
El país que, virtualmente, no conoce la pobreza, tampoco conoce lo que es ganar un partido oficial de futbol en los últimos 5 años.
Acompáñenme en un viaje a uno de los países más pequeños de Europa. En la región de los Alpes, entre Austria y Suiza, se encuentra el Principado germanoparlante de Lichtenstein; uno de seis reconocidos como “micro-Estados” del viejo continente.
Lo curioso de este país es que no tiene un idioma propio, ni su propia moneda, ni un aeropuerto, pero es uno de los países más ricos del mundo.
Múltiples estudios ubican a Liechtenstein como el estado con el segundo Producto Interno Bruto per cápita más alto del mundo. Esto se debe a una fuerte industria de manufactura de alta tecnología, así como por ser un paraíso fiscal.

Sus 40,000 habitantes viven en una pequeña quasi-utopía, entre paisajes alpinos impactantes y un alto estándar de vida, pero con poco interés en el futbol.
Actualmente, la Selección de Lichtenstein se ubica en la posición 204 de 210 en el ranking FIFA y no sabe lo que es ganar un compromiso oficial desde septiembre de 2020, cuando derrotaron a San Marino de la Nations League.
Esta rivalidad, se ha convertido en una suerte de clásico con morbo, entre las dos peores naciones de la UEFA.
Liechtenstein cuenta con una Federación que rige su futbol, pero no cuenta con una liga, ya que no tienen los equipos suficientes para formarla. Sus siete clubes participan más bien en divisiones inferiores de Suiza.
Aún así, suelen disputar una copa local, en la que el FC Vaduz suele clasificarse a fases previas de la Conference League.
Liechtenstein parece ser un paraíso para habitar, no tanto así para vivir la pasión del futbol.