Cuando Brian Fernández (Santa Fe, Argentina, 1994) jugaba en Aguascalientes, cada que era visto en la calle, la afición se apiñaba en busca de una foto o un autógrafo. En Santa Fe, se le amenazaba por un video subido a sus redes sociales: “Todos cierren el orto porque el que manda en Santa Fe soy yo, la concha de su madre”, instó. Después de eso, vinieron las consecuencias: “Hace varios días que no puedo salir a la calle por las amenazas que estoy recibiendo”, declaró el jugador. El club para en el que militaba –y de sus amores– Atlético Colón, lo recluyó en una clínica para tratar su problema de adicción. “Se ha resuelto designar un equipo de especialistas en distintas disciplinas médicas a fin de dotar el apoyo necesario al jugador y a su entorno familiar”, rezaba el triste comunicado publicado por el Sabalero.
La pelota, dicen los que saben, no se mancha. Hoy, su suerte no ha cambiado. “No se presentó a los entrenamientos de ayer, ni de hoy. Los dirigentes me dijeron que no va a volver”, dijo Luciano Guiñazú, entrenador del Ferro, actual equipo de Fernández. Se cree que ha vuelto a recaer en la adicción. Y la creencia ha sido real. Fernández sigue tropezando con la misma piedra. Desapareció unos días y encontraron su coche completamente desvalijado. A los días, reapareció. Brian Fernández y su lucha interminable con una adicción que ha destruido su carrera.
Desde que era un pibe, Brian siempre se las vio muy complicadas. “Tuve una infancia muy jodida. En el barrio donde yo vivía no era normal estar bien. Era un barrio muy jodido. Me juntaba con mucha gente mala”, enfatiza el delantero. Cuando había cristalizado el sueño de jugar a nivel profesional, los problemas se fueron acumulando: la separación de sus padres, las malas influencias y el suicidio de su hermano, fueron los detonantes para que el futbolista fuera seducido por una adicción a la cocaína, trampa de la cual le ha costado escapar por completo.
Debutó con Defensa y Justicia en el fútbol argentino en el 2012. Sus buenas actuaciones con el Halcón llamaron la atención de un histórico de Argentina: el Racing de Avellaneda llamó a su puerta. La Academia pagó el precio y se llevó a la joven promesa santafesina. Pero al poco tiempo vinieron los tropiezos. Dos controles antidopaje desnudaron por completo al delantero. Las pruebas dieron positivo por cocaína y el castigo llegó como un recibo de gastos a inicios de mes. 18 meses sin pisar una cancha de fútbol. No se le vio ni cerca de junio de 2015 a enero del 2017. “No sabía dónde meterme. Seguía llamando a mi representante. Me dijo que hacer. A veces trato de no pensar en esas cosas, ya están hechas. Me arrepentí de muchas cosas, pero no hay vuelta atrás”, dijo en entrevista al poco tiempo de regresar al campo.
Resucitado en México (1ra parte)
Tras dar positivo, fue recluido en un centro de tratamiento en Tijuana. “En un momento me dije: ¿qué hago acá? Pero por algo estoy. Seis meses estuve ahí. Me levantaba y no veía el sol. Hacíamos el servicio (limpiar, barrer, levantar lo del perro), me hacían laburar”, describe Brian. Durante todo ese tiempo hizo ejercicio, pero no tocó la pelota. Llamaba una vez por mes a su madre y le era complicado comunicarse con los demás por el idioma, debido a que la mayoría de los pacientes eran estadounidenses. Durante el tiempo que duró la rehabilitación, Brian entendió el significado del valor: “Éramos 30 chicos, mujeres y hombres. Me hacía bien porque me hacían reflexionar muchas cosas, que valoren ciertas cosas que quizá uno no le daba el valor. Respetaba, escuchaba, no había de otra”, asentía.
Salió y regresó al lugar donde fue feliz: un campo de fútbol. Racing le volvió a abrir la puerta, pero no por mucho tiempo. Durante ese pequeño lapso se rencontró con el gol. Una bolea frente al Rojo le recordó que estaba vivo: “No podía ni respirar después del gol a Independiente, necesitaba volver”, dijo. Después se fue a préstamo al Sarmiento donde pasó muy poco tiempo.
Una oferta del Metz de Francia se le presentó como una oportunidad única de saber lo que valía. Pero la pelota lo trató mal. No jugó ni 10 encuentros en la Ligue1 y el sueño europeo se veía frustrado. Regresó a Sudamérica en busca de una revancha. Sus representantes el encontraron cabida en el fútbol chileno. Unión La Calera le abrió las puertas y el delantero argentino no desperdició la oportunidad: 11 goles en 12 encuentros. Brian estaba de regreso.
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Resucitado en México (2da parte)
El departamento de Inteligencia Deportiva del Club Necaxa está compuesto por tres personas. Su trabajo es simplemente ver fútbol. Aunque va más allá de eso: se encargan de dar seguimiento a jugadores que despunten en ciertas posiciones del campo en todas las ligas del mundo –más que nada, en el fútbol sudamericano–. De buscar nuevos talentos mediante los monitores. De calificarlos, resumir en pocos términos sus actuaciones y enviar las propuestas hechas a la Dirección Deportiva del Club. Así fue como descubrieron a Brian Fernández, un argentino de 23 años de edad que se estaba comiendo la liga en Chile.
El presupuesto, acorde al de Necaxa, le permitió al club ficharlo enseguida. La afición, en su mayoría y como casi siempre, lo recibió entre críticas. La directiva se había encargado de vender a sus últimos jugadores sobresalientes y el público se lo echaba en cara. Brian llegó a un club donde el negocio está por encima de lo deportivo. Con el tiempo se daría cuenta de ello. “Es un paso muy importante. He hecho las cosas muy bien en Chile. Vengo con muchas ganas, a seguir con mis objetivos que es terminar el año de la mejor manera”, dijo el delantero al presentarse frente a los medios en Aguascalientes.
Pero la polémica nunca abandonó al ariete por su paso en Necaxa. Al poco tiempo, el jugador –de nueva cuenta– generó aversión en redes sociales por sus historias en Instagram. En una de ella se ve un automóvil de color rojo mientras que él declara: “Ya tengo el auto rojo, solo falta la firma” –en alusión a un fichaje con el Colón de Santa Fe–, después, en otra, publicó: “Ya tenés mi número si te falta un 9 😉 saludos. Si te cae la camiseta ponértela no más. Jajaja solo avísame cuando tengo el vuelo”. Al poco tiempo, las historias fueron eliminadas del perfil del jugador.
Después de eso, Brian despertó. El delantero comenzó a jugar y a ganarse el cariño y respeto del público con goles y buenas actuaciones. “Me ha tocado pasar más de una, pero el fútbol me dio revancha. Hoy estoy aprovechando esta oportunidad, seguir creciendo como futbolista y persona”, declaró ante los micrófonos de la Liga MX en México. El argentino era líder goleador del fútbol mexicano. La fama le abrió los micrófonos donde habló de su problema de adicción: “La droga te arruina. Es una porquería. Estoy gambeteando muchas cosas de mi vida”, dijo. Los medios hablaron de ello e incluso mencionaron que el jugador ya estaba rehabilitado.
En mayo del 2019, Necaxa se clasificó a la Liguilla del fútbol mexicano con Brian como bandera y principal eje de ataque. Pero para sorpresa de todo el fútbol mexicano, el jugador fue vendido al Portland Timbers de la MLS poco antes de jugar su primer partido de postemporada. La directiva de los Rayos, encabezada por Santiago Tinajero, volvió a llenarse los bolsillos de plata con la venta de un jugador. Todo el necaxismo quedó al borde del colapso.
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Vuelta al infierno
Parecía que el camino de Brian por fin tomaba un rumbo definido con 11 goles en 19 partidos en la MLS, pero volvió a tropezar. En noviembre del 2019, el club norteamericano emitió un comunicado donde destacaba que el jugador se sometería al Programa de Abuso de Sustancias y Comportamiento de la Salud. Al tiempo, el argentino fue expulsado de la MLS por haber incumplido con el tratamiento al cual había sido ingresado: “Major League Soccer ha rescindido el contrato de Brian Fernández y el jugador ha sido eliminado de la lista de Timbers”, se leyó la misiva emitida por la liga. Brian había vuelto a caer en el infierno.
Poco se supo de él hasta enero del 2020. El Club Atlético Colón –el de sus amores– movía el mercado y las redacciones con la noticia de que había fichado a Brian Fernández. La tormenta apenas se vislumbraba en el horizonte.
Una eterna pelea con su padre –fiel hincha de Unión de Santa Fe– publicada en redes sociales por su propio progenitor, abrió la puerta a la polémica. “No jugás en Santa Fe mientras yo viva acá… Si sos un arroz con leche para mí, en Santa Fe mando yo, cagón… A mí no me la contás que un fierro -un arma de fuego- no te hace más hombre, puto… te declaro la guerra y uno muere acá por David 38… Sos muy bocón vos…” se leyó en la cuenta de Miguel Ángel Fernández, padre de Brian.
Tras los hechos, Brian desapareció una semana del mundo. No se sabía nada de él al punto de que, tanto el club como su familia, dieron aviso a las autoridades. Brian estaba desaparecido. Tras una semana intensa, el delantero dio señales de vida: “Decidí estar incomunicado por la situación difícil que estoy atravesando. Desde que llegué de Estados Unidos estoy en la casa de mi amigo Martín. Recién pude hablar con mi mamá. El club está trabajando para resolver esta situación. Yo necesito jugar y sé que Colón me necesita», afirmó.
El calvario continuaba para Brian. Fue asaltado a mano armada en la calle: «Me robaron un reloj Rolex y después me tiraron un ladrillo en la camioneta. Decí que a mí no me pasó nada, así que estoy tranquilo. El robo fue en el barrio El Pozo. Fui a buscar una chica y cuando me quise ir, me agarraron. Todo fue porque subí un video diciendo que en Santa Fe mando yo, pero fue un chiste para joder y se lo tomaron muy mal. Vinieron y me dijeron: ‘¿Vos sos Brian, el que manda en Santa Fe?‘. Me apuntó con una pistola en la cabeza y me sacó el reloj», dijo a TyC Sports el delantero.
Después, las noticias indicaban que Brian sería separado del Sabalero hasta solucionar las problemáticas con el jugador. En un último comunicado, el club destacó que lo internarían en un centro de rehabilitación para tratar su problema de adicción. Brian, como en toda su carrera, volvió a caer.
Una ida y vuelta ha marcado la vida de Brian Fernández. En mayo pasado fue ingresado a una clínica para tratar su adicción a la droga. Pero las oportunidades siguen apareciendo. Ha pasado por Ferro, Colón, Deportivo Madryn y está de vuelta en Ferro, donde no se ha presentado a los entrenamientos en la última semana.
Existe preocupación por la situación que vive el jugador. Desde los escritorios de El Caballito mencionan que el Fernández no vuelve más. «Con él siempre fuimos muy cuidadosos para resguardarlo, vamos a actuar de la misma manera. Vamos a esperar a ver como viene y después veremos que hacemos”, dijo Daniel Pandolfi, presidente del Ferro Carril Oeste. Al tiemo, regresó a Colón y los problemas siguieron su curso: desapereció del plano por unos días y no se supo nada de él.
Encontraron su auto completamente desvalijado y sin señales de él. La preocupación creció hasta que apareció. Brian Fernández va perdiendo el partido más importante de su carrera y de su vida. Pero la pelota se empeña en darle vida.
Por: Cruz Alberto Soto / @Cruzinhosoto