Kashima en japonés significa tierra de ciervos. El santuario de la ciudad, uno de los más famosos de Japón, ha criado y refugiado ciervos por más de mil 300 años, ya que en muchas religiones son vistos como mensajeros espirituales. No es sorpresa que el equipo de la ciudad -los Kashima Antlers, que significa astas o cornamenta en inglés- adoptara el animal como su símbolo y que en Zico sigan viendo un espíritu que los guía.
Fundado como Sumitomo Metal Industries Football Club en 1947, se mudó a su actual ubicación en 1975. En los primeros años, el club participó en la Segunda División del futbol japonés, que rayaba en el semi profesionalismo. Sin embargo, en 1993 se fundó la J-League y el equipo ascendió, en parte porque habían contratado al astro brasileño Zico.
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El Pele blanco, uno de los mejores jugadores cariocas que ha existido. Después de jugar casi toda su carrera en el Flamengo, había decidido tomar un último reto en Japón con los Kashima Antlers. Con 40 años y a pesar de que solo jugó una temporada en la que no consiguieron el campeonato, gracias a la habilidad, a los 45 goles en 64 partidos y a su carisma, Zico inició un romance entre el futbol japonés y los brasileños que alcanzó su clímax en el Mundial del 2002. Zico, después de retirarse, tomó la dirección técnica del club y ahí inauguró una dinastía.
Ganaron su primer campeonato en 1996 y desde entonces no se han detenido en la senda del triunfo. La mano de Zico se sigue viendo en una cantera fuerte, pues no hay duda que la imagen del ídolo no se marcha nunca. Y es que fue tal la influencia, que el brasileño incluso tiene una estatua en el estadio de los Antlers.
A propósito de la huella de Zico, el centrocampista Mitsuo Ogasawara, comenta:
Zico es un ídolo brasileño, y nos enseñó cómo deben prepararse y jugar los profesionales, y cómo gana un equipo. […] Ese espíritu y estilo de fútbol ganador, y lo que significa ser un equipo, se ha ido transmitiendo incluso cuando nuestros jugadores y entrenadores han cambiado. Creo que ha sido un factor primordial para los numerosos títulos que ha ganado el Kashima.
Por: Bernardo OV