Durante el siglo XX, Europa pasó uno de los momentos más complicados de su historia con guerras que destruyeron y cambiaron la vida de la gente, además de ver nacer movimientos y gobiernos totalitarios. Muchos de estos ideales políticos -sustento del nazismo o fascismo- no desparecieron del todo. Quedaron marcados en individuos o grupos que buscaron lugares para expresar y difundir dichos ideales, entre ellos los estadios de futbol.
España no fue la excepción. Después de la dictadura de Francisco Franco, un sector de la población anhelaba continuar con un gobierno que viera primero por los suyos, relegando los intereses externos. A inicios de los 70 surgieron agrupaciones con tendencias de extrema derecha y para la década de los 80 hubo un incremento de militantes. En la España de Franco no había mejor equipo que representara la identidad de los nacionalistas que el Real Madrid. En 1980 nacieron los Ultra Sur, un conjunto de aficionados al club blanco y además uno de los grupos más violentos del balompié.
El origen de esta peña comenzó como una grada de animación para reflejar ideales de extrema derecha. Con una estética skin comenzaron a ser famosos por las grandes peleas y disturbios que generaban cada vez que seguían al Madrid. Peleas como en Valladolid y Oviedo a finales de los 80 fueron lo que catapultó a los Ultras Sur a ser considerados como uno de los grupos más radicales de toda España.
Pero más allá de las peleas y las borracheras, algunos integrantes comenzaron a relacionar a la agrupación con mensajes de nacionalismo y rechazo a lo indigno para la sociedad española como inmigrantes, musulmanes, árabes, vagabundos, prostitutas y negros. Entre los primeros líderes de Ultras Sur se encuentra José Luis Ochaíta, quien le dio forma al grupo para consolidarlo dentro de los campos europeos.
Los Ultras Sur y el poder
La relación entre los Ultras Sur y los presidentes del Real Madrid ha sido voluble. En un principio, los seguidores del club merengue eran apoyados en los desplazamientos y entrega de pases para entrar al Santiago Bernabéu. La misma directiva les cedió la cabecera sur del estadio para que se se instalarán e incluso tenían una bodega donde guardaban sus tambores y mantas, muchas de ellas con mensajes políticos de extrema derecha.
Sin embargo, esta relación se fragmentó poco a poco debido a distintas circunstancias. Una de ellas las actitudes y acciones de los Ultras Sur que desagradaban a los directivos. Un ejemplo perfecto lo encontramos en 1998: los seguidores merengues rompieron una portería durante un partido de la Champions League.
Hay que agregar las actitudes violentas que generaban en las gradas: peleas contra la policía o agresiones hacia aficionados. Incluso llegaron a mostrar esvásticas dentro del terreno de juego, algo prohibido por la UEFA, hecho que le valió al club varias sanciones.
Antonio Salas y la separación
Algo que marcó un antes y un después en la relación entre el Real Madrid y los Ultras Sur fue la investigación realizada por el periodista Antonio Salas. Tras infiltrarse en las filas del grupo radical a principios del nuevo siglo, descubrió como éste estaba coludido con grupos de extrema derecha, uno de ellos los Hammerskin. Además reveló cómo algunas de las autoridades españolas se encuentran relacionadas con grupos neonazis y cómo éstos salen a golpear a inmigrantes y prostitutas.
El trabajo de Salas generó que algunos de los dirigentes de Ultras Sur fueran enjuiciados y apresados. Además, ayudó a que la organización Hammerskin fuera prohibida en España. Asimismo, reveló cómo los ultras vendían las entradas que les entregaba el club de forma gratuita, algo prohibido por la ley. Todo esto hizo que la directiva del club merengue se separara de la peña radical.
Con todo esto, los Ultras Sur no dejaron de asistir a los juegos. Continuaron mostrando su sagacidad al generar verdaderos líos dentro y fuera de las canchas. Con ideas de racismo y violencia, los ultras del Madrid pensaban que estaban en una posición en la cual no podían acabar con ellos. Sin embargo, a finales de 2013 se dio una ruptura en el grupo. Los miembros de la peña entraron en disputa por la dirección de los Ultras Sur.
Las fracturas internas
En esta disputa existían dos bandos. Uno apoyaba a Álvaro Cadena, sucesor de Ochaita y que dirigía a los más veteranos; mientras que en el otro se encontraba Antonio Menéndez, apodado El Niño, quien dirigía a los más jóvenes -además de representar el lado más político de los Ultras Sur-. La disputa terminó con la victoria del Niño, quien no veía con buenos ojos que Ultras Sur se convirtiera en una marca registrada donde se movían enormes cantidades de dinero. Para él, la peña era un lugar donde la política debía estar antes que lo monetario.
Este enfrentamiento no solo repercutió al interior del grupo. Fueron expulsados de las gradas del Madrid por Florentino Pérez debido a la violencia que generó este conflicto interno. Florentino aseguró que se trataba de una reorganización para la grada de animación. Así creó a la Grada Joven, un grupo propuesto para solucionar los incesantes episodios de violencia de los Ultras Sur. Aunque éstos no se quedaron con las manos cruzadas y comenzaron a amenazar al presidente del Real Madrid, una herida que para los extremistas continúa abierta.
Con antecedentes de robo, agresiones y homicidio, los Ultras Sur cargan una historia de violencia, a la cual también se suma el hecho de estar coludidos con organizaciones de extrema derecha. Por si fuera poco, los escándalos han salpicado incluso a las autoridades españolas, pues se considera que han tenido el poder y las pruebas para detener y disolver a la agrupación. Sin embargo, pocas veces lo han hecho.
Ahora los Ultras Sur apoyan uno de los proyectos más racistas en España, el Hogar Social de Madrid, una asociación de derecha que ha recibido fuertes críticas. Aunque el poder de los Ultras Sur ha disminuido, mientras las autoridades se encuentren coludidas en corrupción, estos grupos con ideas intolerantes no se disolverán.
Por: Manuel Vázquez Laguna / @HayManolo