que se van dejando de lado y se tapan con violencia, con leyes que excluyen y lo único que hacen es que no podamos disfrutar de este espectáculo al aire libre y lo único que quieren es que nos convirtamos en clientes. Yo vi con mucho estupor, me apasiona el tema, cómo en la Copa Confederaciones a los aficionados los hicieron entrar con unas credenciales.
Ellos (los que controlan los accesos), en las medidas de los estadios tratan de individualizar lo más posible a través de la huella dactilar, a través de todos los mecanismos que tienen, ¿Voy a tener que decirles incluso el nombre de mi abuelita para que me dejen entrar al estadio? Eso lo único que hace es dar desconfianza, generar violencia. Siento que las leyes no están hechas para la gente que quiere disfrutar del deporte porque las leyes no entienden la naturaleza de este lindo futbol latinoamericano que ha sido, lamentablemente, coartado por interés político. Muchas veces las barras bravas son creaciones de los políticos que las utilizan para sus campañas, para tomar el poder, es decir, no utilizan el poder popular para la expresión colectiva. Me gustaría en un futuro que en los estadios de Lationamérica hubiera arte, poesía, sensibilidad. Yo confío en la gente y estoy seguro que los hinchas, ante cualquier manifestación cultural, podrían enternecer el alma y dejar de lado la violencia, pero existe, como te decía antes, un ánimo en general violento en contra de quienes asistimos al estadio y lo único que quieren es que nos quedemos en nuestra casa viendo el futbol por televisión.
–Estamos de acuerdo en que el llamado colorido, esta pasión y esta naturaleza del amor hacia el futbol es algo innato, algo que surge simplemente, pero este colorido en los estadios y las expresiones, ¿van más allá de un folclor popular, es decir, las hinchadas también hacen arte?
–Sin duda, las hinchadas de los equipos de futbol, desde el equipo de barrio hasta los más grandes de Latinoamérica intentan sensibilizarse, intentan decirle a sus jugadores “aquí estamos” y para eso se organizan. Hay una unión muy cercana que podría decir que es el mismo lenguaje de lo que sucede, por ejemplo, en el carnaval de Río. Hay una unión que nace de la misma naturaleza de las diabladas que hay en el norte de Chile, Bolivia, Perú, con lo que sucede en los estadios de futbol.
La murga en Uruguay o en Argentina también se baila en las calles con verdaderos carnavales, eso se vive todos los fines de semana en los estadios. El tema es que haya o no posturas que la autoridades no han logrado detener y lo único que hacen es reprimir estas expresiones que lo único que quieren es demostrar que la gente está viva. La gente quiere vivir de la manera en que toda la vida lo ha hecho a través de lo nuestro, de la música. En la hinchada hay tambores, trompetas, expresiones, y son expresiones que parecen verdaderos conciertos al aire libre ante 40 mil personas. Yo he visto, por ejemplo, en las barras argentinas o también en las chilenas, verdaderas batucadas, es gente que está muy bien organizada, que durante la semana ensaya, durante la semana trata de dar lo mejor de sí y pasan los 90 minutos del partido cantando sus canciones, tocando sus instrumentos con unos pulmones que ya los quisiera cualquier filarmónica, y ellos logran expresarse en forma de arte. Si nosotros nos ponemos un minuto a pensar en que eso no es violencia sino una expresión sumamente latinoamericana que está dentro de nuestra cultura, podríamos entender que el estadio es parte también de esta cultura, es esta infraestructura vital de los latinoamericanos que lamentablemente no entienden las autoridades y lo único que hacen es tratar de sacarnos de los estadios, pero nuestra naturaleza está ahí, más viva que nunca.
–¿Cómo viviste el robo de tu pintura “Belleza de Pensar”?
–Yo siempre tengo una manera, un poco irreal si se quiere, de tomar estos hechos. Me dio un poco de pena que el cuadro no estuviera en el lugar que debía estar, pero también siento que el cuadro le pertenece a las personas que lo quieren tener. En este caso fue lamentable que lo hayan robado, que lo hayan sacado, pero lo tomé como una manifestación de alguien que no tiene claro cuáles son los límites y que sintió pulsión y se lo quiso llevar a su casa. Lo único que pienso es que ese cuadro aún está vivo, que debe estar en algún muro, no sé si en Chile o en qué parte del mundo, pero debe estar ahí, deleitando a quien lo ve. Seguramente no soy tan conocido en el mundo entero como para que alguien pueda saber que lo hice yo, pero bueno, fue un accidente, creo que ese tipo de cosas pasan cuando hay personas que no entienden que hay ciertas reglas que respetar y bueno, lo viví al principio con mucha pena pero jamás me he decepcionado de las personas, yo sigo haciendo exposiciones, la mayoría siempre son gratuitas, trato de llevar mi arte a los lugares donde la gente le interesa verlo.
Habitualmente son niños o adolescentes quienes se interesan mucho por lo que hago y trato, en lo posible, de mostrar todo lo que hago a través de todos los canales, en redes sociales, en mi página web, sin buscar nada a cambio, solamente mostrar mi expresión para tratar en alguna persona poder interpretarla. Fue lamentable lo del robo, pero en algún momento, quizás en otra vida o más adelante, nos vamos a encontrar con “Belleza de pensar” que está en mis pensamientos. Es un cuadro que ya fue pintado y ojalá que alguien, si lo tiene, lo pueda devolver para seguir mostrándoselo a todas las personas que se interesen.
–»Belleza de Pensar» está colgado ahorita en un lugar, ¿qué le canta la hinchada de fantasía a la persona que lo está viendo?
–Lo que le canta es la canción que tiene una de las hinchadas de fantasía y la canción dice “Vamos, vamos, vamos Los Leales/ te pido que no caigas/ te pido que no falles”. En este caso, esa persona falló porque se llevó para sí algo que le pertenece al imaginario de quien se sobrecoge con lo que sucede en los estadios de futbol. Fue un egoísmo de esa persona con los espectadores que tienen ganas de conocer ese cuadro. Siento que en esa canción se le falló al barrio de Los Leales, pero las cosas no son eternas, las cosas se transforman y quizás en algún momento nos podamos encontrar con ese cuadro. Si está en Europa, si está en Arabia, si está en México, si está en Chile, no sé, en algún lugar debe estar ese cuadro.
Por: Obed Ruiz/@ObedRuizGuerra