Hoy es el día. Tu momento ha llegado, estás a punto de disputar uno de los partidos más importantes de tu carrera como futbolista profesional. Se disputa la Cecafa (Council for East and Central Africa Football Associations) Challenge Cup Sub-20. Eritrea contra Zanzíbar, un 29 de septiembre de 2019. 90 y un par de minutos después, la Selección de Eritrea celebra la victoria 5-0 lo cual significa que enfrentará Kenia en semifinales.
Tú regresas al camión del equipo con un doblete en el bolsillo y el trofeo del jugador del partido. Sin embargo, continúas sudando a pesar de que el partido ya terminó, el desafío apenas comienza. Al arribar al hotel y ver las caras de los oficiales gubernamentales sabes que está es la noche, llegó tu momento. Huir de Eritrea de una vez por todas en búsqueda de una mejor vida. Hoy es el día.
Futbol en Eritrea: horror basado en hechos reales
Contrario a lo que se pueda pensar, este no es un fragmento de un guión dramático para Hollywood. Para Mewael Yosief esto fue la realidad. En una entrevista con The Guardian, el alto mediocampista reveló cómo es vivir siendo futbolista profesional para la Selección de Eritrea.
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Yosief decidió huir junto a sus compañeros Simon Asmelash, Hermon Yohannes y Hanibal Tekle mientras todos celebraban la victoria y tras convencer a los guardias del gobierno que “irían por un paseo”. Desertaron sin mirar atrás, en búsqueda de una mejor vida.
Tres semanas después realizaron un video a través de One Day Sayoum (un grupo enfocado en los derechos humanos de la población de Eritrea) rogándole al Alto Comisionado de Refugiados de las Naciones Unidas (UNHCR, por sus siglas en inglés) que les concedieran asilo en otro país.
Palabras de un valiente
“Queríamos pedir ayuda… la UNHCR nos contactó y nos dijo que nos llevarían a un lugar seguro y aquí es donde estamos. Ahora esperamos una decisión que sea favorable para nosotros. No podemos permanecer en Uganda, hay demasiados eritreos trabajando para el gobierno aquí y siguen cazándonos.”
El futbol en Eritrea es una salida: algunos usan su status como futbolistas internacionales para tratar de escapar de uno de los regímenes más opresores de los últimos años. En 2009, después de los partidos clasificatorios a la Copa del Mundo, trece jugadores consiguieron refugio en Kenia; otros diez se rehusaron a regresar de Botsuana al año siguiente. En 2012, todo el equipo utilizó la Cecafa Cup como ruta de escape y eventualmente se asentaron en Holanda.
Una cruda realidad
Bajo el gobierno del presidente Isaías Aferwerki, las severas medidas a grupos y manifestaciones religiosas, el veto a que un grupo mayor a dos personas se reúnan en espacios públicos y un servicio militar de por vida son algunos de los factores que han contribuido a que el 9% de los 5,7 millones de habitantes de Eritrea sean refugiados.
“Ser un futbolista no significa nada. En casa, debes tener un permiso para caminar en tu propia ciudad. Aunque los policías sepan que eres un futbolista y te reconozcan, no les importa, simplemente te golpean y te arrestan. Me ha pasado a mí. La única esperanza que te mantiene con ganas de seguir adelante es que un día te seleccionen para jugar en una competencia internacional como en la que estábamos para tratar de escapar” comentó Mewael Yosief, sobreviviente de la atroz situación en Eritrea, quien buscó la libertad a través del futbol.
Por Mario Badillo / @n7mariobadillo