
César Huerta se convirtió en uno de los futbolistas más importantes de la Liga Mx con Pumas. ¿El problema? El Club Universidad Nacional se volvió un equipo “Chino-dependiente” y su salida al fútbol de Bélgica los dejó mermados.
La vida post-Huerta ha sido complicada para los felinos y los dos directores técnicos del equipo han lidiado con su ausencia de forma diferente.
La falta de un perfil desequilibrante fue aún más clara en la etapa de Gustavo Lema al frente de la institución.
Durante el Apertura 2024, el entrenador argentino logró explotar un plantel limitado para convertirlo en un conjunto competitivo a través de un plan de juego reactivo. Con un 5-3-2, Pumas priorizó el orden defensivo para después atacar al espacio con velocidad en la transición ofensiva.
Los dos hombres más adelantados eran, comúnmente, el Chino y un centrodelantero menos móvil como Guillermo Martínez. En el juego directo, el Memote era el objetivo de balones divididos para aprovechar su físico, y los segundos balones eran disputados por Huerta.
Aunque esto provocaba pocos contextos de superioridad numérica en ofensiva para los universitarios, el Chino tenía ese desparpajo individual para crear sus propios espacios y, posteriormente, buscar portería o habilitar a un compañero tras atraer marca de rivales.
Con esa idea de juego, Pumas culminó en la cuarta posición de la tabla general y cayó en cuartos de final ante Rayados.
En el siguiente torneo, la salida de Huerta significó el restar del equipo a un pilar de Lema. Y es que existen pocas posibilidades de que en el plantel actual del club exista un perfil similar.

Siendo más específicos, Jorge Ruvalcaba parece ser el único futbolista con las características para asemejar de alguna manera el rol del Chino. El oriundo de California es veloz, vertical y le gusta probar a la defensa contraria mediante el regate en el uno-contra-uno.
Eso sí, es un talento al que le falta pulir aspectos de su juego, como la calidad de toque, tanto en el pase como en la definición. Por más que el técnico argentino lo habilitó en diferentes posiciones, incluyendo carrilero, extremo y segunda punta, nunca encontró la regularidad.
Las lesiones y la falta de constancia en su nivel no han dejado que se asiente como una pieza confiable en la Liga Mx y, por ello, el estilo específico de Gustavo Lema, muy dependiente del juego directo, se vio afectado en el Clausura 2025.
Efraín Juárez llegó al banquillo con gran expectativa de la afición auriazul después de su breve pero exitoso paso por Atlético Nacional.
El canterano puma, al igual que su predecesor, insiste en explotar el talento de Ruvalcaba. El de 23 años suele partir ahora del costado izquierdo, donde también se ubica un lateral bajo (Duarte o Ergas). Esto apela al recorrido constante e incansable de Jorge.
En el extremo opuesto, Leo Suárez interioriza de manera constante, cediéndole el carril exterior al lateral derecho (Bennevendo o Monroy).
Juárez también ha buscado recuperar el nivel de Funes Mori y de Piero Quispe con una ofensiva más posicional. Esta idea de juego sigue siendo un proyecto en desarrollo, en el que los mejores momentos del Club Universidad aún dependen del nivel individual de sus hombres talentosos como Leo Suárez y Adalberto Carrasquilla.
Al recaer menos en la transición para generar peligro al ataque, Efraín busca terminar con la “Chino-dependencia”, misma que aún no ha sido del todo superada.