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No fue un juego

No fue un juego” es una exposición artística sobre futbol durante el nazismo y el holocausto. Revela historias de jugadores judíos que fueron proscritos por el sistema intolerante y genocida, así como no judíos que se negaron a apoyar al régimen. Se presentó en la Sinagoga Justo Sierra, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, del pasado 29 de mayo al 10 de junio. 

Además, hubo la oportunidad de ver balones intervenidos por artistas de la comunidad. La muestra trata de bajar a hechos cotidianos y populares los estragos del periodo nazi y las consecuencias que éste trajo. 

Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Vivian Wulh, vicepresidenta del Comité de Actividades del Centro Deportivo Israelita, quien comentó sobre la potencia del juego: “el futbol es un generador de cultura, que conlleva transmisión valores, tradiciones, que identifican a un pueblo”. 

Wulh resalta que lo fundamental es dimensionar lo que pasó y traerlo a la actualidad para analizarlo y evitar que vuelva a ocurrir una desgracia como la que sucedió durante la Segunda Guerra Mundial. Los hechos aislados de discriminación e intolerancia también tocan al deporte más popular del mundo. 

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Nuestra labor como aficionados, líderes de instituciones deportivas, periodistas, es entender que el futbol en sí no debe ser una herramienta para otro fin, sino que el futbol es el fin en sí«. 

La exposición narra, entre otras, la historia de Matthias Sindelar, la estrella austriaca que se negó a jugar para Hitler.

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En la primera década del siglo XX, la selección austriaca era una potencial mundial, dando partidos memorables frente a potencias globales; la prensa incluso catalogó a la escuadra con la etiqueta de “Wunderteam” (equipo maravilla). En abril de 1936, con la anexión de Austria al régimen nazi, la selección desapareció. Matthias Sindelar era un delantero extraordinario, lo apodaban “Der Papierene” (El Hombre de Papel).

La selección se disolvió y el primer equipo alemán convocó a los jugadores más valiosos de Austria. Sindelar no quiso jugar en la selección alemana que disputó el Mundial de 1938 en Francia.

Murió en Viena, en enero de 1939. Según la policía local, falleció por asfixia con monóxido de carbono en su casa. Nunca se esclareció su muerte, pues se presume que fue consecuencia de una venganza del régimen nazi.

Para Vivian Wulh, el futbol es un generador de cultura que puede ser una herramienta -claro, depende su utilización- que puede producir cambios positivos en una sociedad.

Esta exposición fue creada y elaborada en Argentina por el periodista Leonardo Albajari, quien la inauguró en 2018 en el museo de River Plate. Por si fuera poco, en 2018 la exposición ganó el Premio Honorífico “Julius Hirsch”, otorgado por la Federación Alemana de Futbol.

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Por: Ángel Magno / 

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