Hace unos días, mientras buscaba algo para ver, decidí entrar a YouTube. Casualidad, el algoritmo o qué sé yo, pero entre las recomendaciones de reproducción apareció un título al que de inmediato le di clic: “Atlético San Pancho Película Completa”.
*Este blog no es una reseña de la película*
Corría el 2001, época en la que iba en quinto de primaria y tenía 10 años de edad. Para ese entonces el futbol era ya parte importante de mi vida. Iba con el balón a todos lados; los álbumes Panini (de caricaturas y pamboleros) se convirtieron en tesoros; los Total 90 de Nike eran los tacos que todos queríamos tener. Y ya ni hablar de: Figo, Beckham, Zidane, Rivaldo, Totti, Owen, Shevchenko, Verón o Kahn, los futbolistas del momento a los que todos buscábamos emular en el recreo mientras el imaginar transformaba una botella de Frutsi vacía en el balón ideal con el que buscábamos anotar gol en las porterías improvisadas con suéteres o chamarras.
Además, había un ambiente especial, pues estábamos a un año del Mundial de Corea-Japón 2002; el primer torneo de este tipo que se celebraría en Asia, lo que obligaría a la parte occidental del mundo a tener que desvelarse para los juegos. Pero bueno, eso es otra historia.
En fin. Un día que mis papás me llevaron al cine, uno de los próximos tráilers llamó mi atención y de inmediato les dije: “¡Tenemos que verla!”. El avance arrancaba con un viejo conocido del cine y televisión mexicana, Héctor Suárez, al que específicamente yo ubicaba por su programa ¿Qué nos pasa?. Y recuerdo que esa primer frase que le escuché decir me atrapó por completo: “Y comienza la leyenda, la del Atlético San Pancho”.
Ya en el avance de la película, las escenas me dejaron boquiabierto. Niños jugando futbol en canchas de tierra, en pasto, en todos lados, pero lo que más me sorprendió fue verlos hacerlo en el estadio Azteca. Y hasta mi mamá me dijo durante aquellas escenas: “¿Ya viste quién es el director de la peli? Es Gustavo Loza, el que creó (y produjo) Bizbirije”. Cómo rayos no iba a querer verla, si ese programa era pieza fundamental de los niños a mediados de los 90.
San Francisco del Rincón, cuna del futbol mexicano
Ver la película significó todo un golpe de emociones. De un momento a otro, el Capi Tafoya y Maru se convirtieron en referentes, bueno, aunque tampoco podemos descartar a Mauro el Pelé Sánchez, a la hormiga Cruz y por qué no, hasta la Torta. ¿Qué importaba si eras niño o niña? El punto era jugar futbol. ¿Qué importaba si vivías en un lugar como San Francisco del Monte? Con que tuvieras un balón a tus pies, transformabas cualquier sitio en la mejor cancha del mundo. Descubrir que así como yo, había tantos niños que soñaban por y para el futbol fue impactante.
“¿Nunca has visto a una niña jugar?”. (Maru)
Se puede discutir mucho (o no) acerca del comercialote de Coca-Cola a lo largo del filme. Pero en ese entonces solo pensaba en cosas como: “¡Yo tengo ese balón! rojo, igualito!” o “¡El mismo lunes les digo a mis amigos que tenemos que inscribirnos al torneo de Coca!”. Que dicho sea de paso, hasta antes de la película, la Copa Coca-Cola se jugó por primera vez en la historia precisamente en México, en 1998. Así que tenía poquito de haber sido creada. Todos queríamos jugar una final en el mítico Coloso de Santa Úrsula y claro, entonar el himno nacional.
Y entre la música de Molotov, Kinky, la Gusana Ciega, etc. y los míticos uniformes del Atlético San Pancho haciendo honor a la mascota oficial del equipo, Mascarita. Por supuesto que no podemos dejar de lado la participación, específicamente, de dos adultos en la película: Don Pepe, conserje, motivador, segundo entrenador del Atlético San Pancho (o eso intentó), pero sobre todo, amigo de los niños y Alberto “el Figura” Estrada, mítico futbolista de San Francisco del Rincón, entrenador del Atlético San Pancho y hasta maestro de vida.
“Esos niños tienen algo que a muchos profesionales se les ha olvidado: corazón, pureza, coraje”. (Don Pepe)
Recuerdo con mucho aprecio a don Pepe, pues al final resultó ser quien creyó en los niños y los motivó a seguir al pie de la letra aquella frase que venía en el balón rojo: “Haz tu sueño realidad”. Ese amor guionizado, de una manera resultaba genuino, y me hacía pensar en las personas que también me motivaban. Y bueno, qué decir de “el Figura” Estrada, representaba todo aquello a lo que aspirábamos: jugar en Primera División, además, ese look de finales de los 90 e inicios del 2000 se veía padrísimo. Ahora ya a la distancia no tanto. (valium) Además, verlo con playeras del Inter de Milán o Ajax y vistiendo la del Necaxa junto a Álex Aguinaga resultó indescriptible.
Han pasado 20 años desde que se estrenó, 20 años desde que fui a verla al cine y, sin embargo, las emociones y sentimientos siguen volcándose de una manera fascinante. Es cierto, ahora también la miro desde otra perspectiva y me doy cuenta que, incluso, se habla sobre el clasismo o bien, que el tema cultural es fuertemente aprovechado. Pero eso será para otro escrito.
“Es que sin el fut, no vale la pena vivir”. (Toño “Capi” Tafoya)
Han pasado 20 años y ahora que la volví a ver, me emocioné, lloré, y recordé ciertas cosas acerca de la pasión por el futbol que de repente se nos olvidan conforme vamos creciendo. Cada uno sabrá cuáles son.
A la distancia han pasado muchos años, sin embargo, de alguna u otra manera, cada uno ha seguido cercano al futbol. Tal vez ya no usamos esas grandes playeras de finales de los 90 e inicios del 2000, tal vez ya no logramos ser futbolistas profesionales, tal vez ya no se encuentra con nosotros aquella persona con la que podíamos ir al estadio o ver los partidos de nuestro equipo favorito, pero, ojalá, que el amor y los sueños por el futbol sigan intactos.
Que la leyenda del Atlético San Pancho continúe…
«¡Viva San Pancho!,
¡San Pancho ganará!,
¡Y aunque les pese,
San Pancho es su papá…(…)!».
Leer más: Sócrates: pensar con el balón
Síguenos en Google News
Por: Ricardo Olín García / @ricardo_olin