Muchachos -dijo ‘Lula’-, «él es Edson Arantes, va a estar con nosotros a partir de hoy y espero que todos le den la bienvenida como se debe». Mientras el director técnico se retiraba, los futbolistas se presentaron uno a uno con ese pequeño y delgado niño brasileño, haciendo una fila frente a él. «Hola, me llamo Mengálvio«. «Qué tal, soy Dorval«. «Pepe, mucho gusto». «Bienvenido, soy Coutinho«.
Era 1956 y esos hombres no lo sabían, pero estarían a punto de marcar un antes y un después; no solo en el futbol brasileño, sino en el futbol mundial. Surgió el Santos de Pelé: el ballet blanco.
El comienzo
Aquel Santos de mediados de los años 50 era tenue, lucía discretamente, pero de a poco se fue adaptando y moldeando por dos razones importantes. La primera por Luis Alonso Pérez, su entrenador, mismo que supo darles juego a todos sus elementos, pues no dejaban que el rival tuviera la pelota. La segunda, fue precisamente esos mismos futbolistas que conformaban la plantilla del Peixe, ya que entre ellos, concretaron una asociación colectiva que empezó a dar sus primeros triunfos y logros en 1961 cuando levantaron por primera vez un título de liga en la historia del campeonato paulista.
La quintilla
Pelé llegó al club siendo un niño, tenía tan solo 16 años de edad. Ahí había una plantilla que venía hilando entrenamientos y presentaciones decentes. Coutinho, el orquestador. Mengálvio, la profundidad. Dorval, el cerebro. Pepe, la potencia. Todos provenientes de familias humildes y de escasos recursos, jugaban en el barrio o en las orillas de un río, donde los mejores talentos son encontrados. Estos cuatro jugadores, específicamente, fueron las piezas del ajedrez que ocupó ‘Lula’ para ganar cinco títulos del futbol brasileño consecutivos y dos copas Libertadores de América, trofeo que solamente tenía un equipo en aquella época: el Peñarol de Uruguay.
O Rei
Como si de un increíble guion de película se tratase, Edson debutó aún si la mayoría de edad en el primer equipo y en una goleada de antología por parte de su club: 7-1 sobre el Corinthians, uno de los máximos e históricos rivales a vencer. Pelé, más allá de los éxitos con la selección nacional, logró conseguir aliados que lo ayudaron a explotar de manera natural pues, sin ninguno de esos cuatro comodines que tenía para asociarse, quizá otra historia hubiera sido con ese niño que se convirtió en el mejor futbolista de su país.
Proyección internacional
De aquel primer título conseguido en 1961, el Santos pudo acceder a la Copa Libertadores, misma que conquistó frente al monarca y -hasta ese momento- bicampeón del certamen: el Peñarol. Una fantástica generación de uruguayos había hecho de ‘los carboneros’ un letal club sudamericano, que solo pudo ser derrotado con una maquinaria implacable que presentaba la quinteta del alvinegro. Un año después derrotaron a Boca en una final de alarido puro y eso no fue todo, pues llegaron hasta tierras desconocidas para vencer al Benfica y Milán -campeones de Europa en 1962 y 1963, respectivamente-, por la antigua Copa Intercontinental. Ese Santos fue onírico.
Legado
Mucho se habla de los clubes y selecciones con juego vistoso más importantes, como el Barcelona de Guardiola o a Naranja Mecánica de Cruyff; pero en el fondo de todos ellos está ‘el Ballet Blanco’, pentacampeón de Brasil y bicampeón del mundo. Y si no se habla de este Santos es porque el impacto mediático básicamente no existía.
Es poco el acervo documental que hay sobre esta brillantísima generación de futbolistas que conquistaron todo. De haber sido diferente, sin duda se habría disfrutado más de ello, porque este club: fue el equipo que quería ver todo amante del futbol.
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Por: Bryan Trujillo / @BryanKameron