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Mario Vargas Llosa

Previo a Rusia 2018, la Selección Peruana de futbol no participaba en una Copa del Mundo desde hace 30 años. La última ocasión fue España 1982, torneo en la que Mario Vargas Llosa asistió como reportero y recorrió la península ibérica con prisas y sin la oportunidad de corregir los textos y las crónicas que redactaba. Sin embargo, él mismo ha dicho que aquella cobertura es una de las mejores experiencias que ha vivido, todo lo contrario a lo que sintió cuando supo del nombramiento de Bob Dylan como Premio Nobel de Literatura en 2017.

La polémica frase que desató controversia

En ese momento, el mundo de las letras se dividió en defensores y detractores; unos aplaudieron la decisión de la Academia Sueca y refrendaron su gusto por las letras de las canciones y su construcción poética, mientras que otros, como Vargas Llosa, demeritaron el fallo a pesar del gusto por la música del cantante estadounidense.

«¿El próximo año le darán el Premio Nobel a un futbolista?». (Mario Vargas Llosa)

La intervención del escritor peruano no fue sorpresiva tomando en cuenta la imagen mediática con la que cuenta el reconocido representante del boom latinoamericano. Tampoco causa revuelo el hecho de que no apoyara la decisión tomando en cuenta el gremio literario al que no pertenece Dylan. Lo que realmente dejó boquiabierto a más de uno, fue el comentario que hizo al criticar el crecimiento de la cultura espectáculo y preguntarse: «¿El próximo año le darán el Premio Nobel a un futbolista

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Mario Vargas Llosa, el aficionado

Probablemente, la respuesta del nacido en Arequipa resultó natural para quienes solamente conocen su incursión narrativa y no se han preocupado por conocer su faceta como aficionado del futbol, surgida antes que su pasión por las letras.

Cuando apenas contaba con 10 años, entró al Estadio Monumental de la mano de su tío y se convirtió en uno de los más fervorosos hinchas de Universitario. Pero los más recalcitrantes, tanto en su obra como en su afición, saben que desde las primeras líneas de Los cachorros y en la mayoría de sus textos, Vargas Llosa se valió de la pelota como pretexto y recurso literario en el devenir de sus obras.

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Es cierto que el autor de Conversación en la Catedral fue partidario de tendencias izquierdistas en su juventud. Incluso formó parte del Comité de Casa de las Américas hasta que, junto con Julio Cortázar, fue catalogado como enemigo por parte de los dirigentes del poder cultural de Cuba en el año de 1971. De ahí en adelante, sus posturas comenzaron a inclinarse un poco más por la derecha, tanto en la política como en el futbol.

Cambió la emoción de los goles de Lolo Fernández ante Alianza Lima y con la playera de la Selección de Perú por el primer campeonato mundial de España en 2010; los partidos del Universitario de Deportes por la Cátedra del Real Madrid y el Estadio Monumental por el Santiago Bernabéu ante la invitación de Jorge Valdano, así como también la emoción del hincha por los discursos de su campaña política.

Así como en el recorrido del héroe en la literatura, el escritor regresó a la casa de la U –donde tuvo la oportunidad de jugar en su infancia- para recibir un homenaje después de ser galardonado con la máxima condecoración de las letras: el Premio Nobel de Literatura. Pero las fuerzas del hoy en día octogenario se concentraron más en el discurso que pronunció en el círculo central del campo que en las fuerzas a la hora de ondear la bandera de su primer equipo.

Tal vez Mario Vargas Llosa aprendió a llevar de la mano el amor por ambos equipos merengues, Universitario y Real Madrid. Y si lo pensamos bien, puede que sufra el mismo mal que Maradona al creer que cuando opina lo hace con la pierna izquierda, sólo que el escritor piensa que lo hace a través de Lituma y sus demás personajes

 

Por: Obed Ruiz/@ObedRuizGuerra

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