La capacidad crítica, poder, impacto, democracia y pluralidad de los medios de comunicación son características indispensables para cualquier Estado libre. Sin embargo, la privatización de los medios dio paso -es preciso aclarar que no en la totalidad de los casos- al uso ilegítimo del ejercicio de la opinión pública. La información utilizada al servicio de intereses políticos económicos cupulares, campañas de desprestigio a personajes determinados, enaltecimiento a ciertas figuras y desinformación con intenciones políticas… son algunas de las migajas diarias de los medios de comunicación (claro, también los medios deportivos).
Para equilibrar la balanza, el Estado tiene como responsabilidad el fortalecimiento de los medios de comunicación públicos. Esto gracias a la Ley Federal de Radio y Televisión de 1960, misma que, a pesar de distintas reformas entre 2003 y 2006, no ha evitado efectivamente la monopolización de los medios.
«De ésta manera, mediante esta figura jurídica el Estado podrá prestar el servicio de radio y televisión sólo mediante la figura jurídica de medio de Estado para el cumplimiento de sus fines, considerando que éstos son de servicio público y de carácter no lucrativo», escribe Javier Esteinou, especialista en periodismo para la revista especializada en comunicación Razón y palabra.
A esto hay que agregar que otra de las múltiples finalidades de los medios de comunicación públicos es ser un escaparate para contenidos críticos con un corte académico e investigativo -en la mayoría de los casos- y, en general, sin tendencias partidistas marcadas. A pesar de esto, en 2019 con el nuevo sexenio, estamos ante una nueva concepción de dichos espacios.
Los programas sobre futbol que la televisión pública nos regaló
Antes que nada, dejemos en claro que son contadas las relaciones entre medios de comunicación públicos y futbol. El balompié sigue estigmatizado dentro de las expresiones artísticas-culturales, eje del cual se nutren principalmente dichos medios.
De este modo, algunos de los ejemplos rastreados se dieron en Canal Once y en Canal 22. En este último encontramos Ludens, un programa de análisis deportivo conducido por el escritor Juan Villoro, el periodista Mauricio Mejía y Jordi Arenas. La temática de Ludens en nada se parecía a las encarnizadas mesas de debate tradicionales, pues los presentadores analizaban al deporte a través de sus relaciones con la política y el arte, haciendo de las metáforas y pase filtrado a las mentes de los televidentes mexicanos.
Por su parte, Canal Once aún cuenta con programas deportivos dentro de su parrilla de contenidos. El primer ejemplo es Palco a Debate, conducido por Alfredo Domínguez del Muro, periodista que cubrió nueve Copas del Mundo. Esta producción reúne a expertos de distintas ramas, entre ellas el futbol, para discutir sobre la actualidad del deporte o recordar hazañas pasadas.
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El Deporte de Noche es otro de los contenidos que Canal Once mantiene. Conducido por Edgar Valero, la temática gira sobre grandes protagonistas del deporte. Por ejemplo, Antonio “La Tota” Carbajal, Luis Roberto Alves Zague, Carlos Hermosillo y César Luis Menotti.
El último ejemplo es Leyendas del Futbol Mexicano. Con éste, Canal Once pretende «mostrar esa pasión por el futbol a través de la mirada y la trayectoria de futbolistas legendarios nacidos en este país». Dentro de la gama de figuras populares encontramos a «Panchito» Hernández, Chava Reyes, Ignacio Trelles, entre otros.
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IMER, Reactor, recortes y la vorágine de los medios de comunicación públicos
Con la llegada de la llamada 4T («cuarta transformación») encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, las políticas de austeridad comenzaron a mermar distintas áreas sociales, deportivas y artísticas. Ejemplo de ello son los distintos recortes a estancias infantiles, sistema de salud, programas sociales, CONADE, las becas de FONCA… la lista es larga.
Ahora tocó a los medios de comunicación. «Vamos a actuar con austeridad en el manejo de los fondos dedicados a la publicidad. Se disminuye gasto de publicidad en un 50% con relación a lo que se ejercía anteriormente», señaló AMLO en abril de 2019. Los gobiernos anteriores entregaban cerca de 10 mil millones de pesos en concepto de pagos por publicidad, y ahora, el presupuesto rondará los 4 mil millones de pesos.
Este hecho produjo un verdadero cisma en medios como el Instituto Mexicano de la Radio (IMER). De acuerdo con el sitio web Plumas Atómicas, IMER tuvo que recortar el 35% de su personal debido a los recortes presupuestales. Producto de esto, la emisora tendría que dar por finalizado varios de sus contenidos, entre ellos Reactor 105.7 FM, sector que anunció a través de twitter lo siguiente: «A nuestros radioescuchas y público en general: Debido a la restricción presupuestal que está atravesando @imerhoy, la estación solo transmitirá música continua a partir del 1 de julio».
A este anuncio, además de la disminución de contenidos, se sumó la renuncia del renombrado periodista Ricardo Raphael al programa Réplicas. A raíz de las protestas mediáticas, el gobierno de México anunció que se establecerán medidas de ajuste que no afecten al instituto.
Jesús Ramírez Cuevas, vocero de Presidencia, agregó que ningún programa corre peligro en el IMER, sino que se trata de una cuestión de reajuste en presupuestos. Afirmó también que el gobierno inyectará dinero para que dicha emisora pueda seguir operando de la misma manera que lo hacía. A esto se sumó la acción de la Secretaría de Educación Pública, institución que otorgará 19.3 millones de pesos, para que el IMER continúe.
A pesar de la respuesta gubernamental, salieron a la luz problemas puntuales. Por ejemplo, la figura laboral del freelance. De acuerdo con Ramírez Cuevas, los afectados por los recortes son loe trabajadores eventuales contratados por prestaciones de servicios. De hecho, Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, el 80% de los contenidos se realizan por medios de honorarios, es decir, trabajadores que no son de base.
Esto genera que los recortes, como fue el caso de los ingresos por publicidad, ataquen directamente a quienes no forman parte directamente del instituto. IMER debe preocuparse por reestructurar el sistema laboral interno, ajustar y planear contenidos para que los trabajadores eventuales no se vean afectados, o bien sean complemento más no sostén de la programación.
El caso del IMER demuestra lo necesarias que son las reestructuraciones de las instituciones públicas, sin embargo, no deben hacerse a raja tabla -menos en un tema tan delicado como la cultura-.
Debemos reflexionar sobre la necesidad de los medios de comunicación públicos. Son una salida crítica a la parrilla repetitiva y monótona que satura de información sin análisis ni contexto. Estos medios de corte cultural son necesarios para ampliar la discusión. En el caso del futbol, son el camino para desmitificar al deporte más bello del mundo, además de ello, son tribunas donde se cuenta la historia del deporte de una manera distinta.
Por: José Macuil García