En el norte aún lo extrañan. Recuerdo el día de su despedida, el Volcán estaba a reventar -como es costumbre- y todos coreaban D-iiii-v-iiii-n-ooo. Aún cuando la afición tigre ha tenido muchas alegrías, ha disputado finales y ha obtenido una buena cantidad de títulos, lo siguen echando de menos. Walter Gaitán se convirtió en ídolo y su salida fue un momento doloroso. Pero su historia en Tigres fue la de un romance que todavía sigue vivo.
Un 13 de marzo de 1977 nació en La Rioja, Argentina, un zurdo que llegó a las inferiores de Rosario Central para desplegar un futbol creativo que lo hizo debutar en el año de 1997. Sus actuaciones con el canalla de Rosario despertaron el interés de equipos europeos. En 1998 la oportunidad de brillar en otros escenarios llegaría.
El Villarreal de España estaba en una situación complicada nadando en la incertidumbre de la media tabla de la liga, y el Chueco estaba llamado a ser figura. Desafortunadamente, la primera temporada en que llegó Walter Gaitán, el equipo perdió la categoría y tuvo que jugar en la Segunda División. Un año después regresó al máximo nivel pero sus apariciones no fueron las mejores.
Walter Gaitán tuvo que regresar al balompié argentino en el 2001. Llegó a Boca en buen momento, pues los xeneizes habían conquistado el título Intercontinental frente al Madrid de la mano de Riquelme, Barros Schelotto, Palermo, el Chelo Delgado y Óscar Córdoba. La oportunidad para el Chueco era inmejorable. Con los del barrio de La Boca conquistó su única Libertadores, sin embargo, quedó fuera de la final Intercontinental frente al Bayern debido a una lesión. Pero en ese momento fue que nació un romance de esos que no puede explicar la lógica: los Tigres de la UANL lo ficharon en 2002.
Lee más: ¿Quién es el Tuca Ferretti?
Su llegada comenzó a rendir frutos. A pesar de no ser un delantero, anotaba, y aunque no era un centrocampista nato, creaba juego. Recordé cuando un crack de este deporte hablaba de esa posición en el campo:
No es un nueve y tampoco un diez, es un nueve y medio
El Mago Gaitán lograba hechizar a los aficionados felinos de San Nicolás de los Garza. No ganó una sola liga en México, pero junto con Andrés El Cuqui Silvera, perforó todas las redes del futbol azteca. En Nuevo León aún duele esa final perdida frente a Pachuca. Qué decir de ese clásico regio en semifinales donde fueron eliminados por un gol en los últimos minutos que anotó el Guille Franco. Sin duda, Walter era un jugador de contentillo, pero su calidad nunca estuvo en discusión.
Después de un malentendido con la directiva, salió por la puerta de atrás con rumbo a tierras hidrocálidas. Pero su amor y pasión por la redonda se había quedado en el Cerro de la Silla. El resultado fue evidente, no rindió lo esperado y se vio obligado a partir del futbol mexicano.
Deambuló por el balompié estadounidense y terminó su carrera en el Atlético Rafaela de su natal Argentina. Alguna vez se mencionó que el pacto de caballeros le impidió su retiro en Tigres. El día en que volvió a un homenaje en tierras felinas, las lágrimas abundaron en el Volcán. La afición miraba cómo Walter, el segundo mejor goleador en la historia del conjunto universitario, volvía a casa. Todos quisieran ver la magia del Divino lanzando pases de gol para André-Pierre Gignac. Por eso y por todas las emociones que generaba dentro del campo, Walter Gaitán sigue siendo coreado en La Sultana.
Acá un top 10 de sus goles.
Por: Jorge Emilio Mendoza Piña / @georgehatetweet