
Cuando era niño y empecé a ver futbol, una de las certezas que tenía era que el Cruz Azul jugaba en el Estadio Azul. Y cómo no, si tanto el equipo, como el estadio, como la playera era, en todos los casos, azul.
Fue hasta varios años después que supe que ese estadio no le había pertenecido siempre a La Máquina, que de hecho muchos pero muchos equipos más habían jugado ahí, y también que Cruz Azul tuvo otros estadios antes.
Todo empezó en el que hasta hoy ha sido verdaderamente su único estadio, es decir, que le pertenezca al club. Se trata del 10 de diciembre, ubicado en Tula, Hidalgo. Incluso a la localidad precisa dentro del municipio se le nombró Ciudad Cooperativa Cruz Azul. Ahí fue donde nació el equipo, donde debutó en primera división y donde incluso ganó sus primeros dos títulos en el máximo circuito.

Fue así que de cara a la temporada 71-72 la institución tomó la decisión de mudar al equipo al entonces Distrito Federal. El Estadio Azteca, que había sido inaugurado apenas cinco años antes, se convirtió en el nuevo estadio de los celestes, y fue ahí donde escribieron sus años más gloriosos.
En su primera temporada en Ciudad de México, Cruz Azul logró el campeonato que a la postre se convertiría en un tricampeonato. Y por si fuera poco para cerrar la década de los setenta, el equipo logró otro par de títulos. De manera que entre 1969 y 1980, La Máquina se proclamó campeona en siete ocasiones. Dos en el 10 de diciembre y cinco más en el Azteca.

Tras esta época dorada en la que Cruz Azul se convirtió en quizá hasta ese momento el segundo equipo más importante del país y en el segundo más ganador, solo detrás de Chivas, vino la primera gran sequía del club. Pues tuvieron que pasar 17 años para que volviera a ser campeón. La imagen ya la conocemos todos, Carlos Hermosillo con sangre en la cara disparando un penalti y anotando el gol de oro contra León.
Se trató del único título que La Máquina ganó mientras su estadio de local era el Azul, aunque el trofeo lo alzaron en el Nou Camp pues allá se cerró la serie. Fueron 22 años en los que perdieron cinco finales de liga, dos de ellas cerrando la vuelta en casa. Al día de hoy y sobre todo para quienes crecieron en los noventa y los dos mil, ninguna sede tiene tanto arraiga al equipo como el Estadio Azul, sin embargo, fue durante su estancia ahí, el equipo se convirtió incluso en burla para el futbol mexicano.
Tras el anuncio de la supuesta demolición del lugar, Cruz Azul tuvo que buscar de nuevo otro destino y el elegido fue regresar al estadio que más veces lo vio campeón: el Azteca. En su primer torneo ahí el equipo fue líder, no obstante volvió a caer en la final contra América, tal como en 2013.
Pasaron tres años para que se rompiera una nueva sequía que perduraba desde 1997. El equipo se volvió a coronar aunque lo tuvo que hacer a medio estadio por la pandemia. Dos años más tarde regresó al Estadio Ciudad de los Deportes, y así Cruz Azul tuvo un año casi de ensueño, dirigido por Martín Anselmi, pero no pudo alcanzar la final y su último partido como local en el estadio fue la derrota 3-4 en semifinales contra América.

De manera sorpresiva, la institución no llegó a un acuerdo con la administración del estadio, cosa que el América sí, por lo que la escuadra celeste tuvo que buscar de nueva cuenta otra sede, que encontró en el Estadio Olímpico Universitario. Aunque la condición fue clara: Pumas no jugaría de visitante en su propio estadio, así que en el encuentro de la jornada 14 en el que Cruz Azul es local, tendrá que recibir a los universitarios en el Estadio Cuauhtémoc de Puebla.
Es así que Cruz Azul ha tenido que deambular por estadios en busca de una casa. La realidad es que el equipo tiene su hogar, su verdadero hogar, sin embargo es uno al que por nada del mundo está dispuesto a regresar.