Por: Mario Badillo / @n7mariobadillo
Un joven de 16 años termina su entrenamiento en las canchas de la cantera del Everton en Liverpool. Se cambia el uniforme del equipo, se quita los botines, se despide del resto de sus compañeros y cuerpo técnico; sale a la calle con una modesta maleta negra, camina unas cuantas cuadras y entra en un gimnasio.
Allí, en un recinto medianamente vacío con un ring al centro, se alista para comenzar a entrenar: se venda los puños hasta que quedan bien asegurados y se pone unos guantes de box. Antes de comenzar a desempolvar el costal a golpes, se regala un momento para pensar en su padre, su tío y su hermano.
Cual rayo al impactar contra el suelo, comienza a descargar la energía que lleva dentro. Pasa de una pasión a otra. Poco sabe que al día siguiente debutará frente a más de 40,000 aficionados en Goodison Park.
Wayne Rooney: botines y Guantes
Existe una relación casi simbiótica entre el futbol y el boxeo en la vida de Wayne Mark Rooney. En una entrevista para BBC, explicó cómo es que estar en el ring ha ayudado a su desempeño en la cancha y más allá de eso, en su vida.
El goleador histórico de la Selección de futbol de Inglaterra y del Manchester United comenzó su carrera a los nueve años de edad, en las inferiores del Liverpool, antes de que un visor lo llevara a formar parte del Everton. Con solo 14 años, ya jugaba en la escuadra sub-19. Dos años después, a sus 16, debutó frente al Tottenham.
La gran aportación del ring
El ex-DC United confesó que en su adolescencia siempre fue directamente al gimnasio de boxeo después de sus prácticas de futbol. El inglés se expresó de la siguiente manera:
“Creo que a una edad joven, el box puede hacer más por los niños que el futbol, mantiene a los niños fuera de las calles y fuera de situaciones complicadas en las que puedan involucrarse.
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Te ayuda a desarrollar y trabajar tu disciplina, te ayuda a tener metas como lo hizo conmigo. El que yo haya jugado en Premier League a los 16 años fue gracias al entrenamiento que hacía en box. Me hizo estar físicamente preparado, de otra manera no hubiera podido competir con jugadores de la talla de Sol Campbell y Martin Kewon”.
Su fuerza y desempeño físico es sublime, cada vez que el “10” de Old Trafford tiene el balón, demuestra una descarga de energía y una potencia corporal extraordinaria, el cual, a pesar de las cargas y barridas, deja que Wayne Rooney pase entre líneas como si estuviera entrando en las cuerdas del ring.
Pero el box no solo le enseño a Wayne disciplina y desarrollo físico, sino que le enseñó lo que es tener un alma de boxeador. Así como nunca debes de quedarte en la lona, nunca debes de dar por muerto un balón; uno debe levantarse lo antes posible, poner la guardia arriba y seguir luchando. Ir regate tras regate, intentando no caer llegar a portería y anotar. Noquear a tu rival y anotar un hat trick.
Familia de boxeadores
The Wonder Boy incluso mencionó que practicar box lo ayuda a seguir físicamente en ritmo, ya que cada vez que se lesiona las piernas, continúa boxeando. Al recordar sus tiempos jóvenes como pugilista, relató que una vez noqueó a su hermano cuando su padre les dio guantes de box.
Y es que la familia del actual jugador del Derby County tiene sangre de boxeadores. Su padre, su hermano y su tío lo practican e incluso este último actualmente maneja un gimnasio cerca de Croxteth, Liverpool (donde él nació).
De igual manera es íntimo amigo de Ricky Hatton (campeón de boxeo en peso welter y súper ligero) e incluso sostuvo uno de sus cinturones de campeonato en una pelea en 2007. A pesar de que Hatton es un declarado hincha del Manchester City, mantiene gran relación con una de las máximas figuras del United.
Cuando jugaba con los Red Devils era habitual que Rooney invitara a boxeadores, compañeros y amigos a su casa para practicar. En un video, aparece boxeando con Phil Bradlsey (defensa del Burnley) donde el ex-red devil es noqueado.
Él argumentó que no fue noqueado debido a que el vídeo se corta. Él se levantó y siguieron peleando; para cuando terminaron, la nariz de Wayne estaba molida y la boca de Bradsley ensangrentada. Horas después le anotó un gol al Tottenham el cual lo festejó lanzando una lluvia de golpes para finalmente caer noqueado.