Si dentro de 500 años, en 2520, un historiador se interesa por averiguar quién fue Lionel Messi, tendrá una tarea fácil. Los contemporáneos del genio rosarino le habremos legado al investigador miles de horas de videos que respalden sus conclusiones. Le bastará con ingresar al youtube del futuro. En cambio, los que habitamos la Tierra en 2020 no contamos con registros fílmicos que documenten el aporte a la belleza del futbol que, según testigos, le debemos a otro jugador nacido también en Rosario y que murió la mañana del 8 de mayo de 2020: Tomás Felipe Trinche Carlovich.
Futbolista profesional entre 1969 y 1985, Carlovich solo tuvo participación en cuatro partidos de la Primera División Argentina y en tres de ellos salió de la cancha por lesión. La mayor parte de su carrera la pasó en equipos de circuitos inferiores de Rosario, Mendoza y Santa Fe, en tiempos en que la televisión solamente transmitía los encuentros de los equipos de Buenos Aires. De ahí la falta de grabaciones que a través de sus imágenes acrediten la grandeza del Trinche, que algunos equiparan a la excelsitud de Maradona o de Messi, “pero con alma amateur”, como ha escrito su biógrafo Alejandro Caravario.[1]
La imposibilidad de demostración directa de sus proezas, lejos de arrojar a Carlovich a las fauces del olvido, sirvió para elevarlo en vida al sitial de leyenda. Porque impedidos como estamos de remitirnos a su juego por la vía de los sentidos, su nombre suscita admiración por el crédito que concedemos a lo que otros dicen haber visto. Y esos otros, que no son pocos, aunque cada vez quedan menos, tienen al Trinche por un auténtico fenómeno.
La veracidad de su historia se reduce así a un problema de pruebas. A los escépticos no les basta que al aplauso unánime de los que acudieron a verlo desde las tribunas lo refuercen los testimonios de excompañeros y los elogios proferidos por personalidades que gozan de la autoridad que dan el conocimiento del juego, el buen gusto futbolero y los títulos ganados. Hay todavía quienes se resisten a creer que las modestas ligas de la provincia argentina hayan sido el escenario exclusivo del gambetero más deslumbrante.
Lee más: Confieso que vi al 14, a Johan Cruyff
Los que niegan o minimizan la leyenda del Trinche por la carencia de evidencia parecen ignorar algo que los abogados tenemos muy claro: que es imposible entenderse directamente con los hechos del pasado precisamente porque ocurrieron en el pasado. Lo sabe muy bien la Corte Suprema de Justicia de Argentina. Para sus jueces y ministros, una sentencia judicial “resulta dogmática”, es decir, arbitraria, cuando el juzgador que la dictó “prescindió totalmente de las declaraciones de los testigos pese a que constituían un material sumamente relevante para esclarecer los hechos debatidos”.[2]
Sin conocerlo, ese criterio del máximo tribunal argentino se lo aplican los privilegiados que vieron jugar a Carlovich a todo aquel que cuestione la existencia de sus regates y ose sentenciar su leyenda rebajándola a mito rayano en producto de la invención, fulminando su reticencia con el alud de testigos en el que destacan algunos sumamente relevantes, que conforme a otra resolución de la misma Corte[3] ameritan tratamiento de peritos, pues si los hay en materia de futbol responden a apellidos como: Menotti, Valdano, Kempes, Bielsa, Wolff, Tarantini, Pékerman.
Entrevistado para el programa televisivo de Michael Robinson —entrañable futbolero que falleció el 28 de abril de 2020, 10 días antes que Carlovich— Menotti declaró: “Parecía que la pelota lo llevaba a Carlovich. Una pelota inteligente que disfruta de hacer las cosas artísticas y arrastra atrás a un futbolista”, mientras que en la misma emisión Valdano aseguró que el Trinche “se convirtió en un símbolo de un futbol romántico que ya prácticamente no existe”. Tarantini así lo recuerda: “Tenía una gran contextura física, pero eso no le impedía manejar el balón con mucha lucidez. Me acuerdo de sus piernas largas, parecía una garza. Honestamente, como futbolista era increíble”.[4] Los conceptos de Tarantini los comparte Kempes, quien además subraya que pudo atestiguar el juego de Carlovich “de primera mano”.[5]
Como parte de su preparación rumbo al Mundial de Alemania 1974, la selección nacional de Argentina solicitó jugar un partido contra un combinado que estuviera integrado por los mejores futbolistas de Rosario. Como era natural, los dos clubes grandes de esa ciudad, Newell’s Old Boys y Rosario Central, se repartieron a mitades la conformación de la alienación que, se pensaba, serviría no más que como mero sparring para el plantel que ese año habría de ser embajador del futbol argentino en la máxima competencia internacional. De esa improvisada selección rosarina 5 jugadores eran de Newell’s y 5 de Rosario Central.[6] El futbolista que completó la oncena fue Carlovich, que entonces jugaba para un club de la segunda división, Central Córdoba. Se cuenta que aquel miércoles 17 de abril de 1974, el entrenador del representativo nacional, Ladislao Cap, terminó por rogarle al cuerpo técnico adversario que sacara del campo a Carlovich: el Trinche estaba pegándole un baile a sus muchachos, dejándolos en ridículo la víspera de ir a un Mundial. El séptimo hijo de un plomero yugoslavo que emigró a Argentina por la crisis económica de 1929 fue sustituido a los 15 minutos del segundo tiempo, cuando los suyos ya ganaban 3-0. En cuanto Carlovich pisó los vestidores, los futuros mundialistas anotaron el gol del honor.
Lee más: Ciao, Gianni Mura
El Trinche Carlovich fue de esas personas que perviven en el imaginario futbolístico sin los signos externos de glamur y fama que el exitismo imperante exige para ser reconocido como una estrella. Su paso por la Primera fue más que fugaz, no subió a podios importantes ni sabe lo que es dar la vuelta olímpica. Sin embargo, se agiganta en el recuerdo de los que lo vieron jugar, y los que no lo vimos nos quedamos a sabiendas de que cuando tengamos que ir a recuperar la esencia del futbol, su nombre nos enseñará la ruta.
Recién en febrero de 2020 Carlovich conoció en persona a Maradona. El encuentro fue en un hotel de Rosario, en el que se hospedó el equipo que actualmente dirige el campeón mundial, Gimnasia y Esgrima de La Plata, de visita en esa ciudad para enfrentar a Rosario Central. Según la nota de Clarín, “Carlovich llevó una camiseta de Central Córdoba para que se la autografiara. Debajo de su firma, el Diez escribió: ‘Al Trinche, que fue mejor que yo’”.[7]
Tras el abrazo de despedida Carlovich declaró a los medios: “Fue un lujo y una alegría enormes haber compartido minutos con Diego. Le hablé al oído y le dije que estaba hecho con esto, que mi vida estaba completa. Después de conocerlo, me puedo ir tranquilo”.[8] Tres meses después, el 6 de abril de 2020, mientras circulaba tranquilo por Rosario el Trinche Carlovich, de 74 años, fue asaltado para robarle la bicicleta que conducía. El asaltante, a bordo de otra bicicleta, lo emparejó y lo aventó en movimiento, el ídolo se golpeó la cabeza contra el suelo y tuvo que ser ingresado de emergencia a un hospital, pero no resistió la operación que le practicaron.
De su muerte en la calle como de su vida en las canchas no habrá más que testigos. Porque lo más probable es que no haya videos de la agresión, como tampoco los hay de sus grandiosas actuaciones con la pelota pegada a su portentosa zurda. Pero ojalá acudan ante un juez los testigos del mortal ataque y se le haga justicia al Trinche Carlovich, como tantos testigos le han hecho justicia testimoniando todo lo que le dio al futbol.
Por: Farid Barquet Climent
[1] Alejandro Caravario, Trinche, Buenos Aires, Planeta, 2019.
[2] Corte Suprema de Justicia, expediente CNT 21761/2008, Dolores Correcher Gil contra REMAR Argentina Asociación Civil.
[3] “…la órbita propia de la (prueba) testimonial no es lo evaluativo —reservado a la pericial— sino la relación de los hechos”, sostuvo la Corte Suprema al resolver el 30 de septiembre de 2008 el Recurso de Hecho A. 1167. XLII., promovido por Leonor Andino Flores contra Hospital Italiano-Sociedad Italiana de Beneficencia.
[4] Juan Patricio Balbi Vignolo, “El día en que Trinche Carlovich bailó a la selección: así lo recuerdan Tarantini, Kempes y Zanabria”, La Nación, 8 de mayo de 2020.
[5] Idem.
[6] Clarín, “Murió Tomás Felipe Carlovich, el crack que cautivó a Pelé y no quiso ser Maradona”, 8 de mayo de 2020 y Balbi Vignolo, “El día en que Trinche Carlovich bailó a la selección…”, op. cit.
[7] Clarín, “Murió Tomás Felipe Carlovich…”, op. cit.
[8] Idem.