
Por Eugenio Tamés
Así como hay actuaciones destacadas de futbolistas que trascienden en la mente de los aficionados, también existe la infamia memorable.
Momentos vergonzosos, irresponsables o incluso despreciables, de igual manera pueden quedar registrados en los libros de historia del deporte, incrementando el legado de su protagonista.
Hay un claro ejemplo de ello: el de uno de los mejores mediocampistas de la historia: Zinedine Zidane. A pesar de contar con una carrera envidiable, tendrá una mancha eterna en su historial.
Y es que no hay escenario más importante en el fútbol que una final de la Copa del Mundo. En dicho contexto todo se magnifica: los goles son míticos, las jugadas espectaculares convierten a futbolistas en genios y los errores son sinónimo de catástrofe.
La gran final del Mundial de Alemania 2006 se fue a tiempos extra, después de un empate parcial 1-1 entre Francia e Italia tras 90 minutos. Zizou había marcado el primer gol del partido y Marco Materazzi igualó el marcador.
Aun así, pocos recuerdan estos nombres específicos en este contexto por sus anotaciones, sino por lo sucedido al 110’.
La imagen es icónica: un Zidane que, por la posición de su cuerpo, podría estar haciendo una reverencia y un Materazzi que a pesar de sus constantes provocaciones parecía incrédulo ante el cabezazo que recibió en el pecho.

El “10” francés explica que su rival insultó a miembros de su familia, pero el encuentro no entiende de excusas y la expulsión tuvo influencia directa en el resultado final. Todo se definió en penales y, ante la ausencia del mejor cobrador francés, Italia se erigió como campeona.
Les pregunto, ¿qué es más recordado cuando se habla de Zizou? ¿Su volea ante el Leverkusen en la final de Champions League? ¿Sus características ruletas? ¿O el cabezazo al pecho de Materazzi?
Para mí, es este último.
Pero, ¿ese acto opaca la imagen del francés como leyenda? Yo creo que incluso la enaltece. No porque sea un hecho a celebrar. Simplemente porque logró elevar la figura de Zidane a icono de la cultura popular que hasta trasciende el fútbol.
Seguramente el astro francés hubiera preferido levantar una Copa del Mundo. Aun así, su expulsión en la final se cuenta más como un hecho histórico que como una vergüenza y esto se refleja en el respeto con el cual el mundo del fútbol percibe al elegante Zinedine Zidane.
*Mira nuestro episodio completo de Club Rabona en el que platicamos sobre Zidane y las similitudes que tiene Jude Bellingham con él.