Ole Gunnar Solskjær, noruego que se hiciera famoso en Manchester United gracias a sus más de 100 goles en Inglaterra, prefería el sigilo de la banca que la exposición de la titularidad. Aquel lugar que para muchos es un cementerio o el limbo del futbol, era el lugar perfecto para analizar su próximo gol.
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Debutó en su país natal con Clausenengen FK en tercera división. En 1994, Ole Gunnar Solskjær fichó con el Molde FK donde se mantuvo dos años hasta que el teatro de los sueños le abrió las puertas. En Manchester United lo esperaba Sir Alex Ferguson en el banquillo, y futbolistas como: Peter Schmeichel, David Beckham, Paul Scholes, Ryan Giggs, Roy Keane y Cantona.
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Por lo tanto, era de esperarse que el noruego encontrara su lugar en la banca. Ferguson detectó su principal virtud: la efectividad frente al arco y la capacidad para aportar en momentos donde los demás parecían nublarse. En pocas palabras, Sir Alex convirtió a Solskjær en el recambio perfecto. Viniendo de la banca, Solskjær marcaba la diferencia. Goles que ayudaban a emparejar el partido o para decantarlo a favor de los Reds, se convirtieron en el sello del asesino con cara de niño, sobrenombre que lo acompaño en Manchester United.
Claro que tuvo su oportunidad como titular, sobre todo cuando David Beckham se lesionó. Sin embargo, será recordado por goles que marcaron la voltereta en algún partido, siendo aquella final de la Champions League de 1999 su aparición más destacada, en aquel partido ante Bayern Múnich en el Camp Nou.
Manchester United lo perdía desde el minuto 5 con el gol de Mario Balser, y los delanteros Andy Cole y Dwight Yorke no podían vencer a Lothar Matthäus y a Oliver Kahn. Ferguson decidió que al minuto 81, Solskjær entrara para hacer su trabajo, pero como toda gesta lleva su tiempo, fue hasta el minuto 93 cuando Solskjær concretó el 2-1 que le dio el título a Manchester United.
El banquillo como hogar
Ese partido consagró a Solskjær, quien se retiró en 2007. Sin embargo, nunca se alejó de su hábitat, es decir, el banquillo, pues se enroló como director técnico. Profesión que lo llevaría al primer equipo de Manchester United en 2018. Y justamente su llegada como director fue como recambio, así es, Solskjær suplió el lugar de un desgastado José Mourinho cuya presencia ya no podía durar más en el club.
Llegó a una institución cuyo vestuario parecía roto, sin calidad futbolística y con jugadores como Mata al borde de salir -mismo que el asesino con cara de niño pidió expresamente que necesita su renovación-, o un Pogba totalmente apagado. A pesar de esto, Solskjær ha logrado ganar la confianza del vestuario, lo que se ha reflejado en el campo pues ganó sus primero seis partidos al frente de los Red Devils.
Ha pasado de un interino a toda una realidad. Al noruego le bastó transmitir confianza y lo que significa ser parte de Manchester United para que sus jugadores crean en él y demuestren su calidad. ¿Hasta dónde llegará? No lo sabemos, de lo que podemos tener certeza es que del banquillo suelen venir las decisiones más certeras, ya sean goles en el minuto 93 o ganar seis partidos consecutivos. Todo se trata de confiar y ser preciso, cualidades que definen perfectamente a Ole Gunnar Solskjær.
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Por: José Macuil García / @J_Macuil