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Estrellas negras

«El deporte tiene el poder de transformar el mundo.
Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas.
Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales».

(Nelson Mandela)

El año de 1966 marcó el primer y único título de la Copa del Mundo para Inglaterra, nación que, además, fue sede para dicho cotejo. Sin embargo, el certamen mundialista transitó con la sombra de un boicot enarbolado por todo un continente. África asestó un golpe que revolucionaría por siempre al futbol.

Dos etapas comprendidas en la historia del siglo XX permitieron que el continente africano comenzara un proceso desgarrador, violento y complejo, para así pretender la búsqueda de una libertad negada. 

Descolonización

La revolución industrial (1760-1840), además de traer consigo un proceso de transformación socioeconómico y tecnológico, también tuvo consecuencias que afectaron directamente al continente africano, por ejemplo: la colonización y repartición de dicho territorio entre diversos países europeos; esto a su vez permitió el tráfico de esclavos, y, por supuesto, la sobreexplotación de los recursos naturales.

La colonización fue presentada como una misión civilizadora y evangelizadora, aunque es claro que dicha conquista estuvo sustentada en las armas. Representó una búsqueda de poder económico que vitoreaban cual estandarte las naciones que irrumpieron en África: Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal y Reino Unido.

El primer intento de insurrección de diversos pueblos africanos llegó tras la finalización de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Esto debido a las pérdidas –en mucho sentidos— sufridas por los países involucrados, pues debieron “descuidar” las colonias establecidas. Sin embargo, la sublevación no prosperó.

La Segunda Guerra Mundial

El fin de la Segunda Guerra Mundial (1939 -1945), marcaría un nuevo hito en la reivindicación libertaria de África. El 25 de octubre de 1945 nacería la Organización de las Naciones Unidas (ONU, por sus siglas en inglés), misma que pretendía: seguridad internacional, reducción de armamento, acceso de todos los países a los recursos del mundo y, por supuesto, la garantía de la libertad.

Aunque pareciera que todo esto quedaba tan sólo en un discurso vacío, pues las grandes potencias coloniales se opusieron principalmente al derecho de la libertad y autodeterminación de los pueblos. El primer ministro de Inglaterra, W. Churchill, fue uno de los representantes colonos que alzó la voz contra este derecho.

Balón entre cadenas

Tanto España, como la República Federal de Alemania e Inglaterra, fueron las naciones que presentaron en el año de 1960 su candidatura ante la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA, por sus siglas en francés), pretendiendo ser sede de la octava Copa del Mundo. El país ibérico dio un paso atrás en la pugna por dicha organización, dejando tan sólo dos aspirantes en disputa. Los ingleses terminaron por ser los vencedores con 34 votos a favor, mientras que su contrincante contó con 27.

El seleccionado brasileño, como el inglés, clasificarían de manera directa al cotejo mundialista. El primero por haber resultado campeón en la anterior edición (Chile 62´), y el segundo por ser el país sede. De tal manera que, un total de 69 cuadros competirían por ocupar 16 plazas. Dichos equipos se dividirían en 5 zonas, consideradas a partir de su zona geográfica:

Europa: 9 plazas, disputadas por 32 equipos (Incluyendo Israel y Siria).

Sudamérica: 3 plazas, disputadas por 9 equipos.

Norteamérica, Centroamérica y el Caribe: 1 plaza, disputado por 9 equipos.

Asia y Oceanía: 0,5 plaza, disputada por 3 equipos. (el ganador se enfrentaría a la selección campeona en África para acceder al Mundial).

África: 0,5 plaza, disputada por 16 equipos (el ganador se enfrentaría a la selección campeona de Asia u Oceanía para acceder al Mundial).

La fase clasificatoria para la Copa del Mundo de Inglaterra 66´ llegó en un contexto donde la descolonización africana se estaba erigiendo. En 6 años, más de 30 naciones lograron derrocar el lastre de las cadenas impuestas por el dominio europeo. Y entre ellas, una en especial, halló un líder que, a partir del futbol, buscó cohesionar orgullo y unidad africana: la Ghana dirigida por el presidente Kwame Nkrumah.

Kwame Nkrumah y Ghana

Antes llamada “Costa del oro”, Ghana se convirtió en el primer país del África negra que se independizó, esto al hacerlo de Gran Bretaña el 6 de marzo de 1957. Nkrumah, comenzó su mandato el 1 de julio de 1960 y con él se retomaría con fuerza un movimiento político, social, cultural y filosófico, que buscaba la unión de cada nación africana bajo una misma identidad: el panafricanismo.

Precisamente, el 25 de mayo de 1963, Nkrumah pronunció un discurso ante los jefes de los estados independientes de África, el cual enmarcaba con fuerza el significado del panafricanismo: “Esta mitad del siglo XX, es de África. Esta década, es la década de la independencia africana”.

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El dirigente ghanés, criticó severamente el que la FIFA otorgara tan sólo medio boleto para el futbol de África. Además, el seleccionado que lograra dicha hazaña, todavía tenía que disputarse un puesto para el Mundial contra algún equipo asiático u oceánico.

Todo esto argumentando que dichas disposiciones resultaban contrarias a los valores de igualdad y libertad que la FIFA decía tener. Nkrumah no permitiría que el imperialismo europeo siguiera sometiendo a su pueblo. Por lo que presionó a partir de la Confederación Africana de Futbol (CAF, por sus siglas en francés) al máximo organismo del futbol.

Una plaza para África

La CAF envió un memorándum con destino a Zúrich: “Limitamos nuestra exigencia, en el nombre del juego limpio y de la equidad, a que una plaza mundialista sea otorgada a África”.

La FIFA pudo haber rectificado ante tal situación. Sin embargo, el secretario general, Helmut Kaser, convenció al presidente Stanley Rous que resultaría malo para el prestigio del organismo cambiar de decisión: «Ya que las medidas del comité organizador son definitivas, no creo que por el prestigio de la FIFA, sea buena idea alterar las decisiones, incluso si algunos de los argumentos de la CAF parecen razonables. Es una pena que nuestros propios miembros estén trabajando en contra de nuestra decisiones», sentenció Kaser.

Por si fuera poco, a toda esta tensión, se sumaría una más: el apartheid.  Dicho sistema de segregación racial se adoptó como política oficial desde 1948 –hasta 1991- por parte de los afrikáner (descendientes de colonos holandeses), tanto en Sudáfrica como en Namibia.

La instauración de leyes que establecían que un hombre era superior respecto a otro por el color de piel, transgredieron también el césped, pues el gobierno sudafricano envió a la disputa por ese boleto y medio a una selección compuesta únicamente por jugadores blancos, decisión que la FIFA aceptó. En contraposición, la CAF expulsó a Sudáfrica por dicha política racial.

Gajos blancos y negros

La CAF declaró que de las 15 selecciones elegibles –no se cuenta a Sudáfrica- para jugar su posible acceso al Mundial, ninguna lo haría. La pretendida clasificación tricontinental fue por completo funesta. De las 19 selecciones que podrían haberse inscrito, tan sólo lo hicieron 4: Australia, Corea del Norte, Corea del Sur y Sudáfrica. Sin embargo, poco antes de llevarse a cabo los juegos clasificatorios, Sudáfrica terminó por ser inhabilitada por la FIFA, debido al carácter racista de su convocatoria.

A esa ausencia se sumó la de la selección surcoreana, quienes por cuestiones políticas tomaron tal decisión. Corea del Norte logró su clasificación al vencer a los australianos tras dos partidos. El Mundial del 66´no contó con ninguna selección representante del continente africano.

La Pantera Negra

Sin embargo, hubo quien dentro de la cancha propinó –con goles— un duro golpe a la FIFA. Un africano llamado Eusébio da Silva Ferreira, la pantera negra, aquel delantero mítico del Benfica, terminó como goleador de dicho Mundial al anotar en 9 ocasiones. Irónico, representó Portugal, no por nacimiento sino porque su país de origen, Mozambique, por ese entonces era colonia lusitana.

Inglaterra se coronó campeona en su propia fiesta mundialista. La FIFA tomó ciertas decisiones al culminar la justa: Por un lado, Sudáfrica no volvió a ser inscrita como miembro del organismo hasta la caída del apartheid; por otro lado, para el siguiente certamen del orbe futbolístico, los africanos ya contarían con una plaza fija.

Cinco sitios

Hoy en día, tienen cinco lugares. Y no sólo eso, Egipto había sido la única selección representante de África en acudir a una Copa del Mundo (Italia 34´), pero desde el boicot en el 66´, al menos, alguna selección de aquella tierra ha estado presente en cada Mundial posterior.  

El balón y el panafricanismo: la unión de cada nación bajo una misma identidad. La libertad de correr en un campo, uno en que la geografía carece de fronteras. Ensoñación que supera la realidad y permite hablar un mismo idioma: futbol.

Nota: El profesor procedente de Burkina Faso (África occidental), J. Ki-Zerbo, estima que en cuatro siglos, la trata practicada por los europeos costó a África 100 millones de seres humanos, más los 30 millones robados por los traficantes árabes para el medio oriente (Ki-Zerbo, 1991). Sin dejar de lado que aún hoy día no se cuenta con siquiera un aproximado de cuántos africanos fueron enrolados como soldados para combatir tanto en la Primera como Segunda Guerra Mundial por naciones que no eran suyas, para morir en guerras que no fueron suyas.

 

Por: Ricardo Olín García / @ricardo_olin

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