La comunión entre la afición y un equipo de futbol es el eslabón que nutre al deporte más popular del orbe. Si la hinchada se siente identificada con el club los estadios normalmente estarán llenos y alentado durante los 90 minutos. Ese es el caso del Unión Berlín (1. Fußballclub Union Berlin) un club modesto en la Bundesliga, pero con una afición que nunca lo abandona.
Donde se forjó la identidad: los orígenes de Unión Berlín
El Unión Berlín asumió ese nombre en 1966. Sin embargo para que llegase ese momento tuvieron que pasar más de 60 años, pues los primeros pasos del club se gestaron con el FC Olympia Oberschöneweide, equipo que cambió en diversas ocasiones de nombre pero no nunca olvidó sus orígenes obreros.
Schlosserjungs o trabajadores metalúrgicos era el mote que caracterizaba al FC Olympia Oberschöneweide y que los diferenciaba de los demás equipos, que generalmente provenían de la clase media. Por otro lado, el futbol tuvo que superar el duro proceso de la post-guerra. Después de la Segunda Guerra Mundial, surgieron diferentes facciones de los equipos de Berlín y fue el club que se quedó en la Alemania Oriental el que a la postre se llamaría Unión Berlín.
Una vez que surgió el Unión Berlín comenzó una dura lucha por lograr la estabilidad, pues hasta el momento de su ascenso a la Bundesliga el club deambulaba entre las divisiones de ascenso y regionales del futbol alemán. De hecho durante todo este proceso, los trabajadores metalúrgicos vivieron crisis económicas y deportivas.
A pesar de ello, en la temporada 2018-2019 el Unión Berlín tuvo una temporada destacable y logró su boleto a los play-offs en busca de un boleto para el máximo circuito alemán. Al obtener el tercer puesto, Unión Berlín tuvo la posibilidad de jugar contra el Stuttgart, al que derrotó por los goles de visitante, consumando con ello el ascenso del club que daría de que hablar.
Unión Berlín: el club de todos
La larga espera del Unión Berlín generó en los aficionados un fuerte lazo de identidad que dio origen a anécdotas que nos enseñan que el futbol se vive diferente en este equipo. Por ejemplo, en su primer partido como local en la Bundesliga, el estadio Alten Försterei lucia repleto.
En las gradas se podían ver miles de camisetas rojas que coreaban a su equipo, sin embargo a todos los asistentes los acompañaban pancartas con los rostros de los aficionados que no pudieron ver a su equipo en primera. De manera simbólica el club compró 445 entradas para rememorar a los aficionados que se perdieron la gesta de su club.
«Son muchos los seguidores que en el pasado apoyaron y acompañaron al club y que hoy no tienen ocasión de vivir este día histórico. […]Los añoramos a todos, así que en el seno de la familia del club surgió la idea de rendirles este homenaje tan especial». Se pudo leer en el sitio oficial del club.
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Otro de los gestos que han hermanado por completo a los aficionados de Unión Berlín y su afición, fue el rescate económico que encabezaron los aficionados. De acuerdo con el portal de La Nación en Argentina, los aficionados del club donaron 500 euros para ayudar a su club. El resultado de esta colecta fue de 1 500 000 de euros y la siguiente frase: «Estamos vendiendo nuestra alma, pero no a cualquiera».
Sobre la misma línea, en 2008 los mismos aficionados fueron los que se encargaron de remodelar el estadio, y el trabajo hecho en su casa fue reconocido por los demás dirigentes del futbol alemán. Por otro lado, y como otra muestra de sacrificio, los aficionados donaron sangre para recaudar fondos, la iniciativa fue llamada Sangrar por Unión.
Estas son algunas de las muestras de un club que no olvida su identidad, y que entiende que al equipo lo hace el conjunto. La cohesión de los aficionados con el equipo proviene de una tradición obrera, que ha hecho del Unión de Berlín un punto donde converge la conciencia social y el amor. Ambos conceptos se tiñen de rojo en la grada y en el campo en perfecto equilibrio.
Por: José Macuil García