A Santiago Hernán Solari Poggio se le recuerda por ser un referente del Real Madrid al ganar la icónica “novena” Champions League y por ser uno de los jugadores más humildes en portar los colores de los dos clubes más emblemáticos de la capital española, El Real y el Atlético.
Rosario: la cuna del crack argentino
Nació el 7 de octubre de 1976 en Rosario, provincia de Santa Fe. Heredó su mayor pasión gracias a su poderoso linaje futbolístico. Tanto su padre, Eduardo Solari como su tío Jorge Raúl Solari, fueron grandes jugadores en la década de los 70.
Su padre jugó en 1977 en Junior de Barranquilla, año donde el conjunto colombiano quedó campeón sumando su primer estrella. Su tío Jorge desfiló por distintos cuadros de la Primera División de Argentina; jugó en Newell´s Old Boys, Vélez Sarsfield, River Plate y Estudiantes de la Plata. Posteriormente pasó a ser director técnico de Junior de Baranquilla y también dirigió a Millonarios, ambas escuadras cafetaleras.
Fue de Jorge Solari de quien heredaría su apodo debido a que a él le llamaban “El Indio”, por ende, Santiago Solari sería conocido por su familia y amigos más cercanos como “El Indiecito”.
Estados Unidos: el primer contacto profesional con la pelota
Contrario a lo que se podría pensar, el joven Solari no comenzó su carrera en Argentina sino en Estados Unidos, ya que en 1994 estudió en Richard Stockton College. Su paso por esta universidad se debió a que la selección de Arabia Saudita estuvo a cargo de Jorge Solari para la Copa del Mundo de 1994, y ellos se instalaron en dicha universidad.
Pertenecer a una familia unida fue suficiente para que Santi Solari comenzara su carrera. La cereza del pastel sería la gran relación que su padre Eduardo tenía con Tim Lenahan, entrenador de futbol de Richard Stockton College.
De ahí tuvo su primer paso al futbol argentino a sus 19 años, donde disputó minutos con las inferiores de Newell’s Old Boys antes de debutar con el primer equipo en 1995.
Los reflectores llegaron con River Plate
Poco tiempo pasaría para que formara parte de uno de los clubes formativos más importantes de Argentina, el club Renato Cesarini, donde disputó una temporada. Su llegada a River Plate era inminente. Con tan solo 20 años, Solari arribó al Monumental de Nuñez para compartir vestuario con jugadores de renombre como Enzo Francescoli.
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Fue en la temporada 1999-2000 cuando Santi Solari comenzó “el sueño europeo”. Llegó para reforzar al Atlético de Madrid donde, a pesar de haber tenido un gran desempeño e incluso haberle anotado un gol al Real Madrid en un derbi disputado en el Vicente Calderón, el equipo descendió.
Su llegada al cuadro merengue vendría un año más tarde para la temporada 2000-2001 donde sería el momento más brillante de su carrera. En cinco campañas disputó 167 partidos y anotó 16 goles. Ganó dos ligas españolas, dos supercopas españolas, una copa intercontinental y la icónica “Novena». Santi era ya parte de “Los Galácticos”.
Si bien su cuota de goles no fue muy alta, sus principales habilidades consistían en desbordar con cambios de ritmo galopantes desde la banda izquierda. Siempre fue un jugador muy técnico que se posicionaba correctamente, además, su técnica le ayudaba mucho para esquivar rivales y asistir a sus compañeros.
En la temporada 2005-2006, pasaría a jugar con el Inter de Milan tres temporadas, donde sus oportunidades se verían reducidas y terminaría su experiencia europea. Más tarde regresaría al continente americano a jugar con San Lorenzo, luego tendría un paso por el futbol mexicano con el Atlante y en 2011 pondría fin a su carrera jugando para el Peñarol.
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Santiago Solari el director técnico y el hombre más allá de las canchas
Además de tener una brillante trayectoria como jugador, ya tuvo sus primeros pasos como director técnico con las inferiores y primer equipo del Real Madrid. Los jugadores lo definen como “hermético”, aunque es bien sabida su pasión por la literatura en especial si viene de la mano de Jorge Luis Borges («Ficciones» y «El Aleph» son sus obras favoritas).
Contrario a sus compañeros “Galácticos”, Solari decidió vivir buscando la tranquilidad mediática que ofrece Madrid. Decidió habitar una casa entre el Museo del Prado y los jardines del Retiro. Desarrolló un gran amor a jugar ajedrez y escuchar el “trip hop” propio de Massive Attack, Portishead y Thievery Corporation.
Solari pasaría de ser un famoso futbolista a un ocupado padre y director técnico. Siempre ha intentado ser constructivo dentro y fuera del campo, abordando los problemas con una sonrisa en la boca. Es un tipo discreto y educado pero sin temor a la hora de tomar decisiones.
Celina Spirandelli es la esposa de Santi Solari, ambos se conocieron cuando eran niños debido al trato social que recibían sus familias. El padre de Celina, abogado de profesión, fue presidente y promotor del club Renato Cesarini, en cuya fundación estuvieron involucrados el padre y el tío de Solari.
La pareja tiene un gusto por el cine, las artes y las visitas a museos. Otra pasión que Celina y Santi comparten es su amor a la literatura; Solari escribe para El País y la revista de cultura futbolística «Líbero«.
Santiago Solari tiene dos hijos (hombre y mujer). Su hijo ya sigue los pasos de su padre, actualmente juega para las inferiores del Real Madrid. ¿Estamos ante el crepúsculo de otro «indecito»?
Por: Mario Arturo Badillo